El flan es uno de los postres más queridos en la gastronomía. Su textura suave, su sabor delicado y ese característico caramelo que lo recubre lo convierten en un clásico que nunca pasa de moda. Sin embargo, aunque parece un postre sencillo de disfrutar, pocos saben cuál es la manera correcta de comerlo. Y es que, según la experta en protocolo y etiqueta María José Gómez y Verdú, quien lo describe como “un noble postre”, el flan merece un trato digno, muy distinto al que suele recibir en la mesa.
“Muchos insisten en comerlo como si se tratase de un vaso de gelatina”, advierte Gómez. Esta costumbre de mover el plato para que el flan se deslice hasta la cuchara o incluso succionarlo directamente del recipiente es, según la experta, un error de etiqueta que desmerece la elegancia del postre.
El flan es uno de los postres más queridos en la gastronomía
Otro fallo frecuente es el de usar los dedos para empujar aquellos trocitos que no quieren deslizarse dentro de la cuchara. “Y menos aún debemos chupárnoslo después de hacerlo”, recalca la experta. Porque además de ser poco estético, interrumpir el uso de los cubiertos para utilizar las manos rompe con las normas básicas de comportamiento en la mesa.
La forma correcta de comerlo es coger la cucharilla, cortar un pequeño trozo y ayudarse con el tenedor para colocarlo antes de llevarlo a la boca
Entonces, ¿cómo se debe comer este icónico postre? La experta lo explica paso a paso: “Primero cogemos la cucharilla, troceamos un pedacito y nos ayudamos con el tenedor a posicionarlo dentro. Y de aquí a disfrutarlo como si de una sinfonía se tratase”.
Este procedimiento, además de resultar visualmente elegante, permite que cada bocado mantenga su forma y textura, haciendo que la experiencia sea mucho más placentera. El uso del tenedor es fundamental para que la porción llegue intacta a la cucharilla sin desmoronarse y, por supuesto, para evitar que nos manchemos las manos.
Para disfrutar plenamente de este postre, la presentación también cuenta. Los expertos en etiqueta recomiendan servir el flan en platos individuales y acompañarlo siempre de una cucharilla y un tenedor de postre. Si quieres darle un toque especial en casa, también puedes decorarlo con una fina capa de caramelo líquido adicional, frutas frescas como frambuesas o fresas cortadas, o incluso un poco de nata montada en el lateral. Además, desmoldarlo con cuidado es clave para que conserve su forma perfecta: basta con pasar un cuchillo fino por los bordes antes de volcarlo en el plato. Estos pequeños detalles convierten un simple flan en un postre digno de cualquier ocasión especial.


