Que Jennifer López escogiera, de entre una amplia variedad de piezas, el bikini metálico de Commelle para su estancia en España no es casualidad. Los tejidos de calidad de esta firma catalana, sus estampados mediterráneos y sus patrones que se adaptan a la figura, les han convertido en referente en la moda de baño a nivel internacional. Detrás de sus colecciones se encuentran las hermanas Carla y Berta Donat, hijas de Totón Comella, quienes buscan dar un vuelta de tuerca al universo de TCN con un armario ligero y juvenil, moderno pero para todas las edades.
En plena temporada de verano, este dúo creativo ha decidido ampliar sus horizontes y ha abierto la segunda tienda física de Commelle en Barcelona, situada en el centro de la ciudad y ejemplo de minimalismo elegante. Además, la firma dispone de 90 puntos de venta en España y 40 en Italia a través de tiendas multimarca.
Berta Donat y Carla Donat en la nueva tienda de Commelle en el centro de Barcelona.
¿Cuál es vuestro primer recuerdo relacionado con la moda?
Mi cumpleaños (Carla) siempre coincidía con las ferias de moda en París y como a mi madre le daba pena no estar conmigo ese día, nos llevaba con ella. Primero íbamos a las ferias, luego a Disney y de vuelta a la feria. Allí, nuestra madre nos hacía jugar a identificar tejidos: “Esto es algodón”, “esto seda con elastán”. Era una manera de entretenernos pero a la vez de empaparnos del negocio. Hoy seguimos jugando a eso cuando vamos juntas de compras.
¿Cómo surgió la marca?
Empezó durante el confinamiento. Estábamos las tres aburridas en casa y empezamos a dibujar - mi madre nos enseñó a dibujar a mano- y de repente salió una colección. Entonces dijimos: “¿Por qué no hacerla realidad?” Y así fue. Montamos un showroom en casa, llamamos a clientas y empezamos con la venta al por mayor.
Nuestros bikinis son reversibles, así que compras uno pero te llevas dos”
¿Cómo os organizáis dentro de la empresa?
Al principio hacíamos todo: diseñar, enviar cajas, ver producto... Hoy el diseño lo seguimos haciendo entre las tres (Totón, Carla y Berta). Carla se encarga más del producto hacia fuera, es decir la parte más comercial y de las tiendas; yo (Berta) me encargo más del producto hacia dentro: compras, producción y proveedores y nuestra madre está más implicada en el diseño.
Hoy en día muchas marcas apuestan solo por el canal digital. ¿Por qué seguís creyendo en el punto de venta físico?
Al principio solo hacíamos venta B2B. Pero como teníamos oficina en Gracia, muchas clientas venían directamente a la puerta para ver la colección entera. Nos dimos cuenta de que había una necesidad, así que montamos un pequeño showroom en la oficina e hicimos algunos días de venta. Fue tal el interés que decidimos buscar un local. Empezamos por la de Galvany, una zona donde está nuestra clientela habitual. Creemos mucho en la venta asistida, el trato humano y poder explicar la colección. Además, la experiencia en tienda —el olor, el ambiente, cómo te atienden— no se puede replicar en online. Además, allí, existe un trabajo de estilismo porque las clientas vienen con situaciones específicas y nosotras les proponemos combinaciones completas.
La nueva tienda de Commelle está situada en Provenza 243
En cinco años habéis ido ya a por la segunda tienda.
Sí, fue una oportunidad. Un amigo nos ofreció traspasar una tienda en el centro y no dudamos. Queríamos tener una presencia más estratégica para los turistas. Era el paso lógico. Además, la tienda de Calaf es más de barrio, más fidelizada. Las clientas vienen y se llevan conjuntos completos: bikini, pareo, vestido. En cambio, la tienda del centro es una venta más de impulso, más rápida. Se llevan una prenda, dos como mucho, pero da mucha visibilidad a la marca.
¿Cuál es el valor diferencial de vuestra colección?
El diseño está muy cuidado. No trabajamos pre-producto para vender online en masa. Cada colección tiene un hilo conductor, y eso se nota en tienda. Además, nuestras prendas tienen múltiples usos. Por ejemplo, el bañador lo puedes usar como body, el pareo como falda o para ir a cenar, y los bikinis como sujetador o accesorio.
La cantante Jennifer López con un bikini de la marca.
Hablando de bikinis... ¿Cómo conseguisteis llegar al armario de Jennifer López?
Fue increíble. Ella estaba alojada en Galicia y no se había llevado bañadores en la maleta porque pensaba que haría frío. Pidió una selección al hotel, se probó varios y eligió uno nuestro. No fue algo pactado ni pagado. Simplemente lo eligió. Luego vimos la foto en redes y fue una sorpresa enorme. Fue todo muy orgánico.
¿Tuvo impacto en vuestra web?
Sí, hubo mucho interés por ese modelo en particular. Era reversible, negro por un lado y con rayas metalizadas por el otro. Lo seguimos vendiendo y ahora también lo tenemos en otros acabados metalizados.
¿Qué debe buscar una clienta en un buen bikini?
Nosotras usamos el mismo tejido en el exterior y en el forro. Nada de forros baratos. El interior es importante porque es lo que toca la piel. Además, muchos de nuestros bikinis son reversibles, así que compras uno pero en realidad te llevas dos. También usamos materiales de alta calidad y confiamos en nuestros proveedores italianos, que tienen décadas de experiencia.
Bañador entero estampado de la colección de verano de Commelle
¿Cuánto debería durar un bikini?
Si lo cuidas bien, puede durarte veinte años. Tenemos clientas que nos dicen que aún tienen bikinis de nuestra madre de los años ochenta. Eso sí, hay que lavarlos a mano, no meterlos en lavadora, y secarlos a la sombra.
Con una segunda tienda en marcha, ¿qué planes tenéis para el futuro de Commelle?
Por ahora queremos asentar lo que tenemos. Hemos abierto dos tiendas en muy poco tiempo. Queremos enfocarnos en mejorar la parte online y también estamos explorando hacer pop-ups en zonas de costa. Nos gustaría llevar la marca a lugares donde se usa realmente el producto, como la playa. También estamos mirando zonas en Mallorca.
