El teléfono móvil se ha convertido en uno de los dispositivos más importantes de nuesta vida. Nos permite la comunicación constante, el acceso a información inmediata, la gestión de tareas diarias, el entretenimiento y la seguridad en situaciones de emergencia.
Por este motivo, los smartphones se han vuelto herramientas esenciales en la vida moderna, facilitando la conexión con el mundo, el trabajo remoto, el acceso a servicios y la interacción social. Sin embargo, no siempre es recomendable contar con un teléfono móvil, especialmente en el caso de las personas más jóvenes.
From the living room sofa
Así lo asegura el psiquiatra y creador de contenido estadounidense Daniel Amen en una de sus últimas publicaciones. El experto asegura que los niños menores de 13 años no deben contar con smartphone propio, puesto que el dispositivo puede tener consecuencias negativas en su salud mental.
El psiquiatra menciona el estudio Protecting the Developing Mind in a Digital Age: a Global Policy Imperative, de Tara C. Thiagarajan et al. Según las investigaciones llevadas a cabo por el grupo de científicos, “los niños que poseen teléfonos inteligentes antes de los 13 años podrían tener peores resultados en su salud mental cuando sean mayores”.
El uso del teléfono desde una edad temprana puede transformar el cerebro en desarrollo, haciendo que los jóvenes sean menos resilientes y más propensos a las dificultades”
El estudio, publicado en la revista Journal of Human Development and Capabilities, analizó los resultados de cuestionarios autoadministrados de más de 100.000 jóvenes adultos de entre 18 y 24 años, revelando algo alarmante: cuanto más pequeños son los niños cuando reciben su teléfono, peor es su salud mental al comienzo de la edad adulta.
Según Amen, casi la mitad de las mujeres jóvenes que recibieron un teléfono inteligente entre los 5 y los 6 años “ahora reportan tener pensamientos suicidas”, una problemática que no debemos ignorar. “La exposición temprana puede reconfigurar los circuitos de control emocional en el cerebro, haciendo que los niños sean más vulnerables a la ansiedad, la depresión y la desesperación” asegura el psiquiatra, haciendo hincapié en un hecho: el uso del teléfono desde una edad temprana puede transformar el cerebro en desarrollo, haciendo que los jóvenes sean menos resilientes y más propensos a las dificultades.

