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Gustavo Garriga, dermatólogo: “Si estás sufriendo estrés en estos momentos, puede que en Navidad notes que se te cae el pelo”

BIENESTAR

Muchas veces atribuimos la caída del cabello al estrés, a los cambios hormonales o incluso a la llegada de una nueva estación

Gustavo Garriga, dermatólogo

A todos nos ha pasado alguna vez: mirarnos al espejo o pasar la mano por el cabello y notar más pelos de lo normal en la almohada o en el cepillo. Aunque es algo natural, puede preocuparnos cuando se vuelve más evidente. Muchas veces lo atribuimos al estrés, a los cambios hormonales o incluso a la llegada de una nueva estación. Pero… ¿realmente el estrés es el culpable de la caída del cabello?

“Sí y no. Realmente cuando se nos cae el pelo más de lo normal, eso tiene un nombre y se conoce como efluvio”, apunta el dermatólogo Gustavo Garriga. El efluvio es una alteración temporal y reversible en el ciclo del crecimiento del cabello que provoca una caída brusca y difusa, generalmente a causa de diversos factores.

¿Cómo funcionan los efluvios? El cabello pasa por un ciclo de crecimiento, conocida como la fase anágena, por un reposo (catágena) y una caída (telógena). Un efluvio ocurre, normalmente, cuando un número significativo de folículos pilosos, que deberían estar en fase de crecimiento, pasan de forma prematura a la fase telógena, lo que provoca una caída de cabello más abundante de lo habitual. 

Caída pelo

Getty Images

“Los efluvios suelen ocurrir típicamente 3 o 4 meses después de un desencadenante que tuvo lugar en el pasado”, apunta. Los desencadenantes pueden ser muy variados, y es cierto que el estrés es uno de ellos, pero también se puede dar por otras causas. “Haber dejado medicamentos como los anticonceptivos, haber dado a luz, haber pasado infecciones como por ejemplo virales, algo que era muy típico que ocurriera en el contexto del COVID, cambios de estación, haber pasado por una cirugía, tener déficits nutricionales o cambios en la alimentación o por ejemplo no tener unos niveles 100% adecuados de la hormona tiroides o por ejemplo de hierro en sangre”, explica el dermatólogo en el vídeo. 

Además, hay que tener en cuenta que hay diferentes tipos de efluvio. Existe el efluvio telógeno agudo, que es la forma común y se produce porque lo desencadena un evento y dura menos de seis meses, o el efluvio telógeno crónico, si la caída del cabello se prolonga más de seis meses. En este último caso, sería necesario investigar más a fondo las causas para encontrar una solución o mejoría ante la caída. 

Una de las cosas más curiosas sobre los efluvios es que, aunque el estrés es un factor frecuente, no siempre se manifiesta de manera inmediata. Como el ciclo de crecimiento capilar tiene una duración de varios meses, es común que la caída del cabello no se note hasta tres o cuatro meses después de haber experimentado una situación estresante o un cambio importante en la vida.

Esto puede ser frustrante, ya que muchas veces la persona no conecta la caída del cabello con el evento estresante que sucedió hace tanto tiempo. Además, en algunos casos, los efluvios pueden no ser tan evidentes a simple vista, pero al mirar el cuero cabelludo con más detalle, se pueden notar pequeños cabellitos más cortos que están en la fase de crecimiento, lo que indica que el ciclo del cabello está volviendo a la normalidad.

Caída pelo

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Un dato curioso es que no solo los humanos sufren efluvios capilares. Otros mamíferos también pueden tener este tipo de alteraciones en el ciclo del crecimiento del pelo, sobre todo cuando están sometidos a estrés, cambios de estación o incluso durante la muda. Sin embargo, el cabello humano tiene una capacidad de recuperación mucho más lenta en comparación con algunos animales.

Por ejemplo, los gatos o los perros, pueden pasar por ciclos de muda más rápidos y eficaces que les permiten mantener su pelaje saludable sin muchas consecuencias. En cambio, en los humanos, aunque la caída del cabello debido a un efluvio sea algo temporal, puede generar preocupación y ansiedad, lo que, encima, puede agravar aún más el estrés y contribuir a un círculo vicioso.