Su elegancia y belleza las convierte en una de las flores más admiradas, sobre todo en el mundo de la decoración de interiores. Además, algunas de las curiosidades de las orquídeas las hacen todavía más fascinantes, como el hecho de que existen más de 30.000 variedades. Sin embargo, muchas personas no se atreven a guardarles un espacio en su hogar por miedo a no ser capaces de cuidarlas de manera adecuada. Al fin y al cabo, las orquídeas cuentan con una serie de requisitos y demandas muy particulares para poder lucir saludables, lo que las diferencia de otras plantas. No obstante, tampoco se trata de unos cuidados tan complejos, el secreto consiste en tener claras cuáles son las claves para cuidar bien una orquídea. Así como aprender a adelantarse a sus necesidades.
No cabe duda de que se trata de un tipo de planta muy especial, que ha sido capaz de evolucionar de distintas formas y adquirir características únicas y peculiares. Además, sus flores presentan una gran variedad de formas y colores, siendo esta su característica más apreciada. Y, para asegurarse de que estas se desarrollen en las mejores condiciones y que, por tanto, florezcan, será fundamental aportarles los cuidados adecuados.
Los cuidados que necesitan las orquídeas para lucir radiantes
Uno de los aspectos que más influyen en el bienestar de una orquídea está relacionado con la iluminación, es decir, la exposición social que recibe la planta. En lo que respecta a la orquídea, esta necesidad de luz será considerablemente alta y primordial para que pueda florecer. La cantidad puede variar dependiendo de cada tipo, pero todas ellas han de permanecer en un espacio en el que tengan la posibilidad de recibir altas dosis de luz. Eso sí, evitando que los rayos de sol incidan de forma directa, porque esto podría quemar sus hojas.
Otra de las claves para mantener a una orquídea saludable es el riego, dado que requieren de una alta humedad. Esto no significa que se deban regar mucho, de hecho, esta creencia supone uno de los grandes errores al cuidar una orquídea, y uno de los motivos más frecuentes que acaban con ella. Aunque sí se debe regar regularmente, nunca en exceso. El secreto consiste en proporcionarle una alta humedad ambiente, por ejemplo, con la ayuda de un humidificador.
También hay que destacar la importancia de trasplantarlas cuando sea necesario, de lo contrario, es posible que no florezcan y que incluso mueran, según advierte Natalia Sáez, experta en plantas. A través de un vídeo publicado en su cuenta en la red social de Instagram, donde ya acumula más de 400.000 seguidores, explica cómo llevar a cabo este proceso.
Lo primero a tener en cuenta para trasplantar una orquídea es que esta no se encuentre en periodo de floración. Seguidamente, solo habrá que sacarla del sustrato y retirar la corteza, así como cortar las raíces que estén muertas o podridas. “Hazlo con tijeras previamente desinfectadas”, apunta Natalia Sáez. Ya solo quedará colocarla en su nueva maceta, uno o dos centímetros más grande que la anterior.