Philippe Starck: “Para mí la estética no significa nada; solo me importa que un objeto sea bueno”

El creador

Su cabeza no para de bullir, pero para crear necesita vivir como un ermitaño. Con más de 10.000 diseños, se define como un soñador que busca “hacer algo bueno para la humanidad” 

Visionario, provocador e innovador incansable, Philippe Starck

Visionario, provocador e innovador incansable, Philippe Starck

Valentina Sommariva

Visionario, provocador e innovador incansable, Philippe Starck (1949) no cesa de reinventar objetos desde que en los oschenta se convirtió en una marca global. Puso sentimientos al diseño, convirtió un exprimidor en un icono, creó la primera silla de plástico transparente, cambió la estética de la industria hotelera y anticipó las tendencias de la cultura pop, la sostenibilidad y la inteligencia artificial. Siempre un paso por delante, siempre inesperado. Tener su nombre en un proyecto es un sello de estatus, por eso firma de hoteles a megayates, muebles o cápsulas espaciales.

La cabeza de este hijo de un ingeniero aeronáutico no para de bullir, pero para crear necesita vivir como un eremita, ajeno a distracciones, lo explica a Magazine vía Zoom desde su casa de Sintra, su refugio tras alejarse de Formentera, donde vivió y creó durante más de 40 años.

La colección Somewhere de Philippe Starck para Cassina

La colección Somewhere Else de Philippe Starck para Cassina

Luca Merli

“Formentera ya no es Formentera, está demasiado masificada. Es demasiado triste cuando recuerdas esta isla completamente vacía. Fui el primero que corrió en motocicleta por la isla, el primero que pilotó una lancha, el primero que vivió en la playa… era el mejor lugar del mundo… Formentera tardó 60 años en suicidarse, y aun así fue lento”, explica, emocionado.

¿Ha hallado su lugar definitivo?

Tengo dos casas en Portugal, una en la montaña de Sintra, desde donde hablamos ahora, y una granja ecológica en un lugar conocido como Comporta. Llevamos once años aquí. Mi esposa recibirá la nacionalidad portuguesa. Mi hija llegó casi recién nacida. Portugal es uno de los últimos países en el mundo, junto con Japón, que ha conservado valores humanos. Cuando has probado la profunda bondad y la nobleza de corazón, es difícil irse a otro lugar.

Mi despacho es como una cueva con una sola ventana que da al mar”

¿Cómo es su día a día?

Mi despacho es como una cueva con una sola ventana que da al mar. Trabajo todo el tiempo, no salgo de esa habitación. Mi esposa me encierra por la mañana y a veces olvida abrir la puerta por la noche, así que sigo trabajando durante varios días… ja ja ja. 

Así que sólo trabajar y trabajar...

Abogo por el viaje interior, el viaje mental, el sueño. Lo demás, ¿para qué? 

¿Cuál es la constante en sus diseños?

No soy un diseñador que hace estética. Soy un ingeniero que crea funciones, y un semiólogo que, con estas funciones, formas y elementos, crea una historia. Soy ahorrativo con los recursos de la Tierra. Y siempre intento que una cosa pueda servir para otra.

Objetos con varios niveles…

Casi todos mis objetos tienen eso. Siempre hay dos, tres o incluso cuatro niveles. Lo más simple fue el cepillo de dientes que diseñé hace 40 años. La gente que no tenía dinero para comprar una escultura, comprando un cepillo de dientes tenía una microescultura en su baño. Y cuando tienes una escultura en el baño, el baño no es el mismo.

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Celebra los 30 años con Cassina con la colección Somewhere Else. ¿Qué debemos saber que no es evidente?

Siempre he encontrado el mobiliario demasiado estático, inmóvil. En el pasado intenté crear muebles un poco aerodinámicos, para dar una impresión de velocidad. Pero no era suficiente ni interesante. Con esta nueva colección se me ocurrió hacer un mobiliario que no está hecho para estar inmóvil. Quise construir un mueble con el material de un bolso, de modo que pienses que puedes cogerlo y partir al otro lado del mundo, una puerta al sueño. Cuando entras en tu salón, si ves un sofá normal, bien diseñado, pero que no cuenta una historia, solo puedes mirar el televisor. Pero en un salón con la colección Somewhere Else, hay un recordatorio de que puedes tomar tu bolso e irte.

Una expresión mínima.

Me gustan las cosas que no parecen diseñadas, el mejor ejemplo son los ready made de Duchamp. Recuerdo una cita con Michael Jackson en Kuala Lumpur. Fui a verlo a su hotel y habían derribado todas las paredes del piso. Era un caos increíble. Él estaba sentado sobre sus maletas llenas de cintas de Super 8. Pasamos la tarde hablando y viendo dibujos animados. Me pareció increíblemente elegante simplemente estar sentado sobre esas maletas.

En estos 30 años de colaboración con Cassina ¿qué le ha aportado la marca y qué le ha dado usted?

La marca me ha dado el placer de tener el derecho a bailar con la reina de Inglaterra del mobiliario, del diseño. Es muy elegante. Hace unas décadas me llamaban “el baba punk”. Yo era punk en Francia. El primer concierto punk fuera de Inglaterra lo organicé yo, con los Sex Pistols. Siempre he sido el badass, el chico malo, a mi pesar. Cassina me ha dado un marco que yo puedo pervertir, que siempre es muy divertido. Y yo les he aportado mi locura, mi espíritu irreverente, mi humor, mi lado rebelde, las sorpresas.

La cama Volage Ex-S para Cassina

La cama Volage Ex-S para Cassina

Lea Anouchinsky

¿La personalización da libertad?

Hoy en día, un buen producto moderno debe poder ser totalmente personalizable, como la cama Volage. Por su función, por el material, por los colores. Porque hoy en día todos tienen derecho a tener su buen gusto o su mal gusto. Y mi papel como amigo, que tiene experiencia en esto, es hacer el mejor objeto del mundo en función, material y color, crear objetos funcionales y materiales perfectos: la posición correcta, la altura adecuada, y todos los detalles que mejoran la experiencia, como una lámpara bien ubicada o una mesa de noche funcional. Como diseñador de hoteles, sé que esto es lo mejor que puedo ofrecer. Es como la cama de Napoleón, que viajaba con ella. Yo, más humilde, viajo con mi almohada, pero el concepto es el mismo: crear un producto que se convierta en una pieza invaluable a lo largo del tiempo.

Dice que no es inteligente, pero sí un monstruo de la intuición.

No es divertido no tener inteligencia, en el sentido de que casi no puedo hacer nada más que lo que hago: crear. No tengo ningún contacto con la vida real, estoy en un mundo tubular, encerrado en mi locura, dentro del espectro del autismo. Y al mismo tiempo, tengo la suerte de haber escapado de la prisión que es la inteligencia tradicional.

¿Qué quiere decir?

Las personas inteligentes tienen razonamientos en forma de árbol. Hay un inicio, de ahí surge esto, luego aquello, después hay una conclusión y se sigue adelante. Yo no pienso, yo recibo. Y cuando recibo una idea, buena o mala —no hablo de la calidad, hablo del proceso—, siento claramente una diagonal que ha venido de la nada.

Tengo la suerte de haber escapado de la prisión que es la inteligencia tradicional”

Un problema para la vida cotidiana…

Tengo la dosis justa para que haya aún un poco de intuición inteligente. Y para poder utilizarla y entrenarla. Soy un piloto de fórmula 1 de mi propia enfermedad. Puedo hacer casi lo que quiero, cuando quiero, dentro de la enfermedad. Fuera de ella, no sé hacer nada. No sé usar el teléfono, no tengo ordenador... Soy ultrasensible y he creado una burbuja de cristal dirigida por las mujeres de mi vida, y especialmente, de manera sublime, por mi esposa actual, que con su equipo me protegen de todo lo que saben que me va a afectar. Puedo empezar a llorar por cosas que nadie entiende: pasa un anciano, me pongo a llorar. Veo a un niño de 5 años en un avión, me pongo a llorar de lo hermoso que es, o cosas así. Solo con hablar de esto, ya me dan ganas de llorar.

¿Necesita todos esos objetos que diseña para nosotros?

Sí y no. Si tomamos una posición teórica, nadie necesita un megayate. Si entramos en la realidad, un propietario de megayate generalmente es alguien que ha trabajado mucho, ha ganado mucho dinero, y para él, un megayate no tiene nada de extraordinario. Es normal.

¿Prejuzgamos?

Tener un avión privado puede parecer una locura. Pero si por trabajo uno está obligado a visitar tres países al día no es una locura, es una obligación. Si juzgamos demasiado rápido y fácilmente, eso se llama populismo. Y eso no se debe hacer. No hay que hacer caricaturas, hay que entender el contexto, las circunstancias y comprender.

En dos años podríamos estar al 100% con materiales biológicos”

¿Se considera un ermitaño?

Soy un ermitaño moderno. Es decir, vivo en medio de la nada, en lo alto de la montaña, en un bosque. Ayer estaba en mi finca, en las dunas, junto al mar, en medio de la arena, siempre en contacto con los elementos reales. Si quiero crear, tengo que tener los elementos en estado puro frente a mí. Y, sobre todo, ¿para qué vivir en una ciudad si no voy al cine, al teatro, a cenas, a exposiciones, no voy de compras ni camino por la calle?

¿Necesita la naturaleza?

Me voy a la montaña con mi moto todoterreno eléctrica, que no hace ruido. Hago lo mismo con mi bici, o camino con mi esposa, pero siempre en plena naturaleza. Soy un ermitaño moderno porque estoy aislado, pero cuando necesito moverme, lo hago de manera moderna para que sea lo más rápido posible. Así que soy un ermitaño móvil.

Si un extraterrestre le pidiera que eligiera lo más representativo para explicar lo que somos los humanos, ¿qué elegiría?

Algo inmaterial, porque lo que es material en nosotros no es hermoso. Sudamos, orinamos, defecamos, nos quejamos, enfermamos... Pero lo inmaterial —el pensamiento, la creatividad, el amor— es magnífico. Entonces, ¿qué inmaterial podría mostrar? Diría que música, porque casi cualquier forma de música humana revela lo que somos. 

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¿Qué tema sería?

Les pondría algo muy sensible, muy humano, muy elegante. El Nocturno número uno de Chopin. Si el extraterrestre no es idiota, lo entenderá.

En Spotify podemos disfrutar de su playlist, ¿es muy melómano?

Vivo con la música y en la música. Debería haber sido compositor, pero como no tengo memoria, no puedo recordar el solfeo ni nada de eso. Ese es mi gran pesar. Habría sido un excelente compositor, excelente, y tal vez incluso un buen cantante.

¿Le preocupa la vulnerabilidad del planeta?

No hay elección. Estamos obligados a inventar materiales porque no vamos a seguir talando árboles ni extrayendo materia de la Tierra. Pero deben ser buenos para nosotros, y la única forma es con materiales sintéticos de origen biológico. No es una opción. Llevo 30 años impulsando a la industria. En dos años podríamos estar al 100% con materiales biológicos. Mira Kartell, que ahora es casi completamente de origen biológico.

Fue un pionero de la sostenibilidad.

Lamento que cuando empecé a decir esto hace décadas, nadie lo comprendía. Y ahora, al borde del desastre, nos decimos: “Vamos a hacerlo”. Sabemos cómo hacerlo, pero habría que haberlo hecho antes.

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¿Sacrificaría el diseño estéticamente perfecto por el bien del planeta?

No hay ninguna razón por la que un objeto sostenible sea más feo que uno que no lo es. Es como cuando llevo a casa de un amigo una botella de champán sin sulfitos, sin químicos, y me dicen: “¿Eso está bueno?” Siempre les respondo: “¿Son los productos químicos lo que te gusta del champán?” El mío es mucho mejor que el que tiene químicos, no hay ninguna razón para que sea peor.

¿Qué es la estética?

A mí, la estética me da completamente igual. No es que la desprecie, es que simplemente para mí no existe, no significa nada. Es algo demasiado frágil, volátil. Hoy algo nos parece bonito, mañana nos parece feo… La única cosa que es duradera es decir que es bueno. Si es bueno para nosotros, es bello.

En Ronda ha diseñado la Almazara, un museo dedicado al aceite de oliva.

Fue un proyecto que duró de 15 años, tanto tiempo que el copropietario falleció en el proceso. Es un cubo rojo en medio de la nada. Desde fuera resulta extraño, pero he visto personas entrar, quedarse petrificadas, y romper a llorar. La Almazara es un salto brutal a otro mundo, sin conexión con lo que hay fuera. Es emoción pura. Es de las pocas veces en la vida en que presenciarás la ruptura de todas las reglas establecidas. Y luego ve a Ronda, el pueblo más hermoso del mundo.

La Almazara, que Starck ha construido entre olivares en Ronda

La Almazara, que Starck ha construido entre olivares en Ronda

Ph. S..

Usa clichés sobre el toro.

No son clichés, es significado. Sí, hay dos cuernos gigantes, uno dentro y otro fuera. También reconstruimos el avión de Abbás Ibn Firnás, andalusí que quizás fue el inventor del primer avión, en el siglo IX. Puse una oliva gigante, porque estamos honrando la aceituna. Coloqué la espada del torero, la muleta... Solo añadí objetos que representan el alma del lugar.

¿Qué opinión tiene de la inteligencia artificial?

Cada vez que el ser humano ha hecho un nuevo invento, ha traído tanto cosas buenas como malas, más buenas que malas, porque seguimos vivos. Así que, ¿seguirá manteniéndose esa proporción de más bien que mal? Ya veremos. Ahora, el problema es que todo esto está cayendo en muy, muy malas manos, en manos diabólicas.

Un objeto absurdo que me haga reír? Un revólver”

Philippe Starck

¿Trabaja con la IA?

Hemos hecho muchas pruebas. Le pedimos: “Hazme una silla como Starck”. Era como Starck, pero no estaba bien. Para Kartell hicimos el primer objeto industrial creado por IA, extraordinario. La silla, que se llama AI, fue creada con muy, muy pocos parámetros, le pedimos: “Sostén mi cuerpo con el mínimo de material y el mínimo de energía”. Nosotros, con los mismos datos, llegamos al mismo resultado, pero la IA tardó muchísimo más, porque entonces los ordenadores no eran tan potentes. Le tomó más de dos años; yo lo habría hecho en 10 minutos. Ahora, si le hacemos la misma pregunta, lo hace en 10 segundos. Estoy seguro.

Si tuviera que diseñar un objeto absurdo solo para hacer reír, ¿cuál sería?

Un revólver.

¿Un revólver?

Por supuesto. Si alguien me apuntara le diría: “¿De verdad quieres eliminar a un ser humano, acabar con una vida?”. Seguramente me mataría de rabia, pero yo me habría reído a gusto. No hay nada más cómico que un revólver. Cuando todo nuestro ser, toda nuestra civilización ha trabajado millones de años para crear, salvar la vida y mejorarla, llega un tipo y dice: “Mira, aquí tienes un objeto, apuntas y ¡zas!, eliminas una vida”. Es lo más increíble que se le puede decir a alguien.

¿Practica la risa?

Cuando alguien se da contra una puerta de vidrio o se cae de un taburete, cuando alguien se cae en general, me asfixio de risa. El payaso pasa su tiempo cayéndose para hacer reír a los niños. Es el derrumbe de la dignidad humana, y eso es lo formidable.

¿Cuál es el corazón de sus diseños?

En un diseño, una arquitectura... siempre es la generosidad, querer hacer algo bueno para los demás, darles placer. Diseñar es hacer regalos. Eso es la creación: querer ofrecer algo único.

¿Qué le hace feliz?

El amor loco, la pasión. Afortunadamente, lo he conocido toda mi vida, pero sobre todo con mi esposa, Jasmine. Tenemos una pasión absolutamente fusionada, es el regalo absoluto.

¿Se considera un romántico?

Soy el último romántico del mundo. Oficialmente reconocido. Absolutamente.

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