Hernán Cortés es uno de los nombres más destacados de la historia del territorio peninsular actual. Nacido en la provincia de Badajoz en 1485, fue uno de los muchos exploradores españoles y portugueses que cruzaron el océano Atlántico que acabaron con el imperio azteca en manos de la corona de Castilla, también conocidos como Conquistadores. Su lugar de origen, pero, alberga distintos puntos de interés turístico para los más curiosos.
Cortés llegó al mundo en una población denominada Medellín, que más adelante prestaría su nombre a otras localidades de Sudamérica, incluyendo la segunda ciudad más grande de Colombia. Con 2.237 habitantes registrados en el año 2024, este municipio situado a 88 kilómetros de Badajoz y otros 45 de Mérida cuenta con un gran elenco de ruinas romanas, conservadas en distintos niveles. En este sentido, uno de sus principales atractivos es el teatro.

Vista de las murallas del castillo de Medellín, en Badajoz
Desde 2007 se han realizado diferentes intervenciones arqueológicas, recuperando detalles de la estructura y otros elementos decorativos de gran relevancia, como sus columnas y piezas escultóricas. En su momento, sus asientos contaban con una capacidad para 3.200 espectadores, que visitan miles de turistas cada año. Sin embargo, el lugar más destacado de Medellín es el castillo que se alza justo por encima del teatro.
Ubicado en el centro de la población, esta fortaleza del siglo XIII es de origen musulmán, pero cuenta con múltiples reformas que se llevaron a cabo en los siglos XIV y XVI. Enrique II, en el año 1357, fue el encargado de ordenar su mayor reconstrucción, pero el edificio no alcanzaría su apogeo en el siglo XV. Desde lo alto de la colina sobre la que se erige, junto al río Guadiana, se tienen amplias vistas de toda la población.

Teatro Romano de Medellín
La cúpula del Mediterráneo
Otro destino turístico destacado es Altea (Alicante), catalogado por National Geographic como el pueblo más bonito de España. La localidad se ha ganado un hueco en la cima gracias a su literal ubicación, situada sobre una colina. Junto a sus casas de piedra blanca que relucen con la luz solar del día, destacan las cúpulas azuladas de la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, localizada en el centro histórico de la población.
“Este legado cultural bebe de su pasado íbero, romano, musulmán y cristiano, visible en sus museos, monumentos y barrios. Los períodos íbero y romano dejaron asentamientos en los alrededores de la localidad, pero fue durante la época musulmana, en la que esta localidad alicantina perteneció a la taifa de Denia, cuando se asentaron las bases de lo que hoy es Altea. Su casco antiguo, conocido como el Fornet, revela esta herencia morisca que la ha acercado al mar y ha llenado sus fachadas de azulejos”, exponen.