Rafa Guerrero, psicólogo: “Nunca digas a tu hijo que puede conseguir cualquier cosa si lucha por lo que quiere. Le harás creer que si no lo logra es porque no fue suficiente, y eso no es justo”

Crinza

Según explica el psicólogo, esta expresión, aunque bienintencionada, transmite un mensaje engañoso

Rafa Guerrero, psicólogo

Rafa Guerrero, psicólogo

ANA ENCABO

El deseo de todo padre o madre es ver a su hijo crecer feliz, seguro de sí mismo y alcanzando sus metas. Desde astronauta hasta futbolista o piloto de avión, los niños suelen planificar su futuro a lo grande, y los adultos acompañan esos sueños con frases cargadas de cariño y motivación. Sin embargo, aunque algunos de esos objetivos pueden lograrse con esfuerzo y disciplina, otros dependen también de factores menos controlables, como las oportunidades, el entorno, la educación recibida o incluso la suerte. Por ello, los psicólogos Rafael Guerrero y Milena González, expertos en desarrollo infantil, coinciden en que existe una frase muy común que los padres deberían evitar repetir: “Si luchas por lo que quieres, puedes conseguir cualquier cosa que te propongas”.

Según explica Milena González, esta expresión, aunque bienintencionada, transmite un mensaje engañoso. En apariencia inspira al niño a esforzarse, pero en el fondo puede generar una gran carga emocional a sus espaldas. “Al decirles que pueden conseguir cualquier cosa si se esfuerzan lo suficiente, les estamos enseñando que, si no lo logran, la culpa será suya. Que no trabajaron lo bastante o no quisieron de verdad. Y eso es injusto”, señala.

Madre hijo

Madre e hijo

pato welch

González subraya que, según su experiencia, muchos niños acaban desarrollando sentimientos de culpa e insuficiencia cuando, pese a su esfuerzo, las cosas no salen como esperaban. “Pesa mucho crecer creyendo que el fracaso depende siempre de uno mismo. Los pequeños terminan sintiéndose avergonzados, frustrados o incluso decepcionados de sí mismos, cuando en realidad hay factores que escapan a su control”.

Claro que es importante luchar, pero debemos recordarles que no todo depende de ellos

Rafa Guerrero,psicólogo

En la misma línea, Rafael Guerrero apunta que el mensaje de “todo es posible si te lo propones” desconoce una realidad fundamental: la vida no siempre responde a la meritocracia ni al esfuerzo individual. “Claro que es importante luchar, esforzarse y marcarse metas —explica—, pero debemos recordarles que no todo depende de ellos. No porque un niño se esfuerce mucho va a convertirse en un deportista de élite o en un músico reconocido”. En la vida adulta, además, el logro no siempre guarda una relación directa con el mérito: en el ámbito laboral, en muchas ocasiones, influyen factores como los contactos, las oportunidades y el contexto, de modo que esforzarse no garantiza por sí solo un determinado resultado.

El psicólogo recalca que es importante seguir transmitiendo a los más pequeños que la constancia y la disciplina son valores esenciales, pero que deben acompañarse de realismo y contexto. “No se trata de apagar sus sueños, sino de enseñarles que hay límites: de tiempo, de recursos o de capacidades”.

Los pequeños terminan sintiéndose avergonzados, frustrados o incluso decepcionados de sí mismos

Milena González,psicóloga

Ambos expertos proponen sustituir ese tipo de frases por otras que fomenten la responsabilidad sin caer en la presión. En lugar de insistir en que “todo es posible”, sugieren decir algo como: “Esfuérzate y da lo mejor de ti; yo estaré aquí para acompañarte, pase lo que pase.” Según González, este enfoque combina el realismo con la contención emocional que los niños necesitan: “Les enseñas que hay cosas que dependen de ellos y otras que no, pero que en todas las situaciones se puede aprender. Y eso les da confianza, no miedo.”

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Los psicólogos subrayan que crecer no significa alcanzarlo todo, sino aprender a seguir intentándolo con amor y sin culpa. A su juicio, los padres deberían fomentar la perseverancia sin transformarla en una exigencia constante, porque el objetivo no es criar pequeños triunfadores, sino adultos capaces de manejar la frustración y que sepan disfrutar del proceso, incluso cuando el resultado no es el esperado.

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