Dag Shang Kagyu, un templo budista en las montañas de Huesca

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Se encuentra en Panillo y luce mantras grabados, molinillos de plegarias y otros elementos del budismo tibetano

Entrada triunfal y colorida al centro budista de Panillo

Entrada triunfal y colorida al centro budista de Panillo

Mónica Grimal

Más o menos 500 millones de personas se declaran fieles seguidores de alguna rama del budismo. Es la cuarta religión más multitudinaria del planeta y desde sus orígenes asiáticos sus enseñanzas y prácticas se han expandido por todo el globo. Así que no parece extraño que tenga un buen número de adeptos en España, los cuales pueden acudir a casi 300 centros budistas repartidos por ciudades y pueblos del país.

No obstante, hay varios que son algo más que un espacio de encuentro y oración para los devotos del budismo. Algunos de ellos por su arquitectura o por su emplazamiento se han convertido incluso en destinos turísticos y en excelentes escaparates para descubrir algo más sobre esta religión, más cercana a una filosofía y modo de vida que a cuestiones de fe.

Los adeptos de España pueden acudir a casi 300 centros budistas repartidos por ciudades y pueblos del país

Por ejemplo, en la Alpujarra granadina está desde 1980 el centro O Sel Ling, a 1.600 metros de altura y a la sombra de Sierra Nevada como recordando el origen tibetano de estas creencias. O en el Garraf, muy cerca de Barcelona, los budistas recuperaron el Palau Novella y crearon el monasterio Sakya Tashi Ling, el cual es hoy un destino atractivo para quien busca descubrir otro ritmo para afrontar el día a día.

No acaban aquí los centros budistas en España dignos de una escapada. En la localidad malagueña de Benalmádena se levantó la Estupa de la Iluminación de un color blanco impoluto y que alcanza los 33 metros de altura, la más elevada del mundo occidental. Mientras que hace unos pocos años, en el monte Sella del pueblo alicantino de Pedreguer se creó el Centro Paramita que ha llevado imágenes y tradiciones budistas al siglo XXI.

DSK de Panillo, un trocito del Tíbet en los Pirineos

DSK de Panillo, un trocito del Tíbet en los Pirineos

Mónica Grimal

Pero este listado de centros budistas españoles de interés no está completo sin el Dag Shang Kagyu de Panillo, ubicado en el Prepirineo de Huesca. Ahí hace 40 años no habían oído hablar de lamas y mantras, pero cuatro décadas más tarde, la comunidad budista se integra a la perfección en esta zona de la comarca de la Ribagorza.

En 1984 llegaron hasta este remoto lugar unos jóvenes españoles cautivados por los mensajes que irradiaba el lama Kyabje Kalu Rinpoché, que por aquel entonces andaba huido de la represión china y se había afincado en Europa para expandir por Occidente sus creencias. De hecho, él acabaría visitando Panillo y la finca elegida por sus discípulos, bendiciendo el lugar y guiando las futuras construcciones.

Grupos en las visitas guiadas al centro budista en frente de los mantras  escritos en sánscrito, tibetano y en caracteres latinos

Grupos en las visitas guiadas al centro budista en frente de los mantras escritos en sánscrito, tibetano y en caracteres latinos

MONICA-GRIMAL

Por entonces no había nada más que una casona tradicional medio derrumbada, sin agua corriente ni electricidad. Nada que ver con todo lo que se descubre en la actualidad. Y eso que de las 100 hectáreas que abarca el terreno del monasterio, tan solo se ve una pequeña parte, la pública donde están el templo y otros edificios ceremoniales, los cuales se pueden visitar tanto por libre como en visitas guiadas.

El Dag Shang Kagyu de Panillo expone los elementos arquitectónicos más típicos del budismo tibetano. Desde la puerta ceremonial decorada con formas y vivos colores hasta los muros donde se leen los mantras más queridos por la comunidad. Por cierto, unos mantras grabados en sánscrito, en tibetano y también adaptados fonéticamente a los caracteres latinos, para que cualquiera participe del rito.

La estupa de las Múltiples Puertas Auspiciosas es una representación de la mente iluminada de Buda y su sabiduría

En lo más alto del conjunto aparece la gran estupa, en este caso es la estupa de las Múltiples Puertas Auspiciosas. Es una representación de la mente iluminada de Buda y su inmensa sabiduría, capaz de contemplar todo el mundo gracias a los ojos que se distinguen en la base de la cúpula. Mientras que en el interior, accesible si uno se descalza, aguarda una escultura de Buda.

Y en torno a la estupa se distribuyen otras más pequeñas y sobre todo los 108 molinillos de plegarias que deben girar en el sentido de las agujas del reloj mientras se recita un mantra. La visita al DSK de Panillo permite empaparse de todos estos rituales, así como conocer la historia del yogui Milarepa representado en una gran escultura o descubrir que las típicas banderitas budistas se colocan con un orden concreto y su objetivo es lanzar al viento las plegarias.

108 molinillos de plegarias para girar alrededor de la gran estupa

108 molinillos de plegarias para girar alrededor de la gran estupa

Mónica Grimal

También las visitas guiadas acceden al templo de la parte baja. La austeridad externa no anticipa el derroche de color y objetos que hay en su interior. Está repleto de flores, figuras, mándalas, alfombras, lámparas o instrumentos musicales. Todo es clave para cumplir con las ceremonias diarias en las que se repiten los mantras y se medita para alinear las energías.

El templo también es el lugar donde se programan charlas y seminarios que imparten los lamas residentes en el DSK u otros llegados desde Asia. Además, ahí se proponen sesiones de yoga, meditación guiada e incluso taichi. Estas prácticas se abren a los visitantes y a la comunidad que reside de forma permanente o temporal en Panillo. Este colectivo ocupa el área privada del monasterio.

Interior del templo para celebrar las ceremonias y actividades de la comunidad

Interior del templo para celebrar las ceremonias y actividades de la comunidad

Mónica Grimal

Por la ladera del monte se desperdigan las pequeñas casas de los voluntarios, los monjes o los lamas. También hay un albergue para los visitantes que asisten a las actividades y están de paso. Y todos acuden a alimentarse al comedor comunal. Los únicos que no comen ahí son los que llegan al DSK para hacer retiros. Algunos lo hacen solo durante unos pocos días. Pero otros eligen este trocito de Huesca para alejarse del mundo durante 3 años, 3 meses y 3 días. Un largo periodo de soledad y meditación imprescindible para convertirse en lama.

A lo largo de los años, son muchos los budistas que han alcanzado el grado de lama en el Dag Shang Kagyu de Panillo. Algunos se han quedado a vivir aquí y otros se han marchado a otros lugares del mundo para seguir expandiendo esta filosofía vital que va mucho más allá de los dogmas religiosos.

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