“Es que no puedo pensar en eso”. Seguro que en más de una ocasión más de uno se ha visto en esta tesitura. Unos momentos en los que algo nos preocupa y no podemos dejar de pensar en ello, manteniendo al cerebro constantemente en alerta tratando de resolver una situación que en un principio no tiene solución posible -o múltiples soluciones y salidas- en ese momento.
La clave, como también todos saben, es no forzarse a dejar de pensar, sino tratar de relajarse. Ahora bien, también sabemos que los expertos recomiendan tratar de cambiar la relación que tenemos con nuestro pensamiento y emociones que se consideran negativas, como la preocupación, que muchos ponen al mismo nivel que el miedo, la tristeza o la ira.
Nazareth Castellanos habla sobre cómo controlar la 'rumiación' o los pensamientos obsesivos.
Ahora bien, tenemos que ser muy conscientes de que cuando la mente no se detiene, el cuerpo también se tensa. Nazareth Castellanos, neurocientífica, insiste que estos pensamientos no son nada más que “rumiación” o pensamientos obsesivos, generalmente desagradables, que no dejan de dar vueltas a lo mismo. “Ahí no estás pensando, no estás sacando información,no estás viendo a dónde hay que ir, no estás analizando, no estás contemplando, no. Ahí no hay aprendizaje”, señala la experta.
“Esa rumiación es uno de los grandes problemas de salud mental porque nos genera mucha ansiedad, nos genera mucho cansancio. Aunque te lo propongan dices, “Deja de pensar en eso.” No puedes hacerlo. Viene una y otra vez”, indica la neurocientífica, que incluso señala que cuando el problema es muy grande se puede llegar a perder la capacidad de pensar porque “se pierde el control cognitivo”.
Nazareth Castellanos habla sobre cómo controlar la 'rumiación' o los pensamientos obsesivos.
Castellanos reconoce que no es tan fácil no recurrir al pensamiento, pero propone otras herramientas ante esa rumiación. Por ejemplo, ayudarse con una palabra. La estrategia es sencilla y se basa en la repetición.
“El repetir una palabra -sea cual sea, que no tiene por qué tener ninguna connotación-, repites la palabra internamente, por ejemplo: ‘cámara, cámara, cámara’. ¿Por qué? Porque cuando tenemos mucha ansiedad, el cerebro tiende a aumentar el lenguaje”, explica. “Sin ese lenguaje no hay pensamiento”.
La experta continúa explicando que gracias a esta técnica, se puede controlar la respiración, que es precisamente donde está la clave. “Al repetir una palabra, moderas la respiración; estoy haciendo que mi respiración sea rítmica y regular, y esto hace que, en una situación estresante, el cerebro se calme”.
Otras herramientas para calmarse.
- Técnicas de respiración.
- Reservar un momento del día -breve- para “preocuparte” y no invadir todo el día con preocupaciones.
- Practica la gratitud y vuelve al presente. Reduce la carga de los pensamientos repetitivos.
- Escríbelo en papel y señala qué no puedes controlar y qué sí puedes hacer ahora.
- Cuida tu cuerpo. Practica ejercicio. Un cuerpo cansado alimenta la mente ansiosa.
