Si echas la vista atrás, seguro que recuerdas aquella película de tu infancia que podías ver en bucle sin cansarte. Te sabías de memoria cada diálogo, cada canción e incluso los gestos de los personajes. Hoy, muchos padres reviven esa misma escena con sus hijos pequeños, y aunque para los adultos resulte incomprensible o incluso aburrido, detrás de esta elección se esconde un gran proceso de aprendizaje y desarrollo.
El psicólogo Javier de Haro lo resume de manera muy clara: “A nosotros nos cuesta entenderlo, porque a los adultos lo repetitivo nos cansa, pero a ellos no. Cuando algo les gusta, lo repiten hasta la saciedad por varios motivos”. El primero de ellos tiene que ver con la seguridad. Al ver la misma película o escuchar el mismo cuento, los niños saben lo que va a pasar, anticipan las escenas y comprenden mejor lo que ocurre. Esa previsibilidad les aporta una enorme sensación de satisfacción y control.

Niños mirando una película
El segundo motivo es el aprendizaje. Lejos de ser una pérdida de tiempo, la repetición es una de las herramientas más efectivas en la etapa infantil. “Los niños pequeños aprenden observando, haciendo, pero también con la repetición”, recuerda de Haro. Y no se trata solo de memorizar. Con cada visionado o cada cuento repetido, los pequeños incorporan vocabulario nuevo, expresiones útiles y hasta fórmulas para resolver situaciones de la vida diaria. En otras palabras, están entrenando su lenguaje, su pensamiento y su capacidad de enfrentar problemas cotidianos, todo ello mientras disfrutan de su historia favorita.
Cuando les repetimos un cuento una y otra vez, aprenden vocabulario, aprenden expresiones, aprenden cómo resolver situaciones del día a día
El tercer beneficio tiene que ver con la sorpresa. Aunque parezca contradictorio, incluso cuando repiten algo decenas de veces, los niños siguen encontrando matices nuevos. “Cada vez van viendo detalles nuevos, matices que antes o no se habían dado cuenta o no comprendían”, señala de Haro. Esa capacidad de fijarse en lo pequeño y reinterpretar lo conocido alimenta su curiosidad y afina su observación.
Para los padres, sin embargo, la experiencia puede ser desesperante. Ver la misma película decenas de veces resulta tedioso, y no siempre es fácil mantener la paciencia. Pero el consejo del psicólogo ha lanzado un mensaje tranquilizador a los padres y asegura que no hay nada de qué preocuparse. “Si tienes un hijo pequeño y le gusta mucho algo, lo vas a repetir muchas veces. Así que paciencia y piensa que es bueno para él”, concluye.