Se acerca el verano. Con él las ganas de descansar, y en el caso de muchos, de trasladarse a otro lugar para sentir que la desconexión es real. Le pasa a la gente de a pie y le sucede a los famosos, como Alba Carrillo. Con la particularidad de que este 2025 tendrá la madrileña que encontrar la manera de dar con el equilibrio entre el relax al que nos invita la temporada estival y su ajetreada agenda laboral.
Porque lejos quedan aquellos días en los que parecía que la exconcursante de Supermodelo 2007 se iba a alejar de los medios tras su abrupto despido de Telecinco. Ahora Alba no es solo una de las caras más frecuentes en los formatos de Radiotelevisión Española –véase su participación en Bake Off: Famosos al horno o sus colaboraciones en La familia de la tele y D Corazón–, si no que también presenta la versión española de Jugando con fuego en Netflix. No será de extrañar que entre tanto movimiento en este estío se deje ver por el pueblo al que siempre se escapa cuando llegan estas fechas.
Tiene historia familiar
El mejor lugar para refugiarse de la ciudad cuando llega el calor
Hablar de ese particular refugio de la urbe, donde reside y ejerce como comunicadora desde hace muchos años, nos hace viajar hasta la provincia de Ávila. Concretamente, a uno de esos lugares que la segunda finalista de Supervivientes 2017 guarda con cariño en su corazón, pues no solo la une a esta localidad que allí se desplaza en los periodos más calurosos del año. En Nava del Barco, el municipio en cuestión, nació su abuela y creció su madre Lucía Pariente.

La comunicadora disfruta de la tranquilidad de su pueblo.
Lo cierto es que, más allá del encanto propio de cualquier entorno rural, si algo parece encantarle a Alba de este es que le permite ‘esconderse’. Desaparecer por un rato, apartándose de la vorágine mediática a la que está acostumbrada, gracias a que el pueblo en sí mismo también está ciertamente escondido. A fin de cuentas, según datos oficiales, su superficie no alcanza los 30 kilómetros cuadrados, y en el año 2024 eran 84 los ciudadanos allí censados.
Nava del Barco está situado a los pies de la majestuosa sierra de Gredos, y fuera de cualquier ostentación que se le pueda atribuir a la televisiva por esa cotidianidad que desarrolla entre cámaras, focos y platós, lo que le gusta a Alba es la felicidad que le aporta estar en plena naturaleza. Sin artificios y con simpleza. Con los suyos, incluido el pequeño Lucas –su hijo nacido de una relación pasada con Fonsi Nieto–, y la casa de piedra de dos plantas que adquirió allí en el 2020.
No necesita más
Alba se lo pasa en grande, entre familia y fiestas populares
Los más de 790.000 seguidores que la segunda finalista de Gran Hermano VIP 7 acumula en su perfil de Instagram ya han tenido la suerte de ir descubriendo algunos de los rincones de la zona. También de las actividades en las que participa, y para muestra el carrusel de instantáneas que publicó en agosto de 2024, disfrutando de las fiestas de la localidad. “¡No hay nada como las fiestas de un pueblo!”, escribió en el pie de foto.

Alba Carrillo en las fiestas de Nava del Barco.
A eso se suman otras referencias, como la vez que expresó que, a su juicio, un lugar como este es “uno de mis placeres más grandes”. Sobre todo cuando el calor aprieta, porque allí “salimos a cenar con jerseicito y nos damos un paseíto y dormimos con edredón”. “Esto es gloria bendita, esto sí que es lujo y no un hotelazo de cinco estrellas”, añadió. No le hace falta más.