Los monumentos que se distribuyen a lo largo de la geografía española son muchos y muy curiosos. Desde grifos mágicos como el de Aqualand Bahía de Cádiz, en El Puerto de Santa María, hasta los constantes homenajes a las brujas en Soportújar. Sin embargo, a lo largo de cada camino puede haber una constante si se viaja en coche, motocicleta o autobús: las rotondas. Y, a menudo, estas suelen esconder figuras más curiosas que las del destino.
Una de las más fotografiadas y compartidas por su extrañez se halla frente a la Universidad de Jaén, en la avenida Antonio Pascual Acosta. Se trata de dos esculturas de pavos reales creadas con señales de tráfico: el cuerpo formado por tramos alargados y azulados, mientras que las plumas las completan carteles circulares, como STOP e indicaciones de Prohibido el paso. Esta creación de José Fernández Ríos se llevó a cabo con materiales reciclados.

Rotonda con pantalla circular en la rúa Rosalía de Castro, en Vigo
La Universidad de Murcia también alberga una rotonda curiosa, esta vez relacionada con un proyecto estudiantil. El concurso ¿Actúa en Verde? se llevó a cabo en el año 2009, buscando vehículos sostenibles que pudieran concienciar a los conductores y convertirse en esculturas. El ganador presentó un antiguo Volkswagen Passat partido por la mitad, con una serie de plantas y flores creciendo en su interior, visible desde el exterior.
En un extremo más moderno, se encuentra Vigo. Conocida por los esfuerzos de su alcalde, Abel Caballero, por tener el árbol de Navidad más grande y luminoso de España, la ciudad gallega estrenó en 2017 una llamativa rotonda con pantalla circular. Ubicada en la rúa Rosalía de Castro, costó 95.000 euros y pretendía emitir eventos como partidos del Celta o festivales musicales. A pesar de ello, ocho años después su funcionamiento es escaso.

Rotonda con piscina en Villar de Omaña, León
Para dar y tomar
A menudo, estos espacios se utilizan como método para homenajear a su localidad, identificarla o fomentar la cultura del pueblo y la región. En el caso de Benicàssim, su acceso por la carretera CV-149 es el punto elegido para rendir tributo a la paella. Concretamente, al Día de la Paella, mediante una de 5,5 metros de diámetro. El cocinero Pepe Becerra, récord Guinness por la mayor fideuá del mundo en 1994, la donó a los ciudadanos.
Y en el espectro contrario, un pueblo de 30 habitantes como Villar de Omaña, en León, puede volverse viral gracias a su particular rotonda. Lo que la hace especial es que, tras las vallas metálicas que la protegen, se encuentra una piscina construida en 2015. Su alcalde defendió que era una iniciativa para que los niños pudieran bañarse, de forma similar a como lo hacían sus padres y abuelos de pequeños, gracias al río.