Victoria Camps, filósofa y profesora emérita, reflexiona en El Faro de la Cadena SER sobre cómo el ideal de libertad moderna se ha transformado en un permiso para satisfacer deseos inmediatos, dejando de lado el sentido de deber y la consideración hacia los demás.
En su conversación con Mara Torres, Camps asegura que vivimos en una cultura donde “la libertad es conseguir todo lo que deseas”, algo promovido por una economía consumista que prioriza lo que cada uno quiere frente a lo que deberíamos hacer colectivamente.
Para la autora de La sociedad de la desconfianza, esa idea ha ido reduciendo la libertad a “hacer lo que quiero” o “satisfacer mis deseos”, sin pensar en el impacto sobre el bien común. Cree que esta orientación nos ha llevado a encerrarnos en burbujas sociales, donde cada individuo actúa de forma aislada, desconectado de la responsabilidad mutua. Un efecto visible, dice Camps, es la soledad, sobre todo en la vejez: “La soledad es una consecuencia de la libertad y de la independencia, pero no sabemos estar solos. Y cuando la soledad llega, nos desarma”.
Envejecer con dignidad exige prepararse antes
Libertad, consumo y responsabilidad
Camps advierte que muchas personas afrontan la vejez solo cuando ya existen pérdidas físicas o de relaciones cercanas. Su propuesta es que para envejecer bien es necesario cultivar pasiones, aficiones o actividades que mantengan presente el sentido personal, algo que nos conecte con nosotros mismos cuando lo demás vaya faltando. No basta con cuidados externos. Es crucial prepararse internamente para vivir con menos calidad física, aceptando que la edad trae limitaciones, pero no anulaciones de sentido.
“La soledad es una consecuencia de la libertad y de la independencia, pero no sabemos estar solos”
En su análisis filosófico, Camps señala que vivimos en una economía que alimenta la idea de que más deseos satisfechos equivalen a más libertad.
Sin embargo, afirma que esta visión carece de límites y de reflexión ética. Si la “libertad” se convierte en hacer lo que apetece sin preguntarse “¿qué debo hacer?”, se vacía de su dimensión moral. Para ella, la verdadera libertad debe incluir conciencia del otro, responsabilidad, y un sentido de interdependencia.
Al final, lo que Victoria Camps plantea no es solo una reflexión teórica. Esa manera individualista de entender la libertad, dice, ya está afectando a nuestras relaciones, a cómo nos sentimos por dentro y a cómo llevamos el paso del tiempo.
Por eso, propone que empecemos a cuidar también esa parte. Es decir, pensar un poco más en los demás, en cómo nos acompañamos, y en cómo queremos vivir los años que tenemos por delante.


