Siete de cada diez personas admite no leer de manera habitual las etiqueta s de los alimentos, según un estudio llevado a cabo por la Fundación Española de la Nutrición (FEN). Esto significa que muchas personas no son realmente conscientes de los productos que consumen en su día a día, así como desconocen la verdadera calidad de estos y qué tantos beneficios aportan a su organismo. ¿Por qué sucede este fenómeno? Otro dato del estudio parece dar con la clave, ya que siete de cada diez consumidores consideran que el etiquetado de los alimentos no proporciona una información clara y está repleto de términos difíciles de entender. De hecho, el estudio de la FEN revela que solo un 6% de los consumidores asegura comprender las etiquetas de los productos. Y esto puede llevar a confusiones y malentendidos, como el hecho de creer que se están consumiendo alimentos de calidad, cuando esto no es así.
El desconocimiento acerca de la información del etiquetado de los productos es un problema para los consumidores
Si bien organismos como la FEN demandan un sistema de etiqueta que ofrezca información más clara y accesible, por el momento, el mejor remedio implica aprender a ‘traducir’ estas etiquetas. Jonathan Aguilar, entrenador, expone esta problemática en una publicación realizada en su perfil de la red social de Instagram. ”¿Crees que por poner que algo tiene un 92% de carne ya es un buen embutido? Si el resto de lo que pone parece un examen de química, no es comida”, advierte. El experto destaca la importancia de aprender a comprender la información de los productos alimenticios. Puesto que se trata de la única forma de asegurarse de saber qué ingredientes conforman los alimentos que se compran en el supermercado. Y, especialmente, qué cantidad de cada uno de ellos contienen. “Lees la etiqueta y piensas que lo estás haciendo bien, pero giras el paquete y te están colando más aditivos que en una fábrica de plásticos”, alerta.
Otra muestra de este desconocimiento la expone el estudio realizado por la FEN, en este caso, en relación a productos como los caldos, ya que existe un “escaso” conocimiento acerca de la composición real de estos. “El 44 % de los encuestados desconoce que el contenido de pollo en estos productos puede oscilar entre el 2 % y el 33 %. De hecho, la mitad de los caldos disponibles en el mercado contienen como máximo un 2 % de carne, lo que refuerza la necesidad de contar con un etiquetado más claro y accesible”, reconocen desde la FEN, en base a los resultados de su estudio.