Con la octava década cumplida, Carmen Maura sigue siendo una de las mujeres más incombustibles del panorama actoral patrio. En plena promoción de Vieja loca, su nueva película, la intérprete de ¡Ay, Carmela! se sigue dejando ver sin filtros, sin artificios y, según reveló ella misma, también sin pinchazos ni retoques. Lo ha contado en el pódcast La Script, en una entrevista con María Guerra en la que repasó, entre risas y sin tapujos, su forma de entender la belleza a los 80.
Lejos de discursos complacientes, Maura ha optado por la sinceridad más desnuda: “No me he hecho absolutamente nada. Ni siquiera voy a institutos de belleza a que me pongan pinchazos ni nada”, aseguró. Y no es pose. La que fuera la primera chica Almodóvar, con una carrera jalonada de premios en España y Francia, dice haber asumido su edad con naturalidad. “Me he declarado viejecita, y me encanta”, zanjó.
“Yo soy viejecita, y punto”
Rechaza los retoques estéticos y asegura que cuida su piel en casa, sin clínicas ni tratamientos invasivos
Lejos de renegar del paso del tiempo, la actriz celebró en el citado programa radiofónico su presente sin complejos. “Ya no tengo la necesidad de ser la más delgada, ni la más no sé qué, ni la más no sé cuántos. Yo soy viejecita, y punto”, se explicaba. Con una trayectoria que incluye desde Mujeres al borde de un ataque de nervios hasta Volver, Maura ha optado por mantenerse al margen de las tendencias estéticas que imperan en la industria.
Y eso que lo suyo no es una crítica, sino una elección. “Es más, no he ido a un instituto de belleza desde hace años, me lo hago en casa”, afirmó. A pesar del ajetreo de rodajes y promociones, la actriz asegura que no necesita grandes artificios para sentirse bien. Se cuida, pero a su manera. Sin bisturí, sin rellenos, sin citas programadas en clínicas especializadas. “Me limpio el cutis, me maquillo, me desmaquillo, me pongo algún pringue que me hayan dado y que me han dicho que es muy bueno…”, detalló.
Rutina sin artificios
La actriz compartió sus hábitos diarios de belleza, todos hechos por ella misma y con productos al alcance de cualquiera
Su rutina, según explicó, es sencilla y constante. Se trata más de hábito que de obsesión, más de bienestar que de imagen. “Lo que hago, me lo hago yo. En casa. Tranquilamente”, insistió. Nada de terapias milagrosas ni productos imposibles. “Me pongo lo que me dan, me lo han recomendado, y si me va bien, lo sigo usando”. La clave, según Maura, está en mantener una rutina diaria sin dramatismos ni exigencias excesivas.
El paso del tiempo, lejos de alejarla del foco, parece haberle dado a la actriz un nuevo tipo de visibilidad. En las últimas semanas, ha abordado públicamente temas que pocos se atreven a tratar con tanta franqueza: su primer desnudo en el cine a los 80, el esfuerzo físico que aún exige cada rodaje o su forma de encarar los papeles con la misma entrega de siempre. Todo ello, sin dejar de lado su característico sentido del humor.
Carmen Maura en 'El Hormiguero'.
“Me da todo igual”
La intérprete celebra su libertad actual y defiende poder decir y hacer lo que quiera a su edad
“Puedes hacer lo que te dé la gana y puedes decir lo que te dé la gana”, afirmó en otra entrevista reciente en El Hormiguero de Antena 3. La frase resume bien el momento vital de Maura, que a sus 80 se mueve con la soltura de quien ha dejado atrás la necesidad de encajar. Ya no busca convencer a nadie. “A lo mejor hace cinco años habría dicho que no [a hacer un desnudo], pero ahora me da todo igual”, confesaba en conversación con Pablo Motos.
La actriz parece haberse liberado no solo de las exigencias estéticas, sino también de las presiones del personaje público. Ya no hay imposturas ni escudos. Y quizá ahí radique el secreto de su esplendor. En la piel que no se retoca. En la palabra que no se edita. En esa capacidad, intacta, de conectar con la verdad.
