La proteína en polvo se ha convertido en uno de los suplementos más populares entre las personas que hacen deporte regularmente: un estudio de la Universidad de Granada indica que más de la mitad de las personas que van al gimnasio consumen suplementos, y el 30% de ellas elige las proteínas en polvo.
Sin embargo, este suplemento podría resultar igualmente beneficioso para aquellas personas que no hacen deporte. Así lo desvela el cardiólogo y divulgador en redes Aurelio Rojas, el cual ahonda en su última publicación en la proteína en polvo y sus múltiples usos.
Una mujer preparando un batido de proteínas en casa
“La evidencia científica es muy contundente: en personas sanas, el consumo de proteína en polvo es seguro y tiene beneficios metabólicos, musculares y funcionales demostrados” comienza señalando el experto. Según Rojas, los estudios muestran que la proteína, combinada con entrenamiento, puede aumentar la masa muscular hasta un 27 % y mejorar la pérdida de grasa y la recuperación post-ejercicio o post-cirugía.
En cuanto a las personas que se benefician más de este suplemento, destacan los deportistas de fuerza o resistencia, los mayores de 50 años, debido a la sarcopenia; las personas con sobrepeso, puesto que mejora la saciedad y el metabolismo; los pacientes en recuperación y los vegetarianos o veganos.
La proteína en polvo no sustituye una alimentación equilibrada,pero es una herramienta segura y eficaz para alcanzar tus requerimientos diarios cuando la dieta no llega”
Asimismo, Rojas desvela aquellas personas que deben evitar la proteína en polvo, o intentar usarla bajo control médico: se recomienda no consumir este suplemento si eres una persona con enfermedad renal o hepática crónica, si alcanzas tus requerimientos proteicos a través de la alimentación o si tienes filtrado glomerular < 60 ml/min/1,73 m² o albúmina en orina.
En cuanto a las proteínas en polvo más eficaces, el cardiólogo destaca la whey protein isolate (aislada de suero de leche), y la proteína grass-fed (procedente de vacas alimentadas con pasto), la cual cuenta con una mejor calidad nutricional y perfil lipídico. Finalmente, Rojas hace una distinción dispuesto a arrojar luz sobre la cantidad de proteína que se debe consumir: las personas que hagan ejercicio leve o lleven un estilo de vida activo pueden consumir 1,2 g/kg al día, mientras que las que entrenan fuerza deben subir a 1,6 g/kg al día.

