Adriana Ugarte se ha consolidado como una de las actrices más influyentes del panorama nacional. Con tan solo 16 años, comenzó su carrera en la interpretación con el cortometraje Mala Espina, con el que obtuvo su primer galardón. Poco imaginaba entonces que, años después, llegarían muchos más gracias a sus papeles en series exitosas como El tiempo entre costuras.
Interpretar a Sira Quiroga le permitió ganarse el cariño del público y el reconocimiento de la crítica, por lo que no dudó en aceptar retomar el personaje en la secuela Sira. Una oportunidad que llega una década después y en un momento en el que la actriz también ha experimentado importantes cambios a nivel personal.
Adriana Ugarte, en 'El tiempo entre costuras'
Sobre esto ha querido hablar en su última entrevista para InStyle, donde ha asegurado que afronta esta nueva etapa profesional de una manera mucho más serena. “Con 27 años no interpretas igual, no te conoces tanto. Antes quizás era más explosiva y ahora he conseguido no ahogarme en mi propia energía”, ha reconocido.
Adriana Ugarte: “¿De verdad cuesta más caro cuidarnos? Es cuestión de darnos cuenta de ello y humanizarnos”
Una nueva forma de ser que se ve reflejada en la tranquilidad que siente al saber cómo quiere hacer las cosas en su vida. Entre otras cuestiones, se ha mostrado agradecida ante el cambio que también ha dado la profesión en los últimos años para poner en valor el trabajo de todo un equipo.
“Porque muchas veces el proyecto pasa por encima de los seres humanos y eso no debería ser así: el ser humano está en primer lugar; hay que tratar con dignidad a las personas. Todos sabemos que somos prescindibles, pero es bonito que te hagan sentir que no lo eres, que en realidad no hay nadie como tú porque te das en cuerpo y alma” ha reivindicado. Unas palabras con las que ha afirmado que ya empieza a notar un cambio en ese sentido: “¿De verdad cuesta más caro cuidarnos? Porque muchas veces no es así. Es cuestión de darnos cuenta de ello y humanizarnos”.
Adriana Ugarte
Con esta entrevista ha querido mostrar también su lado más humano. Y es que no ha dudado en confesar que tanto ella como su pareja hubiesen sido parte de la tripulación de la flotilla que cruzó el mar Mediterráneo para llevar ayuda humanitaria a Gaza si el trabajo se lo hubiese permitido. Una serie de compromisos profesionales a los que no podía decir que no, pero que no le ha impedido mostrar su apoyo público a la causa.
