En la colina Rocher des Doms de Avignon, asomada al Ródano, se alza una de las mayores joyas del gótico universal: el Palacio de los Papas. La noche del jueves, la fortaleza se convirtió en pasarela universal ante la mirada de 450 invitados que presenciaron la colección crucero 2026 de Louis Vuitton.
Hubo que ascender por varias escaleras laberínticas hasta llegar al Patio de Honor, intervenido por el artista Es Devlin, que invertía la lógica de la escena cambiando la perspectiva. ¿Quién mira a quién? Las modelos, tras el pase, iban ocupando las gradas casi vacías frente a los espectadores, acomodados en el escenario sobre sillas y bancos de terciopelo rojo, estilo cardenalicio. Demasiado oportuno, se decía el público, comentando las recientes liturgias púrpuras para despedir al Papa Francisco y recibir a León XIV.

Colección Crucero 2026 Louis Vuitton se celebró en el Palacio de los Papas
Pero ya hace más un año que Ghesquière puso en marcha los talleres preciosistas de la firma con Avignon como norte. El viaje marca la colección. Es el hilo. El tema sobre el que se compone una narrativa estética, una recreación cultural. La directora de Harper´s Bazaar , Imma Jiménez destaca la localización “qué importante es englobar la moda en un tarne que es parte del legado de la humanidad. Qué maravilla esta vocación por permanecer, quizás ese sea el nuevo y verdadero lujo”.
Si el Park Guell figuraba entre los recuerdos infantiles del creador, el Palacio de los Papas integra su memoria juvenil. En el verano del 2000 visitó la exposición ‘La Beauté in fabula’. “Pasé dos días inmerso en las increíbles salas del Palais, donde descubrí la obra de Bill Viola, que me impresionó e influyó mucho. También estaban Christian Boltanski, Pierre et Gilles, Pina Bausch, Björk...Y la Chapelle Saint-Charles, absolutamente magnífica”, afirma Ghesquière.

El logotipo de Louis Vuitton se muestra afuera del Palacio de los Papas el día del desfile de la colección Crucero 2026
Una pasarela llena de sandalias estilo Juego de Trono, tejidos de brocados de oro, capas y abrigos trapecio
Una de las primeras en llegar al imponente escenario fue Catherine Deneuve, esquiva y distante, muy al contrario de una cálida Brigitte Macron, que mantiene una estrecha relación con Ghesquière. Cate Blanchet, Emma Stone, Alice Vikander completaban la codiciada primera fila además de las españolas Victoria Luengo y Gala González. Bufandas y escotes contrastaban en el dress code, con un Pharrel Williams aterido que se frotaba las piernas para darse calor. Acabaron prestando mantas al público. Con la pieza sinfónica Excalibur, de William Sheller, que evocaba la leyenda del Rey Arturo y su espada incorruptible, arrancó el desfile, un viaje al futuro a través del pasado, en este caso del Medievo.

Colección Crucero 2026 Louis Vuitton

Colección Crucero 2026 Louis Vuitton
Entre las predicciones que cada año lanza el New York Times , la periodista Callie Holtermann apostaba en enero por la época medieval: “Existen indicios de que se trata de una nueva fascinación. En 2025 la gente comenzará a prepararse para la batalla. O al menos intentará deshacerse de sus teléfonos para salir de fiesta como si fuera el año 999”, preconizaba.
Y así fue en una pasarela llena de sandalias estilo Juego de Tronos, llevadas al máximo lujo con cristales bordados hasta la rodilla, tejidos de brocados de oro, capas y abrigos trapecio encabalgados en las asimetrías propias del diseñador. Teatralidad en Avignon. no podía ser de otra manera. Los cuerpos metalizados o las mallas metálicas exploraban el aspecto performativo de la ropa, su valor artístico y el poder emocional que provoca. La moda permanece en el aire hasta que alguien la atrapa. Así lo ha demostrado la profecía de Ghesquière para Vuitton. Una oda sobre el poder de la ropa y su “aura adicional”.