Desde la pandemia, millones de españoles han visto alterado su sueño. El insomnio, antes un problema silencioso, ha crecido un 40% y afecta ya a casi la mitad de la población adulta, según los últimos estudios.
Actualmente, un estudio publicado en Science Direct indica que el 43,4% de los adultos en España ha experimentado alteraciones del sueño, como dificultad para dormir o despertares nocturnos. En él, se recoge que el 14% de los adultos tiene insomnio crónico, lo que se traduce en 5,4 millones de adultos en España.
Médicos expertos como Lorenzo Armenteros, miembro del Grupo de Trabajo Salud Mental de la SEMG y de la Alianza por el Sueño, explica que “el insomnio produce efectos negativos en el día siguiente que impactan directamente en la vida de la persona, ya sea a nivel personal o profesional. El insomnio se asocia al deterioro de la calidad de vida relacionada con la salud mental y física, generando un alto impacto sobre quienes lo padecen”.
Algunas de las clínicas internacionales recomiendan también la terapia cognitivo-conductual para el insomnio
Aunque no lo parezca, tener una mala calidad del sueño favorece la aparición de enfermedades cardiovasculares, trastornos endocrinos, sistema inmunológico debilitado y una mayor probabilidad de enfermedades degenerativas. Y no solo eso, los trastornos del sueño pueden facilitar la aparición de enfermedades mentales como ansiedad y estrés.
Consumo de fármacos
Además, esto fomenta el consumo de fármacos como ansiolíticos. Aunque estos deberían usarse durante un tiempo de forma controlada y limitada, su uso diario está muy extendido y normalizado. Unos medicamentos conocidos como benzodiazepinas y que consumen 1 de cada 9 personas.
Según Gonzalo Pin, coordinador del Comité de Sueño y Cronobiología de la Asociación Pediátrica Española (AEP), en 2024 los niños y, particularmente los adolescentes, tampoco están exentos: cuatro de cada diez estudiantes duermen menos de lo que deberían durante el año escolar; la mitad de los adolescentes duermen menos de 7 horas, y el 24% de los niños se duermen en clase al menos dos veces por semana.
Algunas recomendaciones que se pueden seguir para mejorar la calidad del sueño son sencillas:
- Tener rutinas de sueño: mantener horarios regulares es importante para regular el ritmo circadiano.
- Reducir el uso de pantallas 1 o 2 horas antes de dormir.
- Practicar una rutina relajante antes de dormir: leer, una ducha caliente, meditación durante 5 minutos…
- Asociar a la cama solo a dormir: nada de trabajar, estudiar o usar el móvil.
- No tomar estimulantes por la tarde como café, té o bebidas energéticas.
- Hacer ejercicio para cansarse pero no muy tarde, 2 o 3 horas antes de dormir.
- Cenar ligero.
- Control estrés.
Algunas de las clínicas internacionales recomiendan también la terapia cognitivo-conductual para el insomnio como método efectivo más recomendable que los fármacos a largo plazo. También la melatonina es recomendable para reajustes circadianos o el jet lag.
Durante años el sueño quedaba en un segundo plano pero, actualmente, se ha convertido en uno de los principales problemas de nuestro bienestar. La sociedad cada vez va más acelerada y es muy importante prestar atención a algo tan esencial como el dormir.

