Kerry Beeson, nutricionista: “El pescado y las legumbres pueden causar mal olor corporal porque contienen trimetilamina, un compuesto de olor muy fuerte”
Alimentación
Los alimentos que se consumen pueden afectar en buena medida al olor corporal
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El olor corporal de una persona puede estar influido por diversos condicionantes, como la alimentación.
El olfato de las personas supone otro factor más a la hora de determinar las relaciones sociales, ya que cada una cuenta con su propio olor corporal. Aunque, en ocasiones, este no resulte precisamente agradable, lo que podría provocar un rechazo inmediato. El mal olor de las axilas o los pies, por ejemplo, pueden convertirse en un auténtico problema, sobre todo porque suelen estar asociados a una falta de higiene personal. Sin embargo, cabe aclarar que el aroma de una persona puede verse influido por toda una serie de condicionantes. “El mal olor corporal se puede enmascarar con desodorantes y antitranspirantes, pero a veces el olor puede ser un indicio de una enfermedad subyacente”, advierte la Sociedad Americana de Microbiología (ASM). Por ello es importante identificar el origen de según qué olores.
Al contrario de lo que muchos piensan, el sudor en sí mismo no tiene color ni olor, la clave está en la microbiota que se encuentra en la superficie de la piel. Cuando estos microorganismos entran en contacto con dichas secreciones es cuando se genera el olor corporal, que puede variar en gran medida de unas personas a otras. Desde la ASM aseguran que esto dependerá de múltiples condicionantes, como la genética, la edad e incluso la composición de la microbiota. “A veces, incluso la axila izquierda puede tener una flora muy diferente a la de la derecha”, lo que igualmente repercutirá en el olor. Y también influye la alimentación.
¿Cómo afecta la alimentación al olor de las personas?
Los alimentos que forman parte de la dieta de una persona influyen de formas muy diversas en ella, incluso en su olor corporal. El motivo tiene que ver con los compuestos químicos presentes en estos, dado que, una vez que son metabolizados, viajan mediante la sangre y acceden a los tejidos del cuerpo. En ocasiones, estos acaban incorporándose al sudor, por lo que terminarán por interactuar con las bacterias de la piel y, por tanto, generarán olor.
La nutricionista Kerry Beeson, en un artículo de la ‘BBC’, pone como ejemplo a las verduras como el brócoli, la col o la coliflor, que presentan una alta concentración de compuestos sulfurosos, caracterizados por un olor similar al de los huevos podridos. Al llegar hasta el sudor por medio del torrente sanguíneo, el resultado puede ser un olor fuerte. Algo similar sucede con el ajo y la cebolla, esta vez, a causa del disulfuro de dialilo y el sulfuro de alilo y metilo.
Aunque existen más casos como estos. “El pescado y las legumbres pueden causar mal olor corporal porque contienen trimetilamina, un compuesto de olor muy fuerte”, señala la nutricionista.