En un frenética Semana de la Moda para Milán marcada por lluvias torrenciales, una multitudinaria manifestación por Gaza y el tráfico que acompaña a los congregados por la pasarela italiana, las calles parecen susurrar el nombre de Armani. Su legado se respira en el ambiente, resuena y se observa en las estaciones de metro, que anuncian el lanzamiento de la colección Archivo por el 50.º aniversario de la firma y reúne miles de looks originales documentados de sus colecciones femeninas y masculinas.
En el bohemio Brera, el homenaje se hace todavía más evidente, en especial en la Pinacoteca, que acoge hasta el 11 de enero su exposición Milano, per amore , y también en el escaparate de la primera tienda que abrió en la ciudad, que hoy se viste con algunos de sus trajes más icónicos e históricos. Sin embargo, la gran despedida a esta figura emblemática de la industria de la moda ha tenido lugar este jueves, como no podía ser de otra manera, en la pasarela.
La exhibición Miláno, per amore está abierta al público hasta el próximo 11 de enero en la Pinacoteca de Brera.
La cita ha llegado a media tarde, tras el siempre apoteósico y multitudinario desfile de Prada, y como es habitual se ha dividido en dos pases en el teatro Armani para poder asumir la extensa lista de asistentes, esta vez engrosada por las circunstancias. Ya en el interior del espacio, prensa y amigos de la firma, como Natalia Diamante Bryant o Eyka Farhana, alzan sus teléfonos para tratar de capturar lo histórico del momento antes incluso de que aparezca la primera modelo.
La línea póstuma de Emporio Armani firmada por el modisto muestra a una mujer liviana y misteriosa
La línea póstuma de Emporio Armani firmada por el modisto no se ha hecho esperar y con los compases de Canto al Sol , de Seba Campos, han aparecido sus últimas creaciones. La mujer Armani es liviana a la vez que misteriosa. El diseñador lo transmitía siempre a través de prendas ligeras, fluidas y libres. Responsable de hitos como desarmar los trajes y desdibujar, a través de ellos, la línea que separa el género, su legado se hace palpable también en esta colección mediante piezas de lino uniformadas, presentadas como el traje contemporáneo y chaquetas de tejido ikats y algodones estampados artesanalmente.
Una creación de la línea Emporio Armani presentada este jueves durante la Semana de la Moda de Milán
Tras una primera oleada de creaciones relajadas, bañadas en una paleta arenosa, que emulan a una mujer intrépida y aventurera, el creativo ha transportado a los asistentes a la metrópolis con un armario de tonos azulados compuesto por gabardinas, parkas, pijamas, monos y faldas cortas. La siguiente parada ha sido el enigmático, o ya no tanto, Japón, a través de chalecos de escote cala y piezas que imitan el cuerpo encorsetado de un kimono.
Polifacético, pero siempre elegante, la atemporalidad ha sido la máxima de sus recientes colecciones y también lo es de esta. Una simplicidad bien llevada, un lujo silencioso. Los brillos que tanto gustaban a Armani han tenido su protagonismo en una serie de estilismos que evidencian la maestría y la artesanía que encierran sus diseños más elevados. Se personan como pinceladas en estilismos sobrios y formales, en una camisa deconstruida sujeta por unos tirantes de strass azul, en bandanas del mismo material o en un top que actúa como una segunda piel, hecho completamente de palleittes blancos.
La aparición de Silvana Armani ha arrancado una ovación entre los asistentes, fundidos en un largo aplauso
Una parte de la línea se inspiraba en la cultura nipona, a través de chalecos de escote cala y piezas que imitan el cuerpo encorsetado de un kimono.
La última parada del recorrido se ha reservado para tres vestidos cortos de movimiento excepcional e iluminados por miles de lentejuelas de color vibrante, acompañados por collares de perlas extra grandes de estilo años veinte. No ha habido un gran gesto final. Tampoco ha hecho falta. Las modelos han desfilado una vez más en el tradicional carrusel solemnes y aplaudiendo, pero ha sido la aparición de Silvana Armani – una de las herederas del imperio y quien se encargará a partir de ahora de la línea femenina, mientras que Leo Dell’Orco lo hace de la masculina– la que ha arrancado una ovación improvisada entre los asistentes. Todos de pie, se han fundido en un largo aplauso al verla aparecer entre bambalinas con los ojos vidriosos y dedicando todo aquello al único e inigualable rey de la elegancia.
Conociendo a Armani a pocos centímetros
Situado en el corazón milanés, Brera es lugar de peregrinaje obligatorio para los amantes del arte. Fue allí donde la emperatriz María Teresa de Austria mandó construir la Academia de Bellas Artes, donde trabajaron maestros como Giuseppe Molteni y donde se alza la Pinacoteca de Brera. No es de extrañar que Giorgio Armani se enamorara de sus callejuelas y su atmósfera bohemia, ni tampoco que lo escogiera como residencia y lugar de trabajo. Hoy, en plena Semana de la Moda de Milán, este barrio corresponde al amor del modista al exponer por primera vez una selección de 120 de sus creaciones entre obras maestras del arte italiano.
Al dejar atrás el alboroto de la puerta principal, el silencio llena la primera estancia de la Pinacoteca de Brera. Al visitante le recibe la colosal escultura de Napoleón esculpida por Antonio Canova y, a su alrededor, cinco maniquís vestidos con trajes grises fluídos de Armani, el primer gran hito del diseñador al relajar los códigos de vestimenta. En una sala anexa, una hilera de vestidos, algunos de tul bordados con hilo de lúrex plateado – uno de ellos lo lució Juliette Binoche en el Festival de Cannes del 2016– otros con diamantes y cristales, parecen flotar en el ambiente, integrados completamente entre obras como el retrato de Maresciallo Lucio Foppa o la Crocifissione de Bramantino.
La experiencia Milano, per amore es solemne e inmersiva, un diálogo onírico entre artes y épocas distintas y una oportunidad para entender, a pocos centímetros, por qué Giorgio Armani fue el maestro de la luz, la elegancia y el misterio.
