¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que hace que ciertas personas caigan siempre bien a todo el mundo? La primera impresión cuenta, pero no lo es todo. “Nos preocupamos por muchas cosas, pero todo es para ganar estatus por encima de los demás”, afirma Alison Wood Brooks, neurocientífica y experta en comunicación.
La profesora de la Escuela de Negocios de Harvard, última invitada de Steven Bartlett en su podcast, The Diary of a CEO, asegura que el objetivo último es ese: ganar respeto, admiración y agrado a ojos de terceros. En apenas unos segundos se forman juicios sobre las personas y decidimos si merece la pena si mantener una relación o no.
Alison Wood Brooks, profesora de Harvard.
Investigaciones recientes dejan claro que tanto los comportamientos tan comunes como mostrar calidez o interés por los demás son determinantes, al igual que expresarse en un tono cercano y claro. Todo ello es garantía de éxito ante los desconocidos; la clave es equilibrarlos según el contexto.
“¿A la gente realmente le importa la simpatía?”, se pregunta Bartlett. “Cuando eres querido ya tienes un gran impulso, pero es solo una de las muchas cosas que hacemos”, señala Wood Brooks.
La primera impresión cuenta: en solo unos segundos los demás forman juicios rápidos que pueden predecir si nos considerarán agradables
La docente señala que el estatus es el objetivo último, pero se busca mostrar calidez y competencia, entre otras muchas características, para caer bien. He aquí por qué solo unos pocos caen bien: “La mayoría de la gente se centra solo en la conversación, mientras que la gente debería centrarse en todo, hasta lo que parece fácil y divertido, personal y profesional”.
La primera impresión cuenta: en solo unos segundos los demás forman juicios rápidos que pueden predecir si nos considerarán agradables.
La experta también recomienda centrarse en la investigación. “Se puede entrenar para ser mejores conversadores”, asegura. “Podemos elegir de qué hablar y la mayoría de la gente no se da cuenta. No solo al comienzo de una conversación, también durante. Todos tenemos el control para empujar el tema de una manera u otra”.
Wood Brooks insiste en que siempre se puede mejorar un tema para llevarlo a “nuestro terreno”. Para ello, lo mejor es preparar los temas con antelación. “No se trata de llevar una agenda. Prepara tus conversaciones, se irá tu ansiedad de inmediato. Solo hay que emplear 10 o 30 segundos antes de hablar por teléfono para pensar de qué podrías hablar”.
Alison Wood Brooks: “Prepara tus conversaciones, se irá tu ansiedad de inmediato”
Otra de las mejores habilidades que se pueden entrenar es escuchar activamente. Mirar a la persona, asentir, hacer preguntas abiertas y reformular lo que el otro dice comunica respeto y presencia. Gestos no verbales como el contacto visual, micro-asentimientos o el reflejo del lenguaje aumentan la percepción de empatía y hacen que la otra persona se sienta valorada y, por tanto, más inclinada a gustarnos.
Alison Wood Brooks, profesora de Harvard.
A su vez, combinar pequeñas acciones como sonreír genuinamente, mantener contacto visual breve, hacer preguntas que inviten a hablar, evitar interrupciones, y mostrar gratitud con una intención honesta produce resultados muy beneficiosos para el tono de la comunicación. En una investigación publicada en el boletín especializado Personality and Social Psychology, se demostró que tendemos a subestimar cuánto le gustamos a la gente después de una conversación. En un pequeño estudio realizado en un grupo de 622 en 2024, se investigó si la personalidad, el afecto y/o el agrado predecían los juicios de autenticidad de los demás.
Los resultados sugirieron que juzgamos a las personas que nos agradan como más auténticas y que la simpatía puede ser más importante que el contenido “objetivo” del comportamiento.
Alison Wood Brooks, profesora de Harvard.
Queremos ser simpáticos, pero resultar agradable y querer caer bien no debería exigir sacrificar límites ni autenticidad. Entre las recomendaciones de especialistas está priorizar la coherencia (ser amable sin ceder en valores propios) y reconocer que algunas percepciones están fuera de nuestro control social
