Marc Ortega, agricultor: “El caqui persimon y el blando son la misma fruta; persimon es el nombre que se le pone al tratamiento que hacemos para quitar la astringencia al caqui”
Alimentación
Para conseguir que el caqui adopte una consistencia blanda solo hay que dejar fuera de la nevera durante unos días
Los alimentos de temporada del mes de octubre
Marc Ortega, agricultor, explica la diferencia entre los caquis y los persimones.
Una de las frutas del otoño que no puede faltar en la mesa de muchos hogares, el caqui, también llamado persimon. Algo que, en ocasiones, genera confusión en algunas personas, ¿qué diferencia hay? “El caqui persimon y el blando son la misma fruta; persimon es el nombre que se le pone al tratamiento que hacemos para quitar la astringencia al caqui”, asegura el agricultor Marc Ortega. En un vídeo publicado en su perfil de la red social de TikTok, el experto explica que, al conservar sus propiedades astringentes, el caqui no se come directamente del árbol, sino que se somete a una serie de procesos para rebajar esa astringencia. Para lograrlo se introduce en cámaras con CO2, esto permite mantener la textura firme del caqui y que pueda ser consumido, según Marc Ortega. “Es similar a una manzana y está espectacular”.
Cuando los caquis no se someten a este tipo de tratamientos, lo que se suele hacer consiste en esperar a que estas frutas maduren, dejándolas fuera del frigorífico, y adopten una consistencia más blanda, señala el agricultor. “El famoso caqui que podemos comer incluso con cuchara, que también está muy rico”. En ambos casos se trata de la misma fruta y cuentan con diversas propiedades que resultan beneficiosas para la salud.
¿Cuáles son los beneficios para la salud de los caquis?
De piel lisa y brillante y color anaranjado, el caqui es un fruto con una apariencia que recuerda a la de un tomate, aunque su origen se remonta a China y Japón, donde se cultiva desde el siglo VIII, según señala la Fundación Española de la Nutrición (FEN). Se trata de una fuente de hidratos de carbono y fibra, por lo que aportará saciedad y energía al organismo. Aunque una de sus mayores virtudes es su concentración en vitamina C.
Tal y como apunta la FEN, un caqui de tamaño medio es capaz de aportar el 46% de la ingesta diaria recomendada de vitamina C. Un antioxidante que cumple una función clave a la hora de combatir los efectos de los radicales libres, responsables del deterioro celular y del envejecimiento. También ayuda a reforzar las defensas del sistema inmunitario y a mejorar la cicatrización de los tejidos y su recuperación. Igualmente interviene en la producción de colágeno y en la salud de los huesos.
El caqui también aporta la provitamina A, una sustancia que se transforma en vitamina A cuando entra al organismo. Esta resulta beneficiosa para la salud ocular, para el sistema inmune y para la piel y los huesos.