Tony Robbins, autor superventas y uno de los expertos en desarrollo personal más famosos de Estados Unidos, recuerda el último día de Acción de Gracias que su familia estuvo unida. “Mis padres discutían acaloradamente. Luego vino un tipo que nos trajo la comida, mi padre tiró el pavo al suelo. No le dio ni las gracias. Poco después, se marchó para siempre”.
Ese recuerdo todavía persigue al popular coach, que reconoce que pasó años “obsesionado” intentando entender el por qué. “Tenía diferentes versiones en mi cabeza. Pero ahora, lo uso en mi vida, todos los días”. Robbins asegura que ha aprendido a dar forma a esa experiencia; un mal recuerdo que se ha convertido en un valioso aprendizaje.
Robbins: “Si tomamos las decisiones correctas, la primera es que vamos a centrarnos y eso es solo un hábito. Con ello puedes cambiar lo que sea”.
“Creo que toda persona toma tres decisiones a cada momento: primero, la que estás haciendo ahora mismo. ¿A qué le vas a prestar atención? Hay un millón de cosas a las que le podrías prestar atención, literalmente. Pero no experimentamos la vida, solo experimentamos la parte en la que nos centramos”, explica.
La segunda decisión, según el experto, es saber qué significa. “Tu cerebro tiene que decidir qué significa”, continúa. “El significado es lo que crea emoción y la emoción es donde está tu vida. La calidad de tu vida es la calidad de tus emociones”.
Robbins: “Si tomamos las decisiones correctas, la primera es que vamos a centrarnos y eso es solo un hábito. Con ello puedes cambiar lo que sea”
Robbins explica que no importa cuánto dinero o posesiones puedas tener. “Si estás amargado y enfadado en tu vida, tu calidad de vida será amargada y enfadada”, asegura. “Tienes una vida preciosa, tres hijos y una mujer maravillosos, pero estás todo el rato preocupado. Tu vida será preocupación”, sentencia.
El experto compara esto con su padre. “El mensaje que él daba era que creía que no valía para nada, que no pertenecía a la familia”, explica. Eso lleva, como apunta Robbins, a la tercera decisión: qué vas a hacer.
Robbins: “El exterior no lo podemos controlar, podemos influenciarlo. Si crees que estás controlándolo, estás muy equivocado”.
“Si tomamos las decisiones correctas, la primera es que vamos a centrarnos y eso es solo un hábito. Con ello puedes cambiar lo que sea”, explica. “El problema es que estamos centrados en los que no podemos controlar. Estamos prestando atención a todo aquello que nos estamos perdiendo, en lugar de centrarnos en lo que ya tenemos”.
Robbins insiste en que existen dos realidades, el mundo exterior y el interior. “El exterior no lo podemos controlar, podemos influenciarlo. Si crees que estás controlándolo, estás muy equivocado”, señala. “Lo que podemos controlar es lo que está dentro de nosotros. Podemos controlar lo que queremos hacer. Decidimos qué queremos hacer”.
Robbins: “Si tomamos las decisiones correctas, la primera es que vamos a centrarnos y eso es solo un hábito. Con ello puedes cambiar lo que sea”.
Centrarse en lo que uno puede controlar aporta una sensación subjetiva de control que es clave para el bienestar psicológico, algo que ha sido ampliamente estudiado en psicología. Un estudio de la Universidad de Cambridge (Wallston et al., 2014) muestra que este tipo de control interno, centrado en el autocuidado, permite que podamos influir en nuestro propio comportamiento, en el entorno o en los resultados deseados.
Otro estudio reciente publicado en Communications Psychology (Witzel, Cerino et al., 2025), realizado sobre una muestra de 1766 adultos —57% mujeres, 43% hombres—en dos rondas realizadas entre 2005 y 2015, demostró que quienes reportan mayor control percibido sobre los estresores diarios son casi el doble de propensos a lograr resolver esos problemas que quienes sienten menos control.
Robbins: “Lo que podemos controlar es lo que está dentro de nosotros. Podemos controlar lo que queremos hacer. Decidimos qué queremos hacer”.
Enfrentar los problemas está relacionado con un mejor bienestar a nivel psicológico. Sin embargo, es crucial aprender a distinguir lo que depende de nosotros de lo que no tiene nuestro control —y centrar la energía solo en lo primero. Adoptar esta perspectiva ayuda a reducir ansiedad, frustración y sensación de impotencia, promoviendo en cambio resiliencia, serenidad y una mayor capacidad para adaptarse.
