Jean-Marie Périer, creador del mito: “El misterio de Françoise Hardy era que no buscaba gustar”

Tributo 

Las fotografías de Jean-Marie Périer hicieron que medio mundo se enamorara de la cantante. Cuando se cumple un año de su desaparición Jean-Marie Périer recuerda su más bella historia de amor

Hardy en el circuito de Brands Hatch durante el rodaje de ‘Grand Prix’, de Frankenheimer

Hardy en el circuito de Brands Hatch durante el rodaje de ‘Grand Prix’, de Frankenheimer

Victor Blackman/Getty Images

La noche del 11 de junio del 2024 el teléfono de Jean-Marie Périer no dejó de sonar hasta altas horas de la madrugada. La noticia de la muerte de Françoise Hardy saltaba en todos los medios. El fotógrafo que había firmado las fotografías más bellas de la cantante esperó unos días para dedicarle un sencillo y conmovedor homenaje en Instagram a su “excellence”.

Sesenta años atrás llegaba por primera vez a su casa, un pequeño apartamento, con su cámara de fotografía para realizarle un reportaje para la revista Salut les Copains, una publicación juvenil que servía de escaparate de fantasía para la nueva ola musical. “Recuerdo que me abrió la puerta su madre y detrás de ella, como una aparición, estaba aquella chica de aire tímido y vestida de una manera sencilla”. 

Francoise Hardy y Jean-Marie Perier en Francia en el año 1963

Francoise Hardy y Jean-Marie Perier en Francia en el año 1963

Gamma-Rapho via Getty Images

Françoise Hardy acababa de grabar su primer disco con la canción Tous les garçons et les filles, una balada romántica de corte naif que en unos pocos meses alcanza la cifra de un millón de ejemplares vendidos. La figura de Périer, además de compañero sentimental, se convierte en una especie de pigmalion para la intérprete debutante como recordará años después en sus memorias. “Me enseñó a cuidarme y vestirme y a disfrutar de la vida, y gracias a él comprendí la importancia de la estética que se convertiría en un criterio mayor para mí”.

La pareja Hardy-Périer representan este nuevo star system formado por cantantes pop, modelos, fotógrafos y diseñadores que rivalizan con las estrellas de Hollywood y dinastías reales en las portadas de las revistas. La figura de Hardy rápidamente sobresale en ese universo ye-ye de ídolos juveniles que recorre los primeros años de de los sesenta donde reina como monarca absoluto el cantante Johnny Hallyday.

Jean-Marie Périer, fogógrafo y director de cine francés

Jean-Marie Périer, fogógrafo y director de cine francés

Gamma

Las fotografías de las portadas de los discos, revistas como Mademoiselle Âge Tendre y por supuesto Salut Les Copains revelan la transformación de aquella joven que había transitado por la adolescencia bajo el complejo de patito feo. “No se consideraba guapa porque su abuela la había menospreciado toda la vida” recuerda Périer. “En los primeros años fui el responsable de su imagen, estaba obsesionado con mostrarla tal como yo la veía fotografiándola para las portadas de sus discos y las revistas”. 

“Sin duda mis fotografías colaboraron a introducirla en ese mundo que fue la nueva canción juvenil francesa que creo no era realmente el suyo porque Françoise tenía una dimensión más profunda, más allá de esa generación de cantantes que interpretaban versiones de canciones americanas”.

Fui el responsable de su imagen, estaba obsesionado con mostrarla tal como yo la veía”

Jean-Marie PérierFotógrafo

A mitad de la década de los sesenta Françoise Hardy es el objeto de deseo más anhelado de fotógrafos, editores de revistas, creadores de moda, publicistas. El director John Frankenheimer la embarca en una gran producción, Grand Prix, recorriendo durante varios meses los circuitos de la Formula 1. 

Sus presentaciones en la sala de fiestas del Hotel Savoy de Londres reúne cada año a la realeza del swinging London para escucharla. La pareja Brian Jones y Anita Pallenberg la invitan a cenar fantaseando con un ménage à trois y equívocos lésbicos que no llega a producirse. 

August 1963:  French singer Francoise Hardy during a promotional visit to Italy.  (Photo by Keystone Features/Getty Images)

La canante en 1963 en Italia 

Keystone Features/Getty Images

Hardy vestida con un mono metálico de Rabanne, el esmoquin de Saint Laurent o el traje pantalón de Courréges se ha transformado en la gran embajadora de la moda francesa. “Tuve la suerte que mi morfología longilínea y andrógina que tanto me acomplejaba se ajustará a la radical revolución que Courréges y otros creadores estaban impulsando” recordará la cantante en más de una ocasión. “No se daba cuenta del efecto que producía en la juventud de la época” señala Périer. “El hecho que Mick Jagger, Bob Dylan o David Bowie se interesaran por ella le resultaba ajeno. Solo fue consciente de su belleza muchos años después al volver a ver sus fotografías, antes todo esto le había dado igual”.

Después de cuatro años la relación sentimental con el hombre que había guiado sus primeros pasos profesionales, su evolución artística y física, llegó a un punto final. “Viví por primera vez la prueba de hacer sufrir al ser que había estado más cercano a mi durante años y me di cuenta que resulta tan doloroso dejar como ser dejado” escribirá Hardy. 

Una imagen de la cantante en los años sesenta

Una imagen de la cantante en los años sesenta

Gamma

“Dos años después de nuestra separación, a pesar de la ruptura seguimos manteniéndonos unidos hasta el final, me dijo 'he conocido una persona'” recuerda Périer. “Por supuesto , inmediatamente, quise conocer quién era esa persona que había entrado en su vida y de la que yo también por decirlo de alguna manera acabé enamorándome”. 

El nuevo amor de Françoise Hardy es el cantante y futuro actor Jacques Dutronc, un intérprete que sobresale entre la marea musical yeyé con sus canciones irónicas y su estilo de joven dandy. La relación entre los dos cantantes se convertirá en una especie de montaña rusa, atravesada por periodos tumultuosos y momentos felices como el nacimiento de su hijo Thomas en 1973. “Creo que el gran amor de Françoise Hardy ha sido su hijo Thomas” dice Périer. “No tuvo mucha suerte en su vida amorosa ni con los hombres, y creo que en sus textos se refleja muy bien este sentimiento de tristeza”.

Creo que el gran amor de Françoise Hardy ha sido su hijo Thomas”

Jean-Marie Périer

Desde aquellas primeras grabaciones que “seguían dándole vergüenza” hasta su último álbum Personne d’autre (2018) que incluye la conmovedora Le large, una metáfora llena de esperanza sobre la muerte. La trayectoria musical de Françoise Hardy ha sido la búsqueda persistente de esa melodía que atrape la belleza en la encrucijada entre música y texto. Canciones como L’amitié, Message personnel, Mon amie la rosa, Partir quand même, entre otras, figuran en el listado preferente.

Un autor como Serge Gainsbourg le pone a su servicio sus sutiles y agudos juegos de palabras con la lengua de Molière. Los clásicos de la Chanson, Brassens, Trenet, Mireille, o del rock- pop americano, Elvis Presley, Everly Brothers, Buddy Holly, tienen su homenaje en su discografía. 

Una fotografía icónica de la cantante que fue tomada en sus últimos años de vida

Una fotografía icónica de la cantante que fue tomada en sus últimos años de vida

Benoit Peverelli

“Era muy exigente cuando preparaba sus discos, la selección de las canciones, los textos, podía estar dándole vueltas a una letra dia y noche hasta que quedaba satisfecha” señala Périer. Las nuevas generaciones como el cantante Etienne Daho, una especie de hermano pequeño o Benjamin Biolay se suman a su club de fans.

“Su misterio residía en que nunca , a diferencia de otros artistas, buscaba gustar. No le gustaba la fama, las entrevistas, ni siquiera el escenario, todo eso le hacía sentarse mal” dice Périer. “Quizás lo que más me sorprendía de ella es que era incapaz de disimular lo que pensaba, y a menudo sus palabras resultaban incomodas o hasta escandalosas, cosa que a mí me hacía reír”. “No sabía mentir, que para mi es la mejor clase de elegancia”. 

Los últimos años estarán señalados por la enfermedad. “ Fueron quince años muy difíciles y sin duda injusto porque a diferencia de otros amigos cantantes ella nunca fue una persona de excesos”. “Vivía muy cerca y pude estar con ella hasta su último día”. “Probablemente pasé mucho tiempo fotografiándola y pensando en su imagen cuando en realidad solo era una chica a la que le hubiera gustado que la llevara a la orilla de un lago y le cogiera de la mano”.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...