Cinco apuntes sobre la malicia

Nadar de espalda

1. Encontramos una cucaracha en casa y mi madre se ensaña con ella, como si estuviese lidiando con el demonio. “Pero si no tiene malicia”, le digo. “Claro que tiene malicia”, responde, “es un ser vivo luchando por sobrevivir. Mira cómo se retuerce”. Mi madre no dice que la cucaracha es mala, o maligna, sino que tiene malicia. La malicia como instinto de supervivencia, como astucia primitiva.

2. Semanas más tarde tuvimos otra conversación, no sobre un bicho, sino sobre un hombre: yo dije sentirme atraída por él porque “no tenía malicia”, pero confesaba, por la misma razón, no estar enamorada. Mi madre me entendió. Riendo, irónica, con ojos maliciosos, dijo: “Vaya, ¿por qué no te gustan los hombres buenos?”.

La cucaracha y los hombres, el dilema de la malicia

 

Getty Images

3. Flannery O’Connor tiene un cuento titulado Un hombre bueno es difícil de encontrar, pero un hombre con malicia también es difícil de encontrar. Aunque nos llenamos la boca de elogios sobre la bondad, la solidaridad, la empatía, el atributo moral que nos sigue resultando más interesante es la malicia de la cucaracha, la que equivale a la audacia, porque quien no lucha por sí mismo en ningún momento va a luchar por los demás ni enfrentarse a quien ataque, sobre todo si es bueno.

4.  Esta semana leí un volumen de cartas entre escritores y editores. En las respuestas negativas, cuando un editor rechazaba un manuscrito, se decía que el escritor tenía oficio, pero le faltaba malicia. Si hoy los amantes todavía se escribiesen cartas, los rechazos amorosos tendrían un motivo parecido a los rechazos editoriales: si han de ser útiles, ni a un bicho, ni a un texto, ni a un hombre, puede faltarles la malicia. El crimen es ser inofensivo, inocuo

Lee también

Austeridad y felicidad, más allá de las compras

Xita Rubert
mujer cocina portatil

5. Si la vida se parece menos a un campo de tulipanes y más a un campo de minas, no vale que un hombre ni un texto sean solo buenos. Sirve que sean valientes. Hay que ser implacable para hacer lo correcto, y a menudo solo hace falta ser cobarde, o perezoso, para hacer el bien. La valentía requiere, sí, abandonar la bondad. Todos conocemos el narcisismo de un texto bondadoso, la crueldad de algún hombre bueno.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...