Por qué necesitamos pensar menos para vivir mejor

Escuela de vida

La enfermedad de pensar nos afecta en estos tiempos en los que la sobreinformación y los estímulos nos dispersan. Si dejamos de pensar sobre tantas cosas, nos relajamos

Mujer

Las expresiones faciales de una mujer reflejando diferentes emociones 

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Dejar de pensar es prácticamente imposible, pero sí podemos reducir la cantidad de pensamientos que procesamos. Cuando estamos cargados de ideas y estímulos mentales podemos entrar en un monólogo interior o en una cadena de pensamientos que de una parte, no nos dejan escuchar al otro, y de otra, nos sobrecargan el cuerpo. Cuando uno piensa no escucha y tal vez va siendo hora de que aprendamos a tener en cuenta lo que los demás nos dicen, o simplemente lo que la experiencia y el entorno nos ofrecen. Atrapados en nuestros pensamientos podemos ser presos de un monólogo interior retórico y esclavizante. Si esto es así, acabamos desarrollando migrañas, dolores de cabeza y todo tipo de síntomas que demuestran la saturación de nuestro cuerpo.

Precisamente, la relación cuerpo mente es uno de los caminos para solucionar este problema. Si en vez de pensar tanto, bajamos al cuerpo y conectamos con nuestros sentidos, la mente se desconecta de los pensamientos para entrar en las sensaciones. Este puede ser un primer estadio para reducir nuestro ruido mental y pensar menos.

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El japonés Ryunosuke Koike, un joven monje budista es el autor del best seller internacional La práctica de no pensar (Penguin), libro en el que expone algunas de estas soluciones. Las herramientas principales para dejar de pensar o al menos tratar de filtrar nuestros pensamientos vienen de disciplinas tan conocidas como la meditación o el mindfulness.

Uno de los aspectos más importantes para mejorar nuestro bienestar es saber controlar el flujo de nuestros pensamientos negativos. Desgraciadamente, éstos suelen ser los que tienen más fuerza y acaban generando ansiedad o estrés. Estas son algunos de los problemas del pensar demasiado y algunas soluciones a nuestro exceso de pensamiento.

La enfermedad del pensamiento


  1. Pensamientos negativos . Normalmente los pensamientos negativos son más fuertes en nuestra mente y toman el mando. Sin darnos cuenta, somos víctimas de ellos y lo que es peor, nuestra percepción de la realidad queda condicionada por la negatividad. 
  2. No escucha empática. El exceso de pensamiento no permite escuchar. Antes de que la otra persona vaya a expresarse, nosotros ya estamos pensando lo que vamos a decir. Así generamos un discurso ególatra y narcisista que impide salir de nuestro yo más nocivo. 
  3. Pensar que no pensamos. He aquí la contradicción. Si buscamos la solución pensando que no pensamos, acabaremos esclavizados a este pensamiento. Casi seguro que no lograremos el propósito y nos sentiremos frustrados. 
  4. Los tres venenos: deseo, ira, duda. Esto es lo que el budismo llama kleshas o emociones que nos perturban. Hay otras, pero éstas son las más habituales. El deseo, la ira y la incertidumbre disparan nuestra cadena de pensamientos de forma consciente e inconsciente. Sin darnos cuenta somos arrastrados mentalmente hacia un estado de tensión permanente por ellas. El deseo siempre quiere más. La ira tiende a ser la reacción a lo que no queremos y rechazamos. La duda genera el miedo y dispara todo tipo de preguntas sin solución. 

  • El monólogo interior. Uno de los grandes males del pensamiento es ese discurso ininterrumpido que activamos de forma inconsciente. Puro ruido mental que nos aprisiona y se nos lleva a territorios normalmente oscuros. Además, a medida que persisten los pensamientos de este monólogo interno, tienden a subir el volumen.

Claves para pensar menos


Escuchar nuestros cinco sentidos

Al concentrar la energía en pensar tanto, adormecemos nuestros sentidos. Por el contrario, si nos entrenamos a percibir olores, sonidos, el gusto, el tacto o imágenes, saldremos de la hiperactiva cadena de pensamientos. Este ejercicio de centrarse en los sentidos es una de las bases de la atención plena.  

Una mujer tiene un momento de paz y calma en un paso de cebra en Hong Kong

Una mujer tiene un momento de paz y calma en un paso de cebra en Hong Kong

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Pacificar los pensamientos negativos y el veneno mental

Esto implica tener controlados a la ira, la duda o el deseo para ser más conscientes de lo que pensamos. Esto pasa por un trabajo de desapego, la confianza y la bondad o compasión humana. En cuanto a los pensamientos negativos, lo más importante es poder identificarlos y no darles bola. Detenerlos a tiempo para enfocarnos en ideas más positivas.

Estar en el presente

Lo sabemos perfectamente, la tendencia del pensamiento es irse constantemente al pasado o al futuro. Las personas ansiosas se preocupan por lo que vendrá. Las depresivas por lo que sé fue. El resto también lo hacemos, aunque a veces podamos llegar a controlarlo. El arte de estar en el presente es una severa disciplina que hay que trabajar cada día. Al estar controlados por el pasado o presente, no damos espacio a una nueva realidad.

Te invita a parar y reflexionar sobre la vida

Te invita a parar y reflexionar sobre la vida y los pensamientos intrusivos

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Habla y tono de voz

Hablamos como pensamos. Por tanto, si aprendemos a hablar más despacio, pensaremos más despacio. Así mismo, el tono es vital para pacificar o alterar nuestra mente. Si vemos que hablamos lenta y tranquilamente, calmaremos nuestra agitación mental.

Estar relajados

No hay duda de que cuando estamos relajados pensamos menos. Nos volvemos más contemplativos, tranquilos y con menos oleaje mental. La cuestión es cómo relajarse.

¿Cómo relajarse?

  • Breath work: técnicas de respiración con conteo para alargar tanto la inhalación o la exhalación. También pueden introducirse pausas de retención con y sin aire. Ello ayuda a bajar la actividad mental y relajarnos.

  • Meditación informal: cualquier actividad artesanal, manual o física que hagamos en atención plena. Desde lavar platos, pasear al perro, salir a correr…
Mujer mirando a la ventana tranquilamente y calmando la agitación mental

Mujer mirando a la ventana tranquilamente y calmando la agitación mental

Dayso/Unsplash

  • Contemplación de la naturaleza: Buscar un espacio natural íntimo y solitario para permanecer al menos diez o quince minutos, contemplando y percibiendo desde los cinco sentidos. La elección del lugar es esencial. Debe ser un lugar tranquilo y relajante.
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