En una sociedad como la nuestra, caracterizada por ritmos de vida acelerados y agendas cada vez más cargadas, es muy común que dormir bien pase a un segundo plano. Muchas personas priorizan sus responsabilidades diarias y restan importancia al descanso, pensando que “ya recuperaré el sueño el fin de semana”. No obstante, esta tendencia a sacrificar horas de sueño por productividad puede comprometer nuestra salud.
Así lo recalca Elisa Sacal, médica integrativa y experta en sueño, que advierte que dormir menos de las horas necesarias obliga al metabolismo a realizar un esfuerzo adicional para producir energía, lo que puede provocar, a largo plazo, el desarrollo de diabetes tipo 2.
Dormir bien no es un lujo, sino una necesidad biológica esencial.
La relación entre la falta de sueño y la diabetes se explica por la manera en que nuestro cuerpo almacena y gestiona la energía. Es decir, cuando no dormimos lo suficiente, el organismo interpreta esta situación como una amenaza y activa mecanismos de defensa que normalmente se reservan para emergencias energéticas. Eso altera la forma en que metabolizamos los carbohidratos y, en consecuencia, provoca un aumento de glucosa en sangre. “Cuando no duermes lo suficiente, tu cuerpo recibe una señal de alerta: se vuelve más sensible a los carbohidratos, aumenta la glucosa en sangre y produce más insulina. Con el tiempo, esto puede elevar el riesgo de resistencia a la insulina y diabetes”, afirma.
“Cuando duermes mal, tu cuerpo al día siguiente obtiene energía más rápido, pero el problema es que la glucosa aumenta. El problema es que se va subiendo más tu glucosa y si esto se mantiene a lo largo de días o semanas, puede incrementarse la resistencia a la insulina y, con los años, aumenta tu riesgo de diabetes”, señala. A corto plazo, este mecanismo permite al organismo mantener los niveles de energía durante el día. Sin embargo, cuando dormir poco o mal se convierte en un hábito, el efecto se vuelve perjudicial.
Cuando duermes mal, tu cuerpo al día siguiente obtiene energía más rápido y empieza aumentar la glucosa
El cuerpo se acostumbra a estar en “alerta”, lo que mantiene elevados los niveles de insulina y favorece la resistencia a esta hormona, un factor clave en el desarrollo de diabetes tipo 2. Diversos estudios confirman esta relación entre sueño y metabolismo y, uno de los más recientes es Habitual Short Sleep Duration, Diet, and Development of Type 2 Diabetes in Adults (2024), publicado en JAMA Network Open. En esta investigación se analizaron datos de más de 250.000 adultos durante una década, y los resultados mostraron que quienes dormían entre 3 y 5 horas por noche tenían un riesgo significativamente mayor de desarrollar diabetes tipo 2, incluso cuando mantenían una alimentación saludable.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad en la que el cuerpo no utiliza correctamente la insulina, la hormona que permite que la glucosa, - un tipo de azúcar conocido por ser el principal combustible del organismo-, entre en las células para producir energía. Como consecuencia, el azúcar se acumula en la sangre y puede dañar distintivos órganos con el tiempo. A diferencia de la diabetes tipo 1, puede prevenirse en gran medida con hábitos saludables, entre ellos, dormir lo suficiente, lo que para la mayoría equivale a unas siete horas por noche.
Dormir bien no es un lujo, sino una necesidad biológica esencial; no solo permite mantenernos con energía, sino también proteger nuestro metabolismo y bienestar general. Para un buen descanso, es fundamental evitar distracciones durante la noche, como el uso de aparatos electrónicos, para que, de este modo, el cerebro reciba menos estímulos y pueda activar la producción de melatonina, la hormona del sueño.
