Cuando no nos sentimos a gusto con nuestro cuerpo, el primer pensamiento automático que surge en nuestra mente es: “tengo que hacer dieta”. Con el tiempo, la sociedad nos ha inculcado de forma extrema que las dietas son la solución cuando no nos sentimos bien. Mientras tanto, si tenemos ansiedad, comemos de forma automática y, poco a poco, para muchas personas la comida se convierte en un campo de batalla.
Los sube y baja constante de peso se vuelven rituales y se entra en una rueda en la que toca empezar dieta de nuevo. Sin embargo, recurrir otra vez a la dieta no es la solución, y así lo defiende la experta May Morón. La especialista es coach, especializada en nutrición emocional, aceptación corporal y hábitos saludables. Con más de 13 años de experiencia, acompaña a mujeres cansadas de las dietas y de luchar con sus cuerpos hacia una transformación integral de su relación con la comida y consigo mismas.
Más dieta, más desconexión
“La clave para mejorar la relación con la comida no empieza en el plato, sino dentro de ti”, explica May Morón. “El cómo te relacionas con la comida es un reflejo de tu historia y experiencia personal: tus creencias, tu educación, la cultura de dieta en la que hemos crecido, tus emociones, tus hábitos y tu autoestima. Si no se trabaja ahí, ninguna dieta será solución a largo plazo”.

Primer plano de joven mujer feliz comiendo pasta en la mesa de comedor
Por eso, comenzar a castigarse con ejercicio excesivo, contar calorías o prohibirse alimentos no construye una relación sana con la comida. De hecho, lo que hace es generar culpa, frustración y desconectarnos de las señales naturales de hambre que emite nuestro cuerpo. En lugar de eso, Morón defiende un cambio interno con un enfoque integral que incluya la gestión emocional.
De este modo, recomienda aprender a manejar las emociones sin recurrir a la comida como vía de escape; la revisión de creencias, para actualizar las ideas limitantes sobre el cuerpo, la comida y el peso; y la creación de hábitos sostenibles, implementando cambios duraderos y no soluciones temporales.
También destaca la importancia de reeducar el diálogo interior, transformando la voz crítica y castigadora; practicar el autocuidado sin restricciones, aprendiendo a cuidarse sin dietas; y recuperar el placer de comer sin culpa. Todo ello se complementa con el respeto corporal, habitando el cuerpo desde la aceptación y el amor propio, y no desde el rechazo.
Un cambio de paradigma necesario
Actualmente, muchas personas asocian el bienestar con la pérdida de peso, pero va mucho más allá, y la experta propone mirar desde otra perspectiva. “El peso saludable, que no ideal, llega como consecuencia de un cambio de enfoque, de dentro hacia afuera. Menos dieta y más autoconocimiento, autocuidado y amor propio”.
Morón recuerda que no se trata de un camino rápido ni fácil, pero sí es la opción que mejor funciona a largo plazo. Invita a reflexionar con estas preguntas: ¿Alguna dieta te ha hecho feliz? ¿Cuántas más necesitas hacer para darte cuenta de que no es el camino que te dará paz con la comida?