Carlos Sainz Jr. ha sido claro: si el ciclismo es el deporte más sacrificado, Tadej Pogacar es su máxima expresión. El piloto madrileño de Fórmula 1 reveló durante su paso por el pódcast de Josep Pedrerol, El cafelito, que mantiene una relación cordial y deportiva con el ciclista esloveno, con quien comparte residencia en Mónaco y alguna que otra salida en bici por la zona.
“Salgo a montar en bici con Pogacar ahí en Mónaco, es vecino mío”, contó Sainz entre risas. “Nos vamos a tomar un cafelito juntos, pero la verdad es que piensa que salgo con él en su día de recuperación… ¡y en su día de recuperación voy con la lengua fuera, a tope! Y él va en su día de no hacer nada, a tomarse un café”, explicó, sorprendido aún por la diferencia de nivel entre ambos.
Una amistad con buen fondo
Mientras Pogacar pasea, Sainz se vacía
El piloto del equipo Williams, que está completando una temporada de transición tras su salida de Ferrari, no escatimó elogios para el ciclismo profesional, al que definió como “el deporte más duro, más sacrificado”. Según Sainz, Pogacar entrena “seis horas todos los días en la bici”, algo que lo deja “alucinado” por la resistencia y disciplina que requiere.
Y lo dice con conocimiento de causa: su propio padre, Carlos Sainz Sr., bicampeón del mundo de rallies, siempre ha incluido el ciclismo como parte de su preparación física. El propio Carlos Jr. ha heredado esa costumbre, aunque reconoce que pedalear junto a Pogacar es otro nivel: “Dices salir en bici, pero no… sale a pasearme”, dijo con ironía.
El esloveno, líder actual del Tour de Francia 2025, continúa ampliando su leyenda tras conquistar el Giro en mayo y dominar las etapas clave de esta ronda gala. Su rendimiento ha sido arrollador: se impuso en la etapa 12, en Hautacam, y en la etapa 13, una contrarreloj en Peyragudes, y mantiene una defensa sólida del maillot amarillo frente a Jonas Vingegaard.
Aunque compiten en mundos distintos, Pogacar y Sainz Jr. comparten la misma ciudad, la misma pasión por el ciclismo… y el mismo respeto mutuo. Uno va de paseo. El otro, con la lengua fuera. Pero los dos saben lo que es dejarse la piel por llegar primero.