Laura Weissmahr: “Sentir que no eres de ninguna parte es confuso y liberador”

Entrevista

La actriz ganadora de un Goya nos comenta su experiencia tras quedarse con el premio, que la ha puesto en el punto de mira, a mejor actriz revelación 2025 

Laura Weissmahr comenta la sensación de ganar el Goya, sus experiencias en el teatro y su vida

Laura Weissmahr comenta la sensación de ganar el Goya, sus experiencias en el teatro y su vida

Pol Rebaque

Salve María ha sido su golpe sobre la mesa, el movimiento palanca que ha mostrado a la profesión a Laura Weissmahr (Tarifa, 1992). Se llevó el Goya a mejor actriz revelación por su interpretación punzante, sublime, en la película de Mar Coll.

Con Los aitas de Borja Cobeaga –su segundo filme– aun en cartelera, la intérprete de los seis idiomas, la orgullosa ciudadana del mundo, abraza nuevos proyectos. No elige a cualquiera ni se amilana ante las fronteras. Es tiempo de Laura Weissmahr.

Con Goya o sin él, el regalo más bonito ha sido hacer la película”

Salve María le ha dado premios y alegrías. ¿Ha notado ya el cambio?

Si te soy sincera, no lo tengo claro… No sé si es por la peli o por los premios, pero supongo que sí que lo he notado un poco. Si lo comparo con el resto de mi carrera, ha cambiado el interés hacia mi trabajo.

La ha hecho más visible…

Sí, incluso, cuando hago castings, noto que hay más curiosidad.

Tras 12 años de carrera y solo dos viviendo de la profesión, ¿el Goya ha revalidado todo el esfuerzo?

Con Goya o sin él, el regalo más bonito ha sido hacer la película. Ya tuve esa sensación el día en que me dieron el sí al papel. “Esta es la oportunidad –pensé–. Por fin el esfuerzo ha servido de algo”. El Goya es como que, a nivel comercial, ha habido un consenso de que soy actriz. Es el único premio que creo que se conoce fuera de la industria: el panadero o el taxista saben lo que es. Hay como un certificado de autenticidad. De repente, amigos del colegio que se reían de ti cuando querías ser actriz te llaman y te felicitan.

La actriz nota que hay más curiosidad y reconocimiento tras ganar el Goya

La actriz nota que hay más curiosidad y reconocimiento tras ganar el Goya

Pol Rebaque

A sus 33, ¿tenía ya algo desgastada la vocación?

Ha habido muchos momentos en que he estado muy cerca de tirar la toalla. Siempre me he ganado la vida haciendo otras cosas: dando clases, trabajando de camarera, traduciendo, etc. Pero en el confinamiento estuve dos años sin un trabajito de actriz. Mi autoestima también estuvo fatal, es difícil defender la idea de que eres algo cuando no curras de ello. Pensé que lo pequeñito que había conseguido había sido en vano, pero la verdad es que, siempre que he estado en esa situación límite, al final me ha salido algo. Tenía también mi compañía de teatro, con la que hacía obras cada dos o tres años. Era muy divertido, hacíamos creación colectiva.

Después de un trabajo tan apretado como el de Salve María, ¿viene bien aligerar con un personaje como el de Los aitas?

Sí, mucho. No solo por la ligereza, sino también por hacer un protagonista que sea más coral. Con Salve María me pegué una masterclass de lo que es adentrarte en un personaje y en una historia, y en Los aitas era todo más ligerito. Y eso que Mina es, quizás, el personaje más dramático de todos. También fue muy bonito, porque rodábamos con niños, no con bebés, y era otra cosa.

Laura Weissmahr agradece al teatro sin restarle mérito a su perseverancia

Laura Weissmahr agradece al teatro sin restarle mérito a su perseverancia

Pol Rebaque

Se ha metido en la oscuridad de una madre y ahora arroja luz sobre paternidades mal entendidas. ¿Hay mucho revisionismo últimamente?

Sí, ya va siendo hora y supongo que podría haber siempre más. Es el cine por el que yo hago cine, uno que revisa y se adentra en las cuestiones, que se arriesga a preguntar cosas incómodas. Si el cine que te deja indiferente, ¿para qué sirve?

Mar Coll la descubrió en una función de Albet y Borràs en el CDN. Su suerte se la debe al teatro…

En los Goya me encontré con Marcel [Borràs] y le dije “esto es gracias a ti”. La directora de casting de la peli me conocía y quizás me hubiera acabado llamando, pero de entrada yo no estaba en la lista de los castings, sí lo estaban muchas amigas mías, pero yo no. Hasta que Mar Coll me vio en el teatro, donde hacía un papel histriónico. La suerte se la debo al teatro, y otras cosas también…

Descubrí que quería hacer teatro la primera vez que hice una función y estuve dos horas olvidada de mí misma”

Laura Weissmahr

¿A qué se refiere?

Descubrí que quería hacer teatro la primera vez que hice una función y estuve dos horas olvidada de mí misma y viviendo el presente tan fuertemente que pensé: “o te dedicas a esto o no sé qué vas a hacer”. Y mira qué privilegio poder ahora decir que me dedico a ello.

¿De dónde viene su perfecto alemán en Los aitas y los otros idiomas que habla?

Sí, hablo también italiano, francés, inglés y catalán. Mi padre es suizo y mi madre italiana. Se conocieron en el sur de España, mi madre estaba viviendo allí y mi padre de vacaciones. Yo nací en Tarifa, que llevo en mi corazón, pero no soy de sangre gaditana, que lo he leído mucho por ahí [risas]. Me he pasado mi infancia mudándome. Hemos vivido en Suiza, Estados Unidos… A los 10 años ya hablaba todos esos idiomas, los niños son unas esponjas alucinantes. Además, los fomento y práctico. Por ejemplo, me busco mis clases de francés y tengo muchas amigas italianas y me esfuerzo mucho en hablar bien el idioma.

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Pero terminaron afincándose en Barcelona…

Sí, mi madre enfermó en Suiza y entonces decidimos irnos a Barcelona. Fue una decisión bastante aleatoria, no conocíamos a nadie. Yo tenía 12 años y mi hermana 10, entrábamos casi en la adolescencia y pedimos a nuestros padres no mudarnos más. Fui al cole con Elena Martín y en teatro se iniciaron cosas bonitas en Barcelona. Pero a los 19 me fui a Londres a estudiar Audiovisuales. Al volver, decidí que me iba a dedicar a la actuación. He hecho algún cursillo, pero no tengo formación clásica.

¿Qué le ha dado la vida nómada?

Me ha dado el sentimiento de no ser de ninguna parte. Algo que, por un lado, es confuso, porque allá donde voy siempre soy un poco de fuera, pero también liberador, porque no creo en el concepto de nacionalidad y eso, a nivel político, es muy importante a día de hoy. También me ha dado que me aburro rápido. Ahora me he mudado de Barcelona a Madrid y voy sin miedo, ¡no me imagino toda una vida en un mismo sitio! Sobre todo, ser de muchas partes y de ninguna te coloca en un sitio donde puedes ver la absurdidad de las fronteras. Y esto también me ha situado en un lugar muy interesante a nivel creativo.

Imagínese dentro de un año…

¡Me gustaría haber trabajado mucho! Tengo tantísimas ganas… Hay proyectos interesantes, estoy leyendo guiones geniales y estoy siendo muy selectiva con lo que cojo. Ahora estoy rodando Yo no moriré de amor, la ópera prima de Marta Matute. Sinceramente, me gustaría expandir territorio, ir más allá de la industria española. El cine europeo me tiene fascinada y me encantaría tantear Francia, Italia, Inglaterra…

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