Encantador y guapísimo como el primer día –acaba de cumplir 40 años––, Jon Kortajarena (Bilbao,1985) sigue siendo uno de los modelos masculinos más importantes del mundo. De hecho, la revista Vogue ya le eligió hace una década como uno de los cuatro top-models más importantes de toda la historia.
Se ha codeado con lo más grande del universo del entertainment y la moda, Tom Ford se encaprichó de él en A single man –donde el bilbaíno coincidió con Colin Firth y Julianne Moore–, y en España le hemos disfrutado más recientemente en la tercera temporada de Machos Alfa. Eso, entre otros muchos trabajos interpretativos. Y es que Jon, antes de ser modelo siempre quiso ser actor. “La primera vez que le comenté a mi madre que me quería dedicar a la interpretación me dijo: ‘Mira hijo, me acabo de separar, tengo una hija pequeña… No me toques las narices y estudia una carrera’, cuenta aún sorprendido. “Años después le dije que me habían ofrecido ser modelo y me contestó: ‘¿Modelo de qué?’”, recuerda entre risas.
Jon Kortajarena sigue siendo uno de los modelos masculinos más importantes del mundo
Charlamos con el bilbaíno en su presentación como imagen de Be Casa, una empresa que ofrece una innovadora propuesta de alojamiento flexible de viviendas con zonas comunes como la piscina, pista de pádel, coworking o incluso el cine. Un negocio que no le es del todo ajeno porque desde hace unos años él también alquila Casa Sua, su maravillosa propiedad en Famara, al norte de Lanzarote. Una isla donde, por cierto, residió varios años de su infancia pequeño.
A los 40 años recién cumplidos –pero vividos y exprimidos como si fueran 100–, nos encontramos con un Jon Kortajarena igual de fantástico, pero más consciente de ciertos aspectos que indican madurez como el paso del tiempo, la búsqueda –y mantenimiento– de un círculo seguro o la lucha por aquello en lo que uno cree. Como enfrentarse a diario al eterno prejuicio de ser guapo y no poder ser buen actor, o llamar a las cosas –y a las injusticias– por su nombre sin miedo, pero sí con respeto: “La corrupción es la corrupción, y un genocidio es un genocidio”, afirma implacable.
El respeto al propio tiempo
Jon Kortajarena ha disfrutado de una vida intensa en trabajos y emociones, pero ahora valora mucho más su tiempo. “Tengo más consciencia sobre ello, aunque todavía soy un poco caótico y me tengo que poner normas para hacerme la vida un poco más fácil. Como marcarme horarios para trabajar o contestar e-mails, y entender de una vez que las respuestas no tienen que ser inmediatas, que yo también tengo derecho a descansar y a desconectar. Y que a que a partir de las 20:30 h no tengo por qué contestar a ningún correo. Mis agentes se vuelven locos”, añade mirando de reojo a uno de ellos. “Pero es lo que hay. Si lo hago así, luego estoy más tranquilo, respondo mejor y nos beneficiamos todos”, reconoce. Y añade con orgullo y temple que “estoy aprendiendo a respetarme. Hacer terapia tantos años me está ayudando mucho”.

Jon Kortajarena valora tener tiempo para él y los suyos
Como imagen de Be Casa, una empresa que destaca ofrecer tiempo a sus clientes ya que con sus alojamientos flexibles ofrecen todo tipo de servicios para que el huésped se despreocupe– Kortajarena desvela que valora muchísimo tanto sus casas como cualquier espacio en el que pernocte. Y han sido centenares a lo largo de más de dos décadas de profesión.
“Cuando viajas es muy desconcertante despertarte y no saber ni dónde estás, algo que a mí me ha pasado muchas veces. Cuando estaba temporadas largas en el mismo hotel quitaba hasta los cuadros y todo lo que me molestaba, y ponía velas, por ejemplo. Intentaba hacerlo un espacio más mío, porque hay algo en lo estético que me parece muy importante en un hogar, igual que me interesa mucho la comodidad. Aunque lo fundamental para mí en una casa siempre es la cama. ¡Es sagrada! Y los espacios exteriores también, son un lujo, puro oxígeno. Ayudan a tener más calidad de vida”, explica.
Aunque lo fundamental para mí en una casa siempre es la cama. ¡Es sagrada!”
Y nos revela que en Casa Sua, la maravillosa propiedad que posee en Lanzarote y cuya villa, casa y apartamentos alquila –él también va siempre que puede– no tiene ni teles ni relojes. “Cuando estoy allí vivo tranquilo, sin prisas, y calculo el tiempo por las sombras según van cambiando. ¡Es un placer maravilloso!”, exclama feliz.
Contra los prejuicios de ser (muy) guapo y por la justicia
Kortajarena, que quiso ser actor mucho antes que modelo, afronta este verano el rodaje de dos series, además de otro proyecto en Lisboa que le hace especial ilusión, aunque no nos pueda desvelar nada más aún. Y si bien acumula ya importantes trabajos interpretativos, reconoce para sorpresa de muchos que ser guapo le sigue lastrando.
“Hay gente que no me da ni la oportunidad. Haber sido tan exitoso en el mundo de la moda parece que es un impedimento para mí. Pero he tenido siempre tanta ilusión por ser actor que estoy encantado de demostrar que puedo hacer diferentes tipos de personajes. Y que mi físico va a favor, no tiene que ir en contra. Y con humildad, aceptando el proceso. Sé que las cosas, cuando llegan poco a poco, suelen ser mas solidas”, explica convencido.

Jon Kortajarena tomando el sol en la piscina en San Sebastián de los Reyes
Y de igual modo que se defiende ante quien pueda pensar que su belleza está reñida con el talento, el modelo y actor mantiene su compromiso con causas como la protección del medio ambiente o las injusticias de todo tipo. “Me preocupa muchísimo cómo está el mundo, ver las noticias es terrorífico. Existen problemas internacionales muy graves con soluciones que parecen muy lejanas, políticos que no responden y no actúan. Y a nivel nacional creo que hay una falta de respeto a los ciudadanos a través de la política que es abrumadora”, reconoce. “Falta mucho respeto al ciudadano, y al final los políticos trabajan para nosotros, los ciudadanos”.
Vida de barrio en Lisboa y las personas que suman
Jon Kortajarena reside actualmente en Lisboa, donde recaló tras pasar temporadas en Londres y Nueva York. Hoy, sus prioridades y disfrutes son otros. “En Lisboa puedo llevar una especie de vida de barrio en una capital, con todas las ventajas que ello supone. Y de momento estoy muy a gusto allí, aunque es temporal. Bilbao también me gusta mucho, que conste”, apunta. Y recuerda que él pudo disfrutar de esa vida de barrio y, también, de pueblo, que hoy tanto se está perdiendo.
Yo creo que seleccionar a quien te rodea es una inversión, merece la pena”
“Me siento muy afortunado por haber vivido esas experiencias de pequeño. Pero cuando viajas tanto, algo de todo eso se acaba perdiendo. Conservas algunos amigos, pero no puedes invertir en 35 amistades profundas. Tu círculo se va reduciendo y te vas convirtiendo un poco en ermitaño. Pero no pasa nada, son cosas normales”.
Y hace hincapié en la importancia de rodearse de la gente correcta, algo en lo que le insistía su madre tiempo atrás pero que él ha logrado entender ahora. “Con 20 años cualquiera te sirve para tomarte cuatro copas o tener una conversación absurda. Pero según te vas haciendo mayor, vas comprendiendo que es muy importante rodearte de gente que te aporte”. Y se sincera: “Sí, claro. Yo he tenido que sacar de mi vida a aciertas personas, por supuesto. Hay gente que te roba energía, y gente que te aporta y que hace que tu tiempo valga más la pena. Y no pasa nada cuando los caminos en común se acaban, ya sea con una pareja, con un amigo o con quien sea. Yo creo que seleccionar a quien te rodea es una inversión, merece la pena”, añade.
Y revela que tiene una familia “bastante caótica y de hablar mucho, a veces demasiado. Tenemos poca intimidad. Pero la parte buena es que, al compartirlo casi todo, siempre podemos aprender de las experiencias y las lecciones de los demás en caso de necesidad”, añade entre risas y mirando a su madre, a la que adora.