Keira Knightley es una de las actrices más populares y aclamadas de Hollywood. La británica, de 40 años, lleva inmersa más de tres décadas en el mundo de la interpretación, siendo la saga Piratas del Caribe, Orgullo y Prejuicio o Love Actually algunos de sus proyectos más exitosos.
Tras el aclamado estreno de la serie Palomas Negras en Netflix, cuya segunda temporada ya se encuentra en desarrollo, la intérprete ha vuelto a lo más alto del catálogo del gigante rojo con un nuevo proyecto, La mujer del camarote 10. Este nuevo thriller adapta la novela homónima de Ruth Ware y promete mantener al espectador en vilo con sus inesperados giros dramáticos.
Captura de Elizabeth Swan (KEIRA KNIGHTLEY) en la película Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto'
Con motivo del reciente estreno, la actriz ha concedido una entrevista al medio The Times, en la que se ha sincerado sobre uno de sus momentos más complicados de su trayectoria profesional: el infierno que vivió con los paparazzis tras alcanzar la fama mundial con la saga de piratas más icónica del cine y con la película Quiero ser como Beckham.
Con apenas 20 años, su vida dio un giro radical. ''Recuerdo despertar un día y había 10 hombres afuera de mi puerta, y no se fueron durante unos cinco años'', confesaba. La persecución mediática terminó convirtiéndose en parte de su rutina y, con el tiempo, afectó a su salud mental, especialmente por el trato que recibía por parte de algunos paparazzis. ''Me volví loca con los paparazzi, pero logré ocultarlo. La mayoría de las veces gritaban 'puta' o 'zorra'. Sobre todo si estaba con alguien: un novio, mi hermano o mi padre. Buscaban provocar una reacción para poder demandar'', declaraba.
Keira Knightley en el Festival de Cine de Londres
De hecho, la actriz explicaba que algunos paparazzis alquilaron un apartamento enfrente del suyo para vigilarla teleobjetivos. La situación se volvió tan insostenible que la actriz tuvo que idear una táctica: ''Empecé a usar la misma ropa todos los días: tres pares de vaqueros iguales, una camiseta de rayas, botas. Regalé el resto de mi ropa. Y luego, si me seguían, dejaba de caminar . Me quedaba ahí parada, literalmente inmóvil . Un día estuve parada cinco horas. No les serviría de nada si siempre salía con la misma ropa y quieta''.
Un día, la intérprete, cansada de la presión mediático, decidió marcharse: primero a París y luego emprendió un viaje por Europa en tren. ''Nadie me encontró. Fui muy buena. Museos, trenes… Nadie espera verte ahí. Iba desaliñada, tampoco lo esperaban. No hacía contacto visual, iba encorvada. Me deslizaba'', aseguraba. Pese a todo, Knightley nunca pensó en dejar su carrera como actriz. ''No quería que me vencieran. No iba a dejar que ganaran. Estaba muy motivada'', señalaba.

