El otoño significa días más cortos, temperaturas más bajas y nuevos colores en las hojas de los árboles. Y, por supuesto, novedades en lo que respecta a los alimentos que están de temporada. Uno de los protagonistas de estos meses son las castañas, un fruto seco que llegó a la Península Ibérica por medio de los romanos, quienes se afanaron por extender esta especie autóctona de Italia por todo el Imperio romano, según explica la Fundación Española de la Nutrición (FEN). Esto no solo se debe a su sabor y a su gran versatilidad como ingrediente de recetas, sino a los beneficios de las castañas para el bienestar del organismo.
“Las castañas tienen fósforo, calcio, magnesio, potasio, no tienen muchas grasas y no tiene excesivas calorías”, asegura el enfermero Luis Cabezas Vallejo. En un vídeo publicado en su perfil de la red social de TikTok, aconseja incluir este fruto seco en la alimentación durante los meses de otoño. Además, destaca lo fácil que resulta incluirlas en las comidas, ya que las castañas se pueden consumir crudas, cocidas o incluso asadas, todo depende de las preferencias de cada persona. Y también pueden convertirse en grandes aliadas cuando se pretende mantener una alimentación orientada a la pérdida de grasa, por ejemplo. “Para la gente que esté haciendo dieta para tratar de controlar el peso, no tienen excesivas calorías”, señala el especialista.
Los beneficios para la salud de las castañas
Las castañas son un fruto seco que se caracteriza por su composición rica en fibra y en hidratos de carbono complejos, por lo que representan un alimento ideal para aportar energía al organismo, recuerda la FEN. Además, esta fibra también aporta otra serie de beneficios, por ejemplo, un mejor control de los niveles de colesterol, evitar los casos de estreñimiento e incluso prevenir algunos tipos de cáncer, apunta Paloma Gil, médico y especialista en Endocrinología y Nutrición. En definitiva, las castañas son un apoyo para la salud digestiva y para el fortalecimiento del sistema inmunológico.
También cabe destacar su contenido en vitaminas, minerales y antioxidantes. Concretamente son una fuente de vitamina C, un antioxidante que igualmente colabora en el refuerzo del sistema inmunitario y la acción de los radicales libres, y combate la fatiga, asegura Paloma Gil. Por otro lado, sus minerales, como son el fósforo, el calcio, el hierro, el zinc y el magnesio, enriquecen la dieta, lo que se traduce en beneficios tan variados como huesos y músculos más fuertes, mejor salud cognitiva o el fomento de un descanso de calidad.


