Siobhan Mclernon, neurocientífica: “El tratamiento del ictus es una carrera contra el tiempo: cuanto más permanece el cerebro sin sangre y oxígeno, más células cerebrales mueren”
Salud
La falta de reconocimiento temprano de los síntomas de un ictus está relacionada con una mayor tasa de mortalidad
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Siobhan Mclernon, neurocientífica
El ictus puede ocurrirle a cualquiera, a cualquier edad y en cualquier momento. El número de casos entre adultos jóvenes menores de 55 años está aumentando en todo el mundo, y cada día en el Reino Unido alrededor de 240 personas sufren las consecuencias traumáticas y que cambian la vida de un ictus.
A veces, los médicos y las campañas de concienciación lo describen como un “ataque cerebral” para ayudar a la gente a entender que un ictus es tan urgente y potencialmente mortal como un infarto. Ambos suceden cuando el flujo sanguíneo se interrumpe de forma repentina, privando a los tejidos vitales de oxígeno y nutrientes.
Dos tipos principales de ictus
En el ictus isquémico, el flujo de sangre hacia el cerebro se bloquea, generalmente por un coágulo en un vaso sanguíneo. Sin oxígeno, las células cerebrales comienzan a morir, lo que puede provocar pérdida de movimiento, habla, memoria o incluso la muerte.
En el ictus hemorrágico, un vaso sanguíneo dentro del cerebro se rompe, a menudo debido a la hipertensión, que debilita las paredes de los vasos y los hace más propensos a romperse.
Tratar un ictus es una carrera contra el tiempo porque, como dicen los médicos, “el tiempo es cerebro”: cuanto más tiempo esté el cerebro sin sangre y oxígeno, más células cerebrales mueren. Los tratamientos que pueden disolver o eliminar un coágulo en un ictus isquémico, o reducir una presión arterial peligrosamente alta en un ictus hemorrágico, deben administrarse rápidamente para limitar el daño cerebral.
Cualquier persona con un ictus sospechoso debe ser llevada por los servicios de emergencia directamente a una unidad especializada en ictus. Los pacientes ingresados en estas unidades tienden a tener mejores resultados porque reciben atención experta de médicos específicamente formados en el tratamiento del ictus.
El ictus es una enfermedad cerebro vascular que puede alterar las funciones motoras de forma transitoria o permanente
La falta de reconocimiento temprano de los síntomas de un ictus está relacionada con una mayor tasa de mortalidad. El acrónimo FAST (Face, Arm, Speech, Time – Cara, Brazo, Habla, Tiempo) ha sido una piedra angular de la concienciación pública sobre el ictus durante más de 20 años.
Se desarrolló como una herramienta rápida de detección antes del ingreso hospitalario, ayudando a las personas a identificar los signos y buscar ayuda médica urgente.
FAST destaca los signos de advertencia más comunes, pero algunos ictus se presentan de manera diferente. Para asegurarse de que menos casos pasen desapercibidos, se añadieron síntomas adicionales como mareo, cambios en la visión y pérdida de equilibrio, creando así el acrónimo BE FAST:
B = Balance (Equilibrio): pérdida repentina de equilibrio o coordinación, mareo o sensación de que todo gira.
E = Eyes (Ojos): visión borrosa repentina, pérdida de visión en uno o ambos ojos, visión doble o dificultad para enfocar.
F = Face (Cara): debilidad o asimetría facial, con caída de un lado de la boca o del ojo.
A = Arm (Brazo): debilidad o entumecimiento en un brazo o pierna, normalmente en un solo lado del cuerpo.
S = Speech (Habla): dificultad para hablar, habla arrastrada, problemas para encontrar palabras o incapacidad para expresarse con claridad.
T = Time (Tiempo): es hora de llamar a una ambulancia. Anota la hora en que comenzaron los síntomas, ya que esto ayuda a los médicos a decidir cuál es el tratamiento más eficaz.
Otros signos de advertencia
Los síntomas de un ictus suelen aparecer de forma repentina y pueden variar de una persona a otra. Algunas personas, especialmente las mujeres, pueden experimentar síntomas distintos a los del acrónimo BE FAST.
Las mujeres son menos propensas a ser reconocidas como pacientes de ictus porque sus síntomas pueden diferir de los de los hombres. Estos pueden incluir fatiga repentina, confusión, náuseas, desmayo o debilidad general, en lugar de parálisis evidente o dificultad para hablar.
Otros posibles signos para cualquier persona incluyen dolor de cabeza intenso sin causa aparente, vómitos, dificultad para tragar, agitación o pérdida repentina de memoria. En algunos casos, la persona puede colapsar, perder el conocimiento o sufrir una convulsión.
A veces, los síntomas duran solo unos minutos u horas antes de desaparecer completamente en 24 horas. Esto puede indicar un Ataque Isquémico Transitorio (AIT), conocido también como “mini ictus”. Un AIT ocurre cuando el suministro de sangre al cerebro se interrumpe brevemente, causando síntomas temporales.
Analizar la posibilidad de ictus
La diferencia con un ictus completo es que el bloqueo se resuelve por sí solo antes de que se produzca un daño cerebral permanente. Sin embargo, un AIT sigue siendo una emergencia médica y una advertencia seria de que un ictus mayor podría ocurrir pronto.
Avances tecnológicos
La telemedicina se ha convertido en una herramienta clave para posibilitar diagnósticos rápidos y tratamientos tempranos. Mediante enlaces de vídeo seguros, los paramédicos pueden consultar con especialistas en ictus en tiempo real, incluso mientras aún están en el lugar o de camino al hospital. Esto permite diagnósticos más rápidos, decisiones más precisas y preparación inmediata para el tratamiento al llegar el paciente.
Por ejemplo, algunas ambulancias ya funcionan como unidades móviles de ictus, equipadas con escáneres cerebrales y medicamentos para disolver coágulos.
En Londres, las videollamadas entre médicos y paramédicos en el lugar de la emergencia han ayudado a acelerar la atención y dirigir a los pacientes al centro de tratamiento más adecuado.
Mientras la telemedicina conecta a los especialistas con los paramédicos en movimiento, otras herramientas están acercando la ayuda médica directamente a los pacientes a los pocos minutos de una llamada al 999.
La aplicación GoodSAM, desarrollada inicialmente para mejorar la supervivencia tras una parada cardíaca, alerta a socorristas capacitados cercanos para que inicien la reanimación antes de que llegue la ambulancia. La plataforma ahora también da soporte a otras emergencias potencialmente mortales, incluido el ictus.
Cuando alguien pide ayuda, el sistema identifica al personal clínico o voluntarios capacitados más cercanos y los envía al lugar mientras los paramédicos están en camino. Estos primeros respondedores pueden realizar una evaluación rápida, aplicar primeros auxilios básicos, tranquilizar al paciente y su familia, y ayudar a registrar información clave, como la hora en que comenzaron los síntomas.
Al combinar tecnología digital, voluntarios entrenados y comunicación rápida, la aplicación ayuda a reducir el intervalo crítico entre el inicio de los síntomas y el tratamiento hospitalario: un periodo en el que, literalmente, cada minuto cuenta.
Un ictus puede atacar de forma repentina y sin previo aviso, pero el reconocimiento rápido y la atención médica inmediata pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Aprender los signos del BE FAST y actuar de inmediato puede salvar una vida, proteger el cerebro y preservar la capacidad de hablar, moverse y pensar.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.