Escapada a Cuenca: un oasis de naturaleza, casas colgadas y arte en el corazón de Castilla-La Mancha
Fin de semana
La ciudad, patrimonio de la humanidad está rodeada de una colosal masa arbórea inexplorada
Cuenca, está rodeada de generosa naturaleza
Dicen los textos de historia que la ciudad, Kunka, nació en tiempos de los árabes. Pero lo cierto es que Cuenca empezó a germinar millones de años antes, cuando el mar la cubría y las conchas de moluscos compactaron en su fondo. Siglos después, las aguas desaparecieron y, sobre aquella masa de roca, la fuerza del Júcar y su afluente, el Huécar, labraron las hoces que rodean la alta colina donde se alza la localidad.
La naturaleza hecha arte entre cañones
Y es que, vista desde sus cañones, la ciudad muestra rascacielos medievales, arboledas doradas, miradores que exponen todo el esplendor de una metrópoli sumergida en las profundidades y ríos que hechizan. Porque la ciudad se alza en una elevación rodeada de tanta naturaleza que, al observarla desde arriba, impacta por su fuerza visual. El Júcar, tranquilo y caudaloso, y con agua limpia y transparente, bordea la ciudad dándole un encanto especial. Cuenca tiene magia, color, y es música en plena naturaleza.
La primera noticia documental sobre las casas colgada data del siglo XV
De aquellos tiempos en los que el mar se retiró y aparecieron los primeros dinosaurios de la tierra, en Cuenca saben mucho. Aquí está el Museo de Paleontología (MUPA), un centro innovador y referente a nivel mundial en investigación del cretácico. Coronando el cerro Molina, el paleontológico ofrece una panorámica de 360 grados de ciudad. Este edificio, de cristal y hormigón, que se alza sobre seis hectáreas, es una joya arquitectónica, y uno de los más bellos miradores.
Es un edificio perfectamente integrado en el medio y se ubica cerca del entorno donde surgen los fósiles, su materia prima. Y es que, a menos de 20 kilómetros, están las Hoyas y lo Hueco, dos de los yacimientos más importantes de Europa, que desvelan los últimos 500 años de la historia del planeta. El MUPA es un modelo de sostenibilidad y todo un ejemplo de aprovechamiento del patrimonio local, donde todo apunta a que será un centro referente de investigación paleontológica a nivel europeo.
El Museo de Paleontología tiene piezas procedentes de yacimientos que abarcan los últimos 550 millones de años de la historia de la tierra
Arte, arte y más arte
En esta ciudad todo es arte. Uno de los iconos de Cuenca es el Museo de Arte Abstracto, suspendido en el aire dentro de las legendarias casas colgadas. Alfred Barr, fundador del MoMA de Nueva York, dijo que esta galería es “el museo pequeño más bello del mundo”. En la del Rey, la más famosa de las casas colgadas, está la sede de este icónico centro, creado en 1966, y gestionado desde 1980 por la prestigiosa Fundación March.
Su concepto sigue asombrando tal y como lo hizo en la época en la que el arte de vanguardia era visto como subversivo. Hoy, esta joya es el testimonio de uno de los primeros museos de Europa y del mundo creado por artistas. Supone todo un choque entre lo rural de su diseño y las obras que pueblan sus paredes. Es todo un laberinto de escaleras, saloncitos, y pasillos donde gozar de su colección. Y hasta que en 1985 se inaugurase el Reina Sofía, era el único lugar en España en el que se podía ver arte contemporáneo.
El Espacio Torner acoge la obra del genial artista conquense Gustavo Torner, que este año cumplirá un siglo de vida
Otra joya oculta es el Espacio Torner, al que se accede a través del puente de San Pablo. Esta pasarela de hierro centenaria lleva al convento de San Pablo, hoy parador de turismo, al que está adosada la iglesia gótica del antiguo convento de dominicos, del siglo XVI. En ella está este espacio que acoge la obra del genial artista conquense Gustavo Torner, que este año cumplirá un siglo de vida. Es otro ejemplo de edificio antiguo ocupado por vanguardia. En pleno silencio eclesiástico, bajo unos impresionantes arcos góticos, se respira las influencias a lo largo de su carrera, en la que se ha adentrado en los campos de pintura, escultura, dibujos, serigrafía, y obra gráfica.
La fundación Antonio Pérez es otro bastión de arte. La fundación está en la parte más alta de la ciudad, muy cerca del castillo. Muestra pinturas, grabados, y esculturas, que ocupan las salas de un antiguo convento carmelita. Recorre el informalismo, lo abstracto y el pop a través de la magia de Warhol, o del propio Antonio Pérez, pasando por Chillida, Gordillo, Saura, y Millares. La fundación Antonio Pérez es todo un referente internacional.
La fundación Antonio Pérez ocupa un antiguo convento de las carmelitas descalzas
Y arte son las casas colgadas que conforman una edificación singular que pende sobre la sima gracias a un arcaico andamiaje de vigas. Ya estaban habitadas en el siglo XV, y hasta mediados del XVIII alojaron la Casa Consistorial.
Callejear por la edad media
Cuenca es una auténtica ciudad encantada que combina barrios medievales con un laberinto de calles estrechas y empedradas, junto a su cara más salvaje, entre cortados y naturaleza.
Y para perderse por el medievo nada mejor que su plaza Mayor, punto de encuentro y de partida hacia la magia de la ciudad. A su vera, la catedral de Santa María y San Julián, de finales del XII, es un emblema de Cuenca, que entre los siglos XV y XVI se fue ampliando. Ha sido, por iniciativa de Miguel Ángel Albares, su canónigo mayor, la primera catedral en convertirse en un espacio expositivo de obras contemporáneas, con magníficos vitrales.
Más allá de las casas colgadas
Más allá de las conocidas casas colgadas, Cuenca tiene rincones menos transitados con un gran encanto. Sin ir más lejos, la calle de San Pedro serpentea hasta la iglesia de San Pedro, ofreciendo vistas panorámicas de la Hoz del Huécar.
Santa María y San Julián es sido la primera catedral en convertirse en un espacio expositivo de obras contemporáneas
Otra joya es la plaza del Trabuco, un espacio tranquilo rodeado de arquitectura tradicional donde se respira la esencia medieval de la ciudad. Un tesoro menos conocido es el Museo de la Semana Santa, que, en la antigua iglesia de San Andrés, ofrece una visión íntima de esta celebración tan arraigada en la cultura conquense.
Y, sin duda, el hospital de Santiago, mandado construir en el siglo XII por el rey Alfonso VIII para la orden militar de Santiago, es otro tesoro oculto que fue, desde hospital, hasta cuartel general durante la guerra de la Independencia. Y aunque algo más conocida, y en el antiguo barrio judío, no hay que dejar de subir a la torre de Mangana, otro de los símbolos de Cuenca. Se cree que su origen se remonta al siglo XVI, aunque ha sufrido diversas reconstrucciones.
La recomendación
Una tirolina de vértigo
Para los amantes de la adrenalina, en Cuenca está la tirolina urbana doble más larga de Europa. Con un recorrido de 445 metros y una altura de 120 metros, sobrevuela la Hoz del Huécar con unas vistas espectaculares de la ciudad.
La tirolina de Cuenca permite contemplar vistas espectaculares
Dónde dormir
Posada de San José. Este hotel declarado Bien de Interés Cultural situado en el casco histórico ocupa una casa-palacio de 1621 sobre el abismo de la Hoz del Huécar. Hoy es un alojamiento con mucho encanto con vistas espectaculares.
La Casita de Cabrejas. En Jábaga, a 10 kilómetros del centro de Cuenca, La Casita de Cabrejas es un paraíso natural para descansar y disfrutar de actividades de turismo activo. Rodeada de jardines y viñedos, dispone de 14 habitaciones con encanto.
Dónde comer
Si la ciudad sorprende, su mesa impacta. La gastronomía conquense, una gran desconocida, es pura magia en el mantel.
Raff San Pedro. En unas históricas caballerizas del siglo XVI el restaurante ofrece productos de temporada y km 0 a poniendo en valor la rica herencia culinaria de Castilla- La Mancha, con toques vanguardistas. Con una excelente bodega de vinos de Cuenca, tiene un Sol de la Guía Michelin. Se aconseja reservar.
El Gallo. Es un establecimiento sencillo, pero con encanto con las mejores tapas y raciones de la ciudad. El gastrobar, todo un referente de la cocina local, tiene una carta no es muy extensa, pero con producto de temporada y de calidad.
Figón del Huécar. Con una bodega visitable y vistas hacia la Hoz del Huécar, fue la casa de José Luis Perales. Platos como la caldereta de cordero, el ajoarriero, el morteruelo, y la perdiz figuran en su carta.
La Ponderosa, el tapeo de pie. Con más de 35 años haciendo tapas, sus propietarios son toda una institución gracias al producto, al sabor y a la calidad. Ofrece ricas variedades de tomates, setas de temporada y clásicos de la cocina manchega.
Confitería Ruiz, una dulce tradición. Con aspecto vintage, es una pastelería artesana que elabora dulces típicos. Es el lugar ideal para desayunar antes de salir a recorrer la ciudad o para degustar una deliciosa merienda.