Según la revista ¡Hola!, el baile de debutantes de París: “Es uno de los eventos más esperados del año”. En dicho acontecimiento se presentan en sociedad una veintena de chicas. Todas lucen vestidos largos y caros y, las que pertenecen a la nobleza, valiosas tiaras. En su última edición, Eugenia de Borbón, primogénita del duque de Anjou, lucía una gigantesca, a conjunto con su traje gris azulado. Para ¡Hola!: “Fue la sensación de Le Bal”, pero lo cierto es que la sensación de Le Bal fue otra joven, con un nombre poco aristocrático: Apple Martin.
Apple, de 20 años, lucía un Valentino alta costura, de un rotundo azul celeste, y una aplastante desenvoltura. Acudió acompañada por sus padres: Gwyneth Paltrow y Chris Martin —el líder de Coldplay—, por su hermano, Moses, y por su abuela materna, Blythe Danner, la matriarca de la familia.
Apple baila con su padre, Chris Martin, en la última edición del Baile de Debutantes en París, donde causó sensación
Ni Blythe, ni Gwyneth ni Apple comparten apellidos, pero el parentesco es indudable. La genética se ha transmitido diligentemente de abuela a hija y de hija a nieta. Las tres son rubias y esbeltas, con ojos azules y cutis impolutos. Siempre sonrientes, representan el talento de Hollywood, el refinamiento neoyorquino y el wellness californiano.
Blythe nació en Filadelfia en 1943. Su padre era banquero, pero no se inmutó cuando su hija le anunció que quería ser actriz. “¿A qué esperas?”, le dijo, y ella le tomo la palabra: en 1965 se graduó en interpretación en el Bard College de Nueva York. Dotada para las tablas, su carrera empezó a despegar. Cuando conoció a su marido, el productor Bruce Paltrow, tenía 26 años y un prestigio como actriz.
Una jovencísima Blythe Danner, en los inicios de su carrera, con el actor Cleavon Little
Los Paltrow se mudaron a Los Ángeles, donde en 1972 nacería su primera hija, Gwyneth. El nombre lo escogió Blythe en honor a una amiga de la infancia. El padrino sería un joven director al que Bruce había conocido un mes antes: se llamaba Steven Spielberg.
Blythe no dejó de trabajar al ser madre, lo que siempre le generó sentido de culpa. Fue Bruce quien se dedicó más a la niña. Él era quien la atendía cuando su esposa estaba rodando o ensayando y la aguantaba por la noche. Según Amy Odell, autora de una exhaustiva biografía sobre Paltrow, durante aquellos primeros años: “Gwyneth desarrolló una cercanía con su padre que no tendría con su madre hasta mucho más adelante”.
Con su padrino, Steven Spielberg, que le dio una de sus primeras oportunidades en el cine
Gwyneth se crió, literalmente, entre bambalinas. Cada verano, ella, su padre y su hermano, Jake, acompañaban a la madre al prestigioso festival de teatro de Williamstown, en Massachusetts, donde Blythe brillaba. Fue escogida para interpretar a Nina en La gaviota de Chéjov; papel que le arrebató a la mismísima Meryl Streep. Aquello no sorprendió a nadie, porque estaba considerada como una de las grandes del momento. Pero Blythe siempre se sintió muy ansiosa ante los nuevos retos y uno de sus propósitos como madre fue que su hija no sufriera esas inseguridades.
Lo consiguió. Cuando una jovencísima Gwyneth acudió a sus primeros castings o consiguió sus primeros papeles, demostraba un aplomo que llamaba la atención. Pero es que, como explicó, había aprendido actuar casi por ósmosis, observando a su madre en Williamstown y a su padre como productor. El idilio padre-hija continuaba: mientras que Blythe intentaba que sus hijos crecieran con los pies un poco en la tierra, Bruce les procuraba todo y más. Por ello, cuando Gwyneth viajaba en avión con su madre, protestaba porque no iban en primera clase, lujo que siempre le concedía Bruce.
Hoy Gwyneth Paltrow es una mujer insoportablemente perfecta para muchos, que genera titulares desde hace décadas
Si a todo este bagaje le sumamos una fisonomía impecable y una educación de élite, tenemos al personaje que hoy es Gwyneth Paltrow: una mujer insoportablemente perfecta para muchos, que genera titulares desde hace décadas.
Ya de niña, dijo que iba a ser una estrella de cine. Este camino empezó en la Universidad de California, donde entró gracias a la mediación de sus padres, ya que sus notas no eran nada del otro mundo. Sin embargo, pronto abandonó sus estudios para dedicarse al cine. El papel de Wendy, en Hook, dirigida por Spielberg, fue uno de sus primeros roles. Pero su gran oportunidad llegó en Seven, donde compartía pantalla con su entonces novio, Brad Pitt.
Gwyneth Paltrow con su madre, en un homenaje en 2004, cuando estaba embarazada de Apple
Durante aquellos años, iniciaría una relación laboral con Harvey Weinstein, propietario de Miramax, la productora más cool del momento. Fue quien le ofreció ser la protagonista de Emma y, más adelante, el rol de Viola de Lesseps en Shakespeare enamorado, que le procuraría un Oscar a los 26 años. Paltrow fue víctima de un intento de agresión sexual por parte de Weinstein, pero continuó trabajando para Miramax. Años después, fue una de las primeras en denunciar los abusos del productor, lo que ayudó a desatar el movimiento #MeToo.
Los papeles, los romances y lo titulares se sucedían en la vida de la actriz, que sufriría un revés enorme cuando, en 2002, Bruce falleció a causa de un cáncer durante un viaje padre-hija por Italia. Aquello fue un punto de inflexión. Perdió interés por el cine, se apoyó en su madre y se abocó al wellness, para lograr una vida perfectamente sana. Ese mismo año conocería al músico Chris Martin, con quien se casó poco después, embarazada de cuatro meses. Fue una boda discreta, seguida de un traslado de residencia al Reino Unido, país de origen de Martin.
Chris Martin paseando a Apple, en Londres
Apple Blythe Alison Martin nació en mayo de 2004. El parto tuvo lugar en un hospital londinense, conocido por sus remedios homeopáticos. Acabó en una cesárea de emergencia. La niña se hizo famosa al poco de nacer, en gran parte debido a su nombre, que inició la moda entre las celebrities por bautizar a sus vástagos de las formas más inusuales. Apple se crió en Londres junto a su hermano, Moses, nacido dos años después. Gwyneth quiso ser una madre presente y dedicada, aunque estaba cada vez más interesada en la “comida limpia” y la medicina alternativa y en perfeccionar un cuerpo casi perfecto.
En 2008, fundó Goop, su marca bienestar, que empezó con un newsletter donde ofrecía consejos vitales y direcciones. Estaban tan fuera de contacto con el mundo real que fueron recibidos con socarronería: “Parece extraordinario, pero Gwyneth Paltrow ha encontrado un modo de ser aún más insoportable”, escribió The Guardian.
Apple soñaba con asistir a un desfile de Chanel; lo hizo en 2023, vestida por la 'maison'
Pese a que Apple y Moses son, según Gwyneth: “Hijos de dos personas superfamosas”, sus padres los mantuvieron lejos de los focos durante su infancia. Incluso cuando anunciaron su ya mítico conscious uncoupling (“desparejamiento consciente”), tras diez años de matrimonio.
Tras el divorcio, Apple pasó de vivir en una mansión londinense a una mansión en California. Allí, mientras su madre se rodeaba de gurús y promovía tratamientos pseudocientífios en Goop, ella pasó una adolescencia dicreta. De hecho, se enfadó públicamente con Paltrow cuando ésta compartió una imagen suya en Instagram. Pero estos deseos de privacidad parecen haber quedado atrás: Apple no solo fue la estrella de Le Bal (o “la chica mala”, como la calificaron algunos medios), sino que ha empezado a dar entrevistas, mientras estudia en la universidad. Entre otros, declaró a Interview que “nació para el teatro” y que le chifla: “La sombra de ojos azul, mate, estilo sesentas”. También dijo que el sentirse tan observada “es realmente aterrador”, pero acaba de protagonizar, junto a su madre, la última campaña de la firma GAP.
