Los riesgos ocultos para la salud del agua embotellada: pruebas realizadas en garrafas rellenables y botellas de plástico revelaron altos niveles de contaminación bacteriana
Salud
Las botellas de plástico pueden liberar sustancias químicas como antimonio, ftalatos y análogos del bisfenol
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Agua embotellada de supermercado
La creciente desconfianza hacia el agua del grifo ha contribuido a convertir el agua embotellada en un producto básico mundial, incluso en países donde el suministro público está entre los más rigurosamente controlados. El marketing ha posicionado el agua embotellada como más pura, más saludable y más cómoda, pero la evidencia científica cuenta otra historia.
Esa percepción de pureza es clave en el atractivo del agua embotellada, pero los estudios muestran que el producto a menudo aporta sus propios riesgos para la salud y el medio ambiente.
Un estudio de 2025 sugería que el agua embotellada puede no ser tan segura como muchos suponen. Las pruebas realizadas en agua vendida en garrafas reutilizables y botellas de plástico detectaron altos niveles de contaminación bacteriana.
¿Agua de botella o agua del grifo?
Los resultados se suman a un creciente cuerpo de investigación que indica que, en muchos lugares, el agua del grifo no solo es segura, sino que a menudo está más estrictamente regulada y vigilada que sus alternativas embotelladas.
En la mayoría de países desarrollados, el agua del grifo está sujeta a normas legales y controles más estrictos que el agua embotellada. El suministro público se monitoriza a diario en busca de bacterias, metales pesados y pesticidas.
En el Reino Unido, la Drinking Water Inspectorate publica abiertamente los resultados. En Estados Unidos, los proveedores deben cumplir la Normativa Nacional de Agua Potable supervisada por la Agencia de Protección Ambiental. En Europa, la calidad del agua está regulada por la Directiva de Agua Potable de la UE.
El agua de botella
El agua embotellada, en cambio, se regula como un producto alimentario envasado. Se analiza con menos frecuencia y los fabricantes no están obligados a publicar información detallada sobre su calidad.
La investigación ha identificado contaminantes en el agua embotellada, incluidos microplásticos, residuos químicos y bacterias. Un estudio de 2024 detectó decenas de miles de partículas plásticas por litro en algunos productos. Otras investigaciones sugieren que el agua embotellada suele contener concentraciones más altas de microplásticos que el agua del grifo, con posibles vínculos con inflamación, alteración hormonal y la acumulación de partículas en órganos humanos.
Las botellas de plástico también pueden liberar sustancias químicas como antimonio, ftalatos y análogos del bisfenol. El antimonio es un catalizador usado para fabricar botellas de PET, el plástico más común para envases de un solo uso.
Los ftalatos son plastificantes que mantienen el plástico flexible. Los análogos del bisfenol, como BPS o BPF, son parientes cercanos del BPA, un químico utilizado para endurecer algunos plásticos y recubrir latas de alimentos y bebidas.
Microplásticos en el agua potable
Estas sustancias pueden migrar al agua, especialmente cuando las botellas permanecen en entornos cálidos, como coches, furgonetas de reparto o bajo la luz solar directa.
Los científicos están preocupados porque algunos de estos compuestos pueden actuar como disruptores endocrinos, lo que significa que pueden interferir en los sistemas hormonales del cuerpo. Una exposición elevada a ciertos ftalatos y bisfenoles se ha relacionado con efectos sobre la salud reproductiva, el metabolismo y el desarrollo, aunque los niveles encontrados en el agua embotellada suelen ser bajos y los riesgos a largo plazo aún no están claros.
Los investigadores están empezando a estudiar qué puede significar la exposición repetida y crónica con el tiempo, especialmente dado que el consumo de agua embotellada sigue aumentando en todo el mundo.
El agua embotellada no es estéril. Una vez abierta, los microorganismos pueden multiplicarse rápidamente. Una botella a medio terminar dejada en un coche caliente puede convertirse en un ambiente ideal para el crecimiento microbiano. Reutilizar botellas de un solo uso también introduce bacterias de la saliva y del entorno.
El agua del grifo suele contener minerales beneficiosos, un aspecto bien documentado en la investigación en salud pública. En el Reino Unido y otros países, se añade flúor a algunos suministros para prevenir la caries dental. El agua embotellada varía mucho en contenido mineral, y los estudios indican que los niños que la consumen más a menudo tienen mayores tasas de caries.
¿Cuánto de sostenible es tu botella?
Beber demasiada agua embotellada también es duro para el planeta. El consumo global es tan elevado que se compran alrededor de un millón de botellas de plástico cada minuto.
La empresa danesa de tecnología del agua Aquaporin estima que producir un litro de agua embotellada puede requerir hasta dos mil veces más energía que suministrar un litro de agua del grifo. La huella de carbono también es mayor: unos ochenta gramos de CO₂ por litro si se incluye el embotellado, el transporte y la refrigeración.
Botellas y garrafas de agua
El debate sobre el agua embotellada no puede separarse de las presiones que afrontan los recursos hídricos globales. El acceso al agua potable sigue siendo un reto urgente en todo el mundo. El cambio climático, la urbanización acelerada, la contaminación industrial y el crecimiento demográfico están tensionando los recursos de agua dulce. La Unesco advierte que más de dos mil millones de personas ya viven en regiones con alto estrés hídrico.
Para ofrecer alternativas al agua embotellada, trabajo con un equipo de investigadores en Solar2Water, un dispositivo portátil alimentado por energía solar que genera agua potable directamente del aire.
El sistema es descentralizado: produce agua en el punto de uso, sin depender de largos oleoductos o grandes plantas de tratamiento. Producir agua localmente ayuda a reducir la dependencia de plásticos de un solo uso y disminuye la presión sobre los sistemas municipales.
A medida que la presión sobre las infraestructuras crece, los sistemas descentralizados que producen agua potable en el punto de uso pueden complementar las redes existentes.
Refuerzan la resiliencia ante fenómenos climáticos, reducen la dependencia de plásticos desechables y ofrecen opciones para comunidades donde la confianza en el agua del grifo ha sido dañada.
El agua embotellada sigue siendo esencial en emergencias o donde el agua del grifo es realmente insegura. Pero en la mayoría de países desarrollados no es ni más segura ni más limpia que el agua del grifo. A medida que el cambio climático y la contaminación transforman el acceso al agua, entender las diferencias reales entre el agua embotellada y la del grifo es más importante que nunca.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.