Tiene algo de sacerdotisa oficiando en el vasto mundo de los muebles y objetos cotidianos que nos rodean. Su galería Nilufar, con doble sede en Milán y proyección internacional, ha devenido venerado templo para los entusiastas del diseño-arte. De origen persa, Nina Yashar llegó a Milán de niña con su familia, notables comerciantes de alfombras antiguas y textiles preciosos. Se inició trabajando con su progenitor. Y su primera empresa propia fue de alfombras antiguas y francesas del siglo XIX, repletas de historias tejidas.
En 1979 Yashar escogía la selecta Via della Spiga milanesa para fundar su hoy ya legendaria galería de diseño contemporáneo Nilufar. Este año su segunda sede, Nilufar Depot —instalada en un antiguo edificio fabril que albergó un taller de platería—, ha cumplido una década. La celebración llega acompañada del libro Nilufar Depot: the first decade, una recopilación de fascinantes piezas e imágenes de archivo. En Milán ha sido también pionera en exponer la obra digital junto a la física de las creaciones de Andrés Reisinger, artista y diseñador con estudio en Madrid y Barcelona.
Como experta galerista, ¿hacia dónde diría que se dirige el diseño de objetos de colección?
Es un diseño que se mueve cada vez más hacia la hibridación, entre arte y diseño, tradición e innovación, tecnología y artesanía. Los diseñadores de hoy no solo se preocupan por la forma y la función, sino también por la narrativa y la experimentación con materiales. Veo un interés más profundo en prácticas responsables, como el uso de materiales de origen biológico, pero, al mismo tiempo, existe un deseo de restablecer conexiones emocionales a través de los objetos, con piezas que transmitan historias y que reflejen identidad y provoquen.
¿El diseño-arte de edición limitada se impondrá al diseño industrial serializado en masa, en el futuro?
No lo veo como una cuestión de que uno gane al otro, sino que seguirán coexistiendo, cada uno con un propósito diferente. Lo que está claro es que estamos viendo un cambio de conciencia. La gente se siente cada vez más atraída por objetos duraderos y personales. El diseño de edición limitada y coleccionable tiene un valor inherente, ya que se elabora con intención y en estrecha colaboración con artesanos. A medida que avanzamos hacia un estilo de vida más responsable y consciente, creo que la filosofía detrás del diseño coleccionable comenzará a influir incluso en el sector industrial. No se trata de exclusividad, sino de cuidado y respeto por los procesos.
Nina Yashar está al frente de la galería milanesa Nilufar
¿Cuál es la clave para lograr armonía doméstica con piezas muy diversas?
Diría que mi hogar es una extensión de mi mundo interior, un poco ecléctico y colorido. No tiene un estilo único, pero refleja una vida de descubrimiento y un profundo cariño por los objetos y las personas que he conocido. Siento que la armonía no nace de la uniformidad, sino de la relación entre formas, colores y recuerdos. Permito que cada pieza tenga su propia voz y luego encuentro la manera de que coexistan, a veces dialogando, a veces contrastando. La clave está en la intuición en la composición.
¿Qué es la belleza para usted?
Creo que la belleza es sobre todo presencia, cuando algo o alguien tiene una historia y un alma. Encuentro belleza en las contradicciones, como pueden ser el borde desgastado de una alfombra hecha a mano o la pureza de un material usado de forma inesperada.
Este año celebra el 10.º aniversario de la galería Nilufar Depot. ¿Cuál ha sido la evolución de los visitantes y clientes en esta década?
El público se ha vuelto más informado y curioso, también más abierto a la experimentación. De nuevo, los coleccionistas y visitantes de hoy no solo buscan belleza, sino significado. Realmente desean comprender el proceso, la filosofía y conocer a la persona detrás de la pieza. Existe un mayor interés en descubrir diseñadores emergentes y piezas que resulten únicas, y Nilufar Depot nació para responder a esta curiosidad, para ser no solo una galería, sino un escenario para la cultura del diseño.
Reúne a creadores muy diversos. ¿Cuál sería su denominador común?
Lo que realmente los une es su originalidad y una sólida visión personal. Se orientan más por el proceso que por las tendencias, y consideran el diseño como una forma de expresión. Aunque el verdadero denominador común es la curaduría del proyecto. Intento tejer una narrativa cohesiva a través de diversas prácticas, estableciendo un diálogo entre las piezas y creando un hilo conductor que une todo.
Su pasión coleccionista abarca el siglo XX. ¿Quiénes son sus diseñadores favoritos de la época?
Siempre me ha inspirado mucho revisitar una cuidadosa selección de obras vintage. Diseñadores como Gio Ponti, Gabriella Crespi, Nadia Vigo y Mario Bellini siguen cautivándome; sus creaciones encarnan una libertad de forma y una vitalidad que continúa siendo increíblemente relevante hoy en día. También me fascinan los diseñadores estadounidenses de mediados de siglo como Paul Evans, James Mont, Edward Wormley y Karl Springer. Estos visionarios aportaron una sensibilidad escultórica al diseño de muebles, a menudo elevando el metal a nuevas cotas expresivas. Sus obras poseen una inesperada audacia y glamur: un lenguaje de diseño que traspasó fronteras y redefinió el potencial de los materiales.
De origen persa, Nina Yashar llegó a Milán de niña con su familia, comerciantes de alfombras antiguas
Mis favoritos
Creadores a quienes seguir la pista
Arte, diseño y naturaleza dialogan en las predilecciones
de Nina Yashar
Christian Pellizzari Véneto, 1981
La conexión con el vidrio de Murano le viene de cuna. Con sus variaciones genéticas en cristal, el diseñador persigue evocar una sensación de esperanza y tranquilidad. Y nos recuerda que, a pesar de nuestros esfuerzos por controlar y moldear el medio ambiente, la naturaleza prevalecerá.
Audrey Large Francia, 1994
La hiperrealidad inyecta a sus piezas un fuerte magnetismo. También misterio y cierta voluptuosidad. Formada en la Design Academy de Eindhoven, donde vive, explora la manipulación de imágenes aplicada a objetos cotidianos. Los modela a mano en la computadora como arcilla digital e imprime en 3D iridiscente. Formas fluidas que reflejan la influencia de las herramientas digitales y la estética de un mundo dominado por la tecnología.
Daniel Kolodziejczak Polonia, 1993
Su bagaje como diseñador de joyas
se manifiesta en muebles ornados con piedras semipreciosas y detalles de latón. Entre sus fuentes de inspiración: el lenguaje arquitectónico del movimiento moderno en Brasil y el art déco de maderas veteadas y tapicerías de terciopelo mohair, en una fusión de pasado y presente. Afincado entre Italia y Francia, en el 2023 fundó StudioDanielK.
Andrea Mancuso Roma 1982
Su obra alcanza un delicado equilibrio entre lo fantástico y lo cotidiano. En la última colección Terrario captura la esencia del mundo orgánico. Parte de la experimentación, empleando materiales como piedras y troncos del mundo natural que modela digitalmente y sobredimensiona. Recubiertos de cerámica, sus muebles adquieren una súbita impronta biológica.
Mesa Terrario, de Andrea Mancuso
Lámpara de Murano de Christian Pellizzari
Pieza cargada de futurismo de Audrey Large
¿Qué cosas o lugares le inspiran?
Mi inspiración surge de un equilibrio constante entre la curiosidad y la reverencia por el pasado. Me fascinan infinitamente los creadores emergentes. Me encanta descubrir nuevas voces e ideas que desafían las convenciones. Pero, al mismo tiempo, recurro con frecuencia a la arquitectura histórica, los principios de diseño atemporales y la artesanía antigua, que ofrecen una base, una especie de ancla que mantiene mi perspectiva firme. Viajar también, por supuesto, sigue siendo esencial. Conocer a personas de diferentes culturas, escuchar sus historias, ver cómo viven y crean es lo que amplía continuamente mi visión del diseño.
