A veces, alguien habla en voz alta sobre algo muy personal y lo hace sin dramatismo, sin grandes discursos y sin buscar transcender. Jaime Lorente no parece tener intención de convencer a nadie, pero dice las cosas con una seguridad que sorprende. No hay poses, ni frases hechas. Habla desde la experiencia, desde lo que ha vivido y lo que ha cambiado en él con el tiempo. Y eso, en alguien tan expuesto públicamente, llama la atención.
“Dios es una certeza”, dice en el pódcast de Ac2ality. “Para mí es, o sea, no cabe duda. No hay ni un ápice de duda”. No hay historia de conversión espectacular ni un momento claro en el que todo cambió. Él mismo lo admite: “De verdad no sé decirte en qué momento se ha vuelto a instalar en mi vida. Pero se ha instalado como nunca”.

En la presentación de la campaña Jaime, que también es cantante, interpretó 'El chaval'.
Lorente creció en una familia creyente, pero con el tiempo se alejó. “Tú me impones algo y me voy a ir a lo contrario”, dice. “Yo rompo las cosas y entiendo la utilidad de las cosas a través de haberlas roto”. Su distancia con la fe no fue por rechazo a lo espiritual, sino por el rechazo a la imposición. Y cuando esa presión desapareció, la relación con lo trascendente volvió de forma natural. “Una vez que me dejé la presión de lo que me imponían, me ha vuelto de una forma súper natural”.
Uno de los temas que repite a lo largo de la conversación es la idea del sentido. Cree que no estamos aquí por casualidad. “He luchado toda mi vida por entender que mi vida tiene un sentido”, explica. “Si estoy aquí para algo, antes de que yo viniese, había una necesidad. Por lo tanto, no puedo estar aquí puesto de forma aleatoria”. Esa certeza, dice, no le vino de fuera, sino de dentro, de una sensación que ha ido creciendo con el tiempo.
También habla de una necesidad que no es solo suya, sino compartida. “Tenía como una necesidad de saciar el espíritu”, reconoce. Y observa que hoy muchas personas buscan llenar ese vacío. “Todo el mundo está ahora con la numerología, con el tarot… todo el mundo está con la necesidad de creer”. No lo dice como una crítica, sino como una observación. Pero tiene claro que, en su caso, lo único que le funciona es la fe: “A mí lo único que me completa el alma es eso”.

Belén Cuesta y Jaime Lorente en la premiere de la última temporada de 'La Casa de Papel'
No habla desde la obligación, sino desde lo práctico. “Me hace estar más respetuoso, más tolerante. Me hace comportarme mejor con mi mujer, con mis hijos, con todo. Ser mejor amigo”. Y resume así lo que para él significa creer: “A mí me sirve de una forma súper práctica”. Cuando le preguntan qué le diría a alguien que ha perdido la fe, responde con sencillez. “Yo la perdí también, por la imposición, por no practicar… Es algo que tienes que alimentar. Si no lo alimentas, se termina convirtiendo en algo pequeñito. Y lo despistas”. Su recomendación no tiene tono de sermón. Es más bien una invitación: “Yo soy de los que invitan a ir a misa”.
También habla de lo que vivió con la fama tras el éxito de La Casa de Papel. “La fama es una consecuencia de mi sueño. Nunca ha sido mi sueño”, dice. Reconoce que no estaba preparado para todo lo que vino. “He tenido el síndrome del impostor. Sentía que se iban a dar cuenta de que no sirvo”. Y por eso ha intentado siempre hablar con naturalidad de salud mental: “Desde el principio, la he tenido en la boca. Y la he querido compartir sin ningún tipo de tabú”.