La Navidad es un periodo de ilusión, dicha, optimismo, reuniones y afecto... No obstante, para una gran cantidad de individuos, se transforma en un origen de tensión que resulta complicado de sobrellevar. Las expectativas de la sociedad —así como las que cada uno se fija— pueden producir una tensión adicional que convierte estas fechas en una competencia apremiante.
La urgencia de “llegar a todo” transforma actividades destinadas al placer en deberes. Frente a esta situación, la terapeuta Jody Baumstein, empleada del hospital Children's Healthcare of Atlanta,, ofrece un consejo para quienes experimentan tensión durante este período del año.
La tensión y la preocupación continuas perjudican el bienestar psicológico y corporal.
“La Navidad puede ser alegre, pero también puede ser abrumadora” comenta la terapeuta a la CNN, la cual asegura que aceptar que tenemos sentimientos en conflicto puede ayudarnos a manejar el estrés de forma más adecuada. ¿El próximo paso? Averiguar la causa que nos genera ese estrés.
¿Se debe a la falta de tiempo? ¿A asumir demasiados compromisos? ¿A dificultades económicas? ¿A las limitaciones? Identifica la causa para saber cómo proceder, sugiere la terapeuta durante su charla.
Para asegurar que las festividades transcurran de la manera más favorable, Baumstein sugiere fijar metas alcanzables para nosotros mismos. La profesional de la salud mental también recomienda declinar invitaciones a eventos que no nos atraigan y prestar atención a nuestras emociones. En última instancia, debemos colocarnos en primer lugar.
Otro paso clave para suavizar el estrés generado durante la Navidad es delegar tareas. “Si queremos que las cosas sean más ligeras, más fáciles, también debemos darnos permiso para delegar, y pedirle a los demás que nos ayuden a cargar con el peso de las cosas” sentencia Baumstein.
Saber cómo asignar responsabilidades es fundamental.
La capacidad de delegar se revela como un recurso esencial para disminuir la tensión. Al distribuir las obligaciones, ya sea en la planificación de eventos o en las actividades diarias, se evita que el peso de las labores se concentre en un único individuo. La delegación no solo facilita la labor, sino que también fomenta un entorno de cooperación y permite gozar plenamente de los preparativos.
Diciembre a menudo presenta desafíos. Las memorias de la familia, las ausencias o las transiciones en la vida pueden agudizar emociones que durante el resto del año no se perciben tanto. Por esta razón, es crucial reconocer que no se debe intentar abarcarlo todo ni alcanzar la perfección. María José Ortolà, una psicóloga, lo confirma en su perfil de Instagram, donde explica que es habitual sentir que todo impacta el doble, dado que estas semanas están repletas de estímulos, obligaciones, esperanzas y comparaciones.
La Navidad puede ser un período sumamente significativo si se aborda con moderación, prestando atención a las propias necesidades y permitiendo la colaboración de los demás. Reservar tiempo para el reposo, para solicitar asistencia y para prescindir de lo no esencial constituye, de hecho, una de las maneras más efectivas de reconectar con la esencia de estas festividades.


