Visitar y conocer la historia de edificios emblemáticos de Barcelona ahora no solo es posible, sino también un verdadero placer para el paladar. Del 19 de mayo al 1 de junio se celebrará el 10º festival del Hotel Tapa Tour, un evento que ha encontrado la forma perfecta de unir arquitectura, cultura y gastronomía en una experiencia única: 15 días, 19 hoteles, 6 rutas, 65 propuestas de tapas y maridajes, visitas guiadas a hoteles históricos, un gastromarket y música para celebrar diez años de cultura gastronómica en clave de tapa.
Tours in-house es su propuesta que da acceso a espacios poco conocidos o habitualmente ocultos al público, como colecciones de arte, terrazas con vistas panorámicas increíbles o habitaciones y salones con elementos arquitectónicos de valor histórico en seis de los hoteles más emblemáticos de la ciudad. Pero no termina ahí.
Tours 'in-house' es su propuesta que da acceso a espacios poco conocidos o habitualmente ocultos al público
La verdad es que todo sabe mejor con una buena tapa, la que se podrá degustar al finalizar el recorrido, que, como ya es habitual, estará acompañada por un maridaje perfecto: la tapa fusión con frescos cavas de Guarda Superior, la tapa nacional con vinos tintos y rosados, caldos con cuerpo y denominación de origen, también la croqueta de autor maridará con cerveza, y las tapas dulces con Spritz. Porque a veces, las mejores rutas no están en los mapas, sino en las mesas.
Visitas que desvelan secretos
Así, por ejemplo, el Claris Hotel & Spa muestra una de las colecciones de arte privado más peculiares y sorprendentes de toda Barcelona; también el Cotton House Hotel deja ver, en su interior, lo que fue la sede de la Fundación Textil Algodonera; el hotel España nos deja admirar su patrimonio modernista; y la sede de un antiguo banco es donde ahora se encuentra el Mandarin Oriental. Luego podemos dar un paseo por los jardines románticos del Torre Melina Gran Melià, y por último, el Serras Hotel nos lleva aún más atrás en el tiempo: a la época romana.

Fotografía en la que se ilustra la azotea del estudio de Picasso en 1896
Nosotros visitamos el Serras Hotel, un elegante hotel-boutique de tan solo 28 habitaciones, situado en el histórico barrio Gótico, en el número 9 del paseo de Colón. No es un edificio cualquiera: su historia se remonta a 1846, aunque se sospecha que antes hubo otro edificio en el mismo lugar demolido hacia 1840. Fue obra de Francesc Daniel Molina, el mismo arquitecto que diseñó la emblemática Plaza Real de Barcelona. El inmueble original se construyó tras derribarse la antigua muralla del mar, una zona que se amplió y se adoquinó, para convertirse en ell lugar preferido de la burguesía de la época.
Hoy, el hotel conserva intacta su fachada original. Y no fue por falta de ganas de renovarla: al principio, la idea era derribar el edificio entero, pero al tratarse de patrimonio histórico, se optó por restaurar. Y gracias a eso, hoy podemos disfrutar de los colores originales, los frescos y estucos que la decoran, con detalles en terracota del siglo XVIII. Durante las obras, aparecieron dos pozos antiguos: uno del siglo XIII y otro del XV. Y más abajo aún, como un secreto bien guardado, surgió un viejo dique romano. Por su posición y los materiales con los que fue construido, todo indica que el mar, en su día, llegaba justo hasta aquí.

Terraza del Serras Barcelona
Y es que este lugar no solo guarda otro secreto, en 1895, José Ruiz y María Picasso —los padres del joven Pablo— llegaron a Barcelona. José, pintor y profesor, acababa de obtener una plaza en la Escuela de Bellas Artes de la Llotja. Se instalaron muy cerca, en la calle de la Mercè, número 3. Un año después, en 1896, el adolescente Picasso, con solo 14 años, se mudó con su amigo y compañero de clase, Manuel Pallarès, a un estudio en la última planta de este edificio. En ese entonces, se accedía por un lateral. El alquiler lo pagaba su padre. Hoy, donde estaba aquel taller, hay una terraza encantadora y una pequeña piscina con vistas al mar. Pero entonces, ese rincón fue su primer refugio de pintor.

Croqueta de salsa verde con tartar de gambas, mayonesa kimchi y limón
La visita termina en el rooftop, frente al puerto marítimo, donde se saborean todavía mejor las tapas creadas para este festival junto a un vino, cava o cerveza. Un lujo para los sentidos.
Cómo: hay que reservar a través de la web.