Daniel Illescas, 32 años: “Pensar en la muerte te paraliza. Estuve 5 días en una cueva del Amazonas sin luz, subí al Mont Blanc y viví con tribus indígenas en Ecuador y Colombia”

ENTREVISTA

“Soy una persona a la que le encanta la adrenalina, me gusta vivir experiencias de todo tipo, ya sean deportes de riesgo o desafíos completamente distintos”, confiesa Daniel Illescas para La Vanguardia

Daniel Illescas, 32 años: “Pensar en la muerte te paraliza. Estuve 5 días en una cueva del Amazonas sin luz, subí al Mont Blanc y viví con tribus indígenas en Ecuador y Colombia”

Daniel Illescas, retrato

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Daniel Illescas (Barcelona, 1993) a sus 32 años ha vivido casi todas las experiencias que cualquiera podría desear a su edad. Ha practicado actividades extremas como el paracaidismo o la escalada, ha visitado el Amazonas o incluso ha vivido con tribus indígenas en Ecuador y Colombia. 

Su historia comenzó a los 15 años, cuando empezó a compartir su vida en redes sociales a través de Fotolog. Hoy en día, el catalán se ha consolidado como uno de los creadores de contenido más destacados de España, logrando vivir de su pasión. “Siempre me ha gustado el mundo de la fotografía. Mi padrino era fotógrafo de moda, y todo lo que sé sobre fotografía lo aprendí de él”, confiesa Daniel Illescas para La Vanguardia. 

Daniel Illescas viajando

Daniel Illescas viajando

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Inicialmente, comenzó su carrera como modelo en busca de oportunidades. Con el tiempo, su pasión por viajar y compartir sus experiencias en redes sociales se convirtió en una parte fundamental de su vida. “Al principio usaba Instagram solo para divertirme, sin imaginar que podría llegar a ser un trabajo”, revela. “Mi hobby siempre había sido hacer fotos y viajar, pero en aquel entonces lo hacía como podía, sin muchos recursos y buscando cómo salir adelante", confiesa.

No suelo hacer planes con meses de antelación, porque de repente me puede surgir algo y tengo que improvisar

Daniel IllescasCreador de contenido

Recuerda perfectamente el momento en que una marca le escribió por primera vez para ofrecerle un regalo, un hito que marcó el comienzo de su carrera profesional. Hoy, viaja por el mundo, descubriendo nuevos países y compartiendo sus vivencias con miles de seguidores.

Daniel Illescas

Daniel Illescas

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¿Cómo es tu día a día?

Mi día a día es un caos. Sobre todo, requiere muchísima organización y logística, porque nunca sé con certeza qué estaré haciendo la semana que viene. No suelo hacer planes con meses de antelación, porque de repente me puede surgir algo y tengo que improvisar. Eso sí, dentro de todo este caos, trato de organizarme bien. 

Aparte de los trabajos que me salen, también busco crear mi propio contenido. Siempre intento aprovechar al máximo cada oportunidad. Por ejemplo, si una marca me lleva a un destino para un trabajo, gestiono mis vuelos de forma que pueda alargar la estancia y visitar otros sitios por mi cuenta. Como la marca me paga la ida y la vuelta, organizo el resto para exprimir al máximo el viaje.

Daniel Illescas en el mar

Daniel Illescas en el mar

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Parece complicado coordinarlo todo… ¿Cómo decides qué hacer y qué descartar?

Es difícil, pero al final se trata de priorizar. Hay campañas que se cierran con mucha antelación, como las de Navidad o algunas acciones para determinadas fechas. Esas sí que quedan más fijas en el calendario. Pero más allá de eso, hay que ir decidiendo sobre la marcha qué vale más la pena. A veces te surge un evento o un viaje y tienes que evaluar si realmente te aporta algo o si prefieres dedicar ese tiempo a otra cosa.

Soy una persona a la que le encanta la adrenalina, me gusta vivir experiencias de todo tipo, ya sean deportes de riesgo o desafíos completamente distintos

Daniel IllescasCreador de contenido

Soy una persona inquieta, me gusta hacerlo todo, pero con el tiempo he aprendido a priorizar lo que realmente me llena. Y, en mi caso, eso son los viajes y las experiencias. Ahí es donde pongo el foco.

¿Cuál dirías que ha sido la aventura más desafiante que has vivido?

He vivido muchas experiencias, aunque siempre quedan mil cosas por hacer. El mundo es muy grande y está repleto de nuevas oportunidades y experiencias...

¿Lo primero que se te venga a la mente?

Soy una persona a la que le encanta la adrenalina, me gusta vivir experiencias de todo tipo, ya sean deportes de riesgo o desafíos completamente distintos. Por ejemplo, en su día me metí en MasterChef sin tener ni idea de cocinar. Fue un reto completamente diferente, pero lo hice porque me gusta vivir experiencias nuevas, ponerme a prueba y ver hasta dónde puedo llegar.

Daniel Illescas junto a su abuela

Daniel Illescas escalando

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Siempre que me propongo hacer algo que implique cierto riesgo, intento rodearme de las personas adecuadas, gente que realmente sabe lo que hace y con quienes me siento seguro. No es asumir un riesgo sin más, sino hacerlo con la máxima seguridad posible.

Ponme algún ejemplo

Pasé cinco días en una cueva en el Amazonas, sin luz y sobreviviendo dentro de ella. Tengo el título de paracaidismo, he probado el salto con traje de alas y el túnel de viento. También subí al Mont Blanc sin ser escalador profesional. He dormido en acantilados, colgado de una hamaca…

Daniel Illescas junto a su abuela

Daniel Illescas 

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¿Cómo y de dónde surgen estas ideas?

Desde pequeño siempre he sido una persona atrevida y con muchas ganas de exprimir la vida al máximo. Siempre he pensado que si me apetece hacer algo y tengo la posibilidad de hacerlo, ¿por qué esperar?

Viajar solo cuando eres joven te abre la mente y te hace espabilar. Es algo que recomendaría a todo el mundo al menos una vez en la vida

Daniel IllescasCreador de contenido

Si tengo la oportunidad de conocer a gente experta en un determinado ámbito, me gusta aprovecharla para aprender y experimentar. Pero también tengo claro que si en algún momento no me siento seguro o preparado, no lo hago. Nunca me lanzo a lo loco.

¿Cómo prefieres viajar, solo o acompañado?

He viajado de todas las formas posibles: solo cuando era más joven, acompañado, con desconocidos y con amigos, e incluso en familia.

Aprendí muchísimo de las personas que habitan la selva, tanto a nivel de vida cotidiana como a nivel espiritual

Daniel IllescasCreador de contenido

Viajar solo cuando eres joven realmente te abre la mente y te obliga a espabilar. Es una experiencia que, sin duda, recomendaría a todo el mundo al menos una vez en la vida. No siempre, claro, pero al menos una vez. Viajar solo te aporta muchas cosas: aprendes a planificarte mejor, a resolver problemas por ti mismo sin depender de nadie. Es un buen aprendizaje para cualquier persona a la que le guste viajar.

Daniel Illescas en un acantilado

Daniel Illescas en un acantilado

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Eso sí, hoy en día prefiero viajar con gente con la que me llevo bien, que me aporta buen rollo y que comparte mi misma filosofía de viaje. Si viajas con alguien que disfruta de lo mismo que tú, todo es más fácil y más divertido.

Aparte de las aventuras físicas, ¿has vivido algún desafío emocional que te haya marcado?

El desafío más grande que he vivido espiritualmente ha sido en el Amazonas, con tribus indígenas en Ecuador y Colombia. Fue una experiencia muy fuerte, tanto a nivel espiritual como personal. Nunca había sentido una energía tan especial como la que viví allí. Aprendí muchísimo de las personas que habitan la selva, tanto a nivel de vida cotidiana como a nivel espiritual. Fue un viaje que me marcó profundamente.

Puede parecer contradictorio, que haga tantas cosas de riesgo y al mismo tiempo tenga miedo a la muerte

Daniel Illescas

Me ayudó a ver la vida de otra manera, a conectar con mi esencia, con mi familia y con la naturaleza de un modo completamente diferente. Son experiencias que te cambian la perspectiva y te enseñan a valorar las cosas de otra manera. En esos lugares no dependes de nada. No tienes más que la naturaleza y la convivencia con la gente que vive allí. Es un mundo totalmente distinto al que conocemos.

¿Tienes miedo a la muerte?

Siempre lo he dicho: sí, le tengo miedo a la muerte. Es algo que reconozco y que me genera cierta angustia. Es curioso, porque puede parecer contradictorio, que haga tantas cosas de riesgo y al mismo tiempo tenga miedo a la muerte. Pero la realidad es que intento no pensar demasiado en ello. Cuando hago algo que me apasiona y me veo seguro, no pienso en el peligro.

Además, siempre digo que a veces las situaciones más cotidianas son más peligrosas que lo que la gente considera deportes extremos. Por ejemplo, a mí me da más miedo ir en patinete o en bicicleta por la ciudad que saltar en paracaídas. En el paracaidismo todo está controlado, todo el mundo sabe lo que tiene que hacer y sigues unas pautas muy concretas.

Daniel Illescas en un acantilado

Daniel Illescas en un acantilado

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Así que intento pensar que las cosas pasan como tienen que pasar. Si te paras demasiado a pensar en la muerte, te paraliza. Y yo prefiero vivir el momento, disfrutar de lo que hago y confiar en que, si me veo preparado para algo, es porque realmente lo estoy. Si en algún momento no me he sentido seguro con algo, simplemente no lo he hecho.

¿Es bueno tener miedo?

El miedo es bueno, porque te mantiene concentrado. El problema es cuando te confías demasiado. Aprendí mucho de mi instructor, quien siempre daba el buen ejemplo. Nos decía que, en actividades extremas como el paracaidismo o la escalada, la mayoría de los accidentes ocurren cuando la gente se siente demasiado confiada. Esto pasa también en situaciones cotidianas, como los accidentes de moto. Cuando vas confiado y como loco, pensando que todo está bajo control, es cuando realmente pasa algo.

¿Qué significa para ti tu abuela? En ocasiones has repetido lo importante que es para ti...

Mi abuela es todo para mí. Podría decir que es como mi segunda madre. Desde los 15 hasta los 28 años, viví con ella, hasta antes del COVID. Estuvimos en una casita, solo los dos, compartiendo cada día, las 24 horas, los 7 días de la semana. Ella fue la que me cuidó, la que me dio todo, sin olvidarme de mis padres, por supuesto, pero durante una etapa muy importante de mi vida, ella estuvo a mi lado.

Daniel Illescas junto a su abuela

Daniel Illescas junto a su abuela

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Es como esa figura presente en los momentos clave de esa edad, esa etapa en la que no sabes muy bien qué hacer con tu vida, entre los 15 y los 20 años. Ella siempre estuvo conmigo, apoyándome, dándome lo que necesitaba, incluso cuando no teníamos mucho. Ella me transmitió sus valores, y por eso le tengo tanto cariño. Hemos vivido tantas experiencias juntos, que el amor que siento por ella es único, como el de nadie más.

¿Cómo surgió la idea de viajar con ella? 

La idea de viajar con mi abuela surgió hace unos tres años. Cuando nos tuvimos que separar tras el COVID, ella se fue a vivir con mi madre, en un pueblo muy pequeño donde pasábamos los veranos. Es un lugar de solo 100 habitantes, mucho más tranquilo que la ciudad, y allí ella tenía una vida más saludable.

Daniel Illescas junto a su abuela

Daniel Illescas junto a su abuela

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Quería asegurarme de que, si algún día no estaba, sabría que había vivido todo lo que deseaba

Daniel IllescasCreador de contenido

Cuando nos separamos, empecé a darme cuenta de que estaba viviendo una vida que siempre soñé, pero me faltaba compartirla con ella. Estaba viviendo tantas experiencias, pero no las disfrutaba como cuando estábamos juntos. Y vi que mi abuela, que siempre estaba en casa viendo la televisión, tenía una rutina diaria, una vida muy repetitiva.

Fue entonces cuando pensé: “¿Por qué no cumplir los sueños de mi abuela?” Así que un día, decidí hablar con ella. Le pedí que me dijera todo lo que le gustaría hacer antes de morir. Hicimos una lista de unas 12 cosas, y durante los siguientes dos años, me encargué de cumplir cada uno de esos sueños, hasta hace dos meses, cuando completamos su último sueño.

Daniel Illescas junto a su abuela

Daniel Illescas junto a su abuela

Entre esas cosas había muchos viajes que ella nunca había imaginado que podría hacer. Por razones económicas y logísticas, no había podido permitírselos. Así que, me encargué de todo y logramos cumplirlo. Lo hice porque quería quedarme con la conciencia tranquila, sabiendo que había aprovechado al máximo nuestro tiempo juntos. Quería asegurarme de que, si algún día no estaba, sabría que había vivido todo lo que deseaba.

¿Cuál fue vuestro último viaje?

Nuestro último viaje fue a Japón. A los 85 años, mi abuela viajó a Japón conmigo, y estuvimos allí durante 20 días. Fue increíble. Conocimos muchas ciudades y exploramos muchísimos lugares durante 20 días sin parar. La verdad es que fue el viaje más difícil de organizar, pero también el más espectacular.

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