Lola Herrera, 90 años: “En la alimentación soy espartana porque ya he tomado la decisión de no comer cosas que no me sientan bien; me alimento a base de muchas verduras, fruta, pescado bastante, poca carne y ensaladas”

Salud y escena

Hace más de una década, la veterana intérprete compartió su enfoque vital basado en la disciplina, la alimentación consciente y la necesidad de mantenerse activa sin renunciar al equilibrio

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Lola Herrera, actriz.

Ana Jiménez / Propias

Mantenerse no es fácil. Mucho menos en una industria tan voraz como la de la interpretación, y es por eso que perfiles como el de Lola Herrera, la actriz que convirtió a Carmen Sotillo de Cinco horas con Mario en un símbolo, resultan excepcionales. La vallisoletana, que debutó en el cine en los años cincuenta y consolidó su nombre en el teatro, celebra sus noventa años con la misma lucidez y presencia que siempre la han caracterizado.

Su longevidad no es un regalo del azar. “Estoy muy trabajada, sigo trabajando al pie del cañón”, decía en una entrevista concedida a Remedios Cervantes para su blog en 2014, cuando apenas había cumplido 79 años. El caso es que, con el tiempo, no solo ha mantenido su energía, sino que ha reforzado su compromiso con una vida equilibrada, que se apoya en hábitos saludables y en la firme decisión de no ignorar lo que el cuerpo va diciendo.

“No me compensa”

Disciplina, verdura y cocina sin excesos: así cuida su alimentación

“En la alimentación soy espartana porque ya he tomado la decisión de no comer cosas que no me sientan bien, no me compensa”, explicaba en la citada charla con Cervantes, sin dramatismo y con convicción. “Me alimento a base de muchas verduras, fruta, pescado bastante, poca carne y ensaladas… ¡Que me hago unas ensaladas riquísimas!”, añadía con el tono firme de quien ha probado y ha decidido. Sin alardes ni fórmulas mágicas.

Tampoco bebe alcohol y dejó el tabaco hace décadas. “Dejé de fumar en 1988, así que ya tengo incluso los pulmones limpios”, afirmaba. Lejos de los excesos, su rutina pasa por lo sencillo y consciente. “No hago excesos”, insistía, y esa fórmula se ha mantenido con el paso del tiempo. En 2021, en la revista Pronto, resumía su visión así: “Como bien, pero me cuido a la hora de no comer cosas pesadas, porque eso pasa factura”.

Presentación

Lola, en una imagen de archivo.

Miquel González / Shooting

No ha sido nunca una mujer de gimnasio, pero no se queda quieta. “Corro, troto, hago… Soy un correcaminos”, bromeaba. En esa misma conversación reconocía tener “buena genética”, con familiares que superaron los 95 años. Pero no todo es herencia. El movimiento, aunque sea cotidiano y sin etiqueta, forma parte de su día a día: “Cuando tengo que ir a algún sitio doy alguna vuelta de más para andar más”.

“Quiero aprender a descansar”

El equilibrio vital como nuevo aprendizaje a los 90

A los 79 ya lo tenía claro: “Quiero aprender a descansar”. No se trataba de dejar de trabajar –“Yo estoy segura de que si dejase de trabajar, me iría a hacer puñetas porque esto para mí es una forma de vida”–, sino de encontrar la forma de equilibrar la entrega con el descanso. “Batallo con ello porque estoy desacostumbrada, pero ahora mismo digamos que ese es mi elemento principal”, añadía.

Aunque siempre se ha sentido muy querida por el público –“Me siento queridísima por la gente. Mucho, mucho. Querida, respetada y reconocida”–, reconocía que aún sigue aprendiendo de sí misma. Además, cree firmemente que “cualquier edad es buena” para reinventarse, y a su manera, lo ha ido haciendo en cada etapa. Es por eso que uno de sus mayores retos no es artístico, sino vital. El desafío de estar, disfrutar y ser.

Con nueve décadas a sus espaldas, la actriz sigue defendiendo con sencillez las claves que la han mantenido presente: “Trabajar mucho y unos buenos genes”. Y, por encima de todo, coherencia con uno mismo. De eso también va el arte. Y de eso, sin duda, Lola sabe mucho.

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