¿Te imaginas a Marco Aurelio explicándote in situ cómo era un día normal en la antigua Roma? ¿Y recrear episodios históricos de los jemeres durante la construcción de Angkor Wat? Un nuevo restaurante que no conocías (y te encantará), o rutas personalizadas por Indonesia adaptadas al clima, la seguridad o tus gustos.
Desde 2022, la irrupción de la inteligencia artificial (IA) ha transformado por completo nuestra realidad. Un momento de la historia en que la tecnología se vuelve transversal en todos los aspectos de la sociedad, incluyendo el sector del turismo.
Muchas empresas han comenzado a implementar la IA en sus sistemas a la hora de acelerar procesos y simplificar tareas
En un mundo donde la tecnología maneja millones de datos, simplifica tareas y conoce tus preferencias, ¿cómo cambia la inteligencia artificial el futuro de los viajes?
Turismo e inteligencia artificial: el arte de llegar antes
El sector del turismo ha vivido diversas transformaciones desde el final de la pandemia: de la sed de viajes por parte de miles de personas, hasta los desafíos sostenibles en una burbuja tan peligrosa como el overtourism, pasando por los pasos de gigante que ofrece la tecnología en los últimos años.
En una ponencia ofrecida el pasado mes de abril, Pilar Crespo, directora regional de Booking, ya anunció el uso de inteligencia artificial que la web de reservas estaba implementando a través del machine learning como forma de reenfocar la tecnología hacia una personalización total del viaje. No es el único referente, y son ya muchas empresas que han comenzado a implementar la IA en sus sistemas a la hora de acelerar procesos y simplificar tareas. Una de ellas, es Turismo de Benidorm.
Los viajeros pueden obtener asistencia inmediata y hacer consultas con rapidez, sin embargo, la IA también tiene contras
“Desde que fuimos el primer Destino Turístico Inteligente certificado en España, la IA forma parte de nuestra gestión”, cuenta a La Vanguardia Antonio Sánchez, consultor ejecutivo IA turística y big data, además de creador de contenidos en Turismo de Benidorm. “Entre los cambios actuales de la inteligencia turística, contamos con herramientas de escucha activa e IA semántica como Mabrian -empresa especializada en big data del sector hotelero -, y analizamos millones de datos de redes sociales y portales de opinión que podemos transformar en decisiones para adaptar a nuestras acciones a intereses, mercados y perfiles concretos”.
Antonio también nos habla de la planificación simplificada, mediante la que los viajeros ya pueden obtener respuestas inmediatas del estilo “¿Qué excursión me recomiendas con niños en Benidorm?”, gracias a sistemas de IA integrados en buscadores como Google y sin tener que navegar entre diferentes plataformas y webs.
Intuyo que pronto será posible con nuestros propios teléfonos hacer uso de las visitas de realidad aumentada”
“La inteligencia artificial también ha transformado por completo cómo planificamos y creamos nuestros contenidos”, añade Antonio. “Utilizamos herramientas para adaptar vídeos a diferentes idiomas, automatizar subtítulos y voces, generar imágenes o vídeos atractivos que conecten con distintos perfiles de audiencia y así aumentar la productividad en procesos creativos. También nos ayuda en el servicio de atención al visitante 24/7 gracias a modelos escritos por voz, atendiendo en varios idiomas y guiando al visitante de forma objetiva y actualizada”.
A ello, cabe sumar la gobernanza turística inteligente, basada en datos que incluso ayudan a controlar la gestión del agua gracias a plataformas como Dinapsis, además de la movilidad urbana o el uso de espacios naturales, integrando IA para simular escenarios y prevenir sobrecargas en temporadas altas, tal y como relata Antonio.
Sin embargo, también hay algunos contras: “existe un riesgo de pérdida de autenticidad, ya que aunque los asistentes virtuales son eficientes, las respuestas automáticas pueden carecer de contexto, afectando la calidad de la atención al cliente”.
La hospitalidad sigue requiriendo empatía y trato directo: “la gran dificultad reside en gestionar la confianza del usuario, ya que las audiencias están cada vez más alerta a los patrones artificiales. El reto hoy está en generar contenido auténtico, veraz y alineado con las expectativas del visitante real.”
Inteligencia artificial en los viajes: una cuestión humana
“Me imagino circuitos turísticos temáticos según el gusto del visitante. Los viajes pueden llegar a ser aún más auténticos de lo que son”, cuenta a La Vanguardia la community manager de Planeta Dunia, Ana Isabel Escriche, al preguntarle por su visión de la IA desde una perspectiva viajera.
“Como amante de las antiguas civilizaciones, intuyo que pronto será posible con nuestros propios teléfonos hacer uso de las visitas de realidad aumentada que ya existen en museos a través de tablets. Sería maravilloso que simplemente con enfocar con tu cámara un lugar apareciera una reconstrucción de la época romana o que te hablara un personaje histórico de lo que pasó allí hace cientos de años.”
La IA podría recomendarnos experiencias personalizadas acorde con nuestro presupuesto
Ana también predice que podremos recibir recomendaciones de restaurantes según las preferencias gastronómicas y el presupuesto. O traducciones simultáneas que mejoren hasta tal punto que nos permitan comunicarnos en cualquier idioma con tan solo pensarlo, algo que muchos hoteles ya están aplicando, desde páginas web con asistentes y bots, hasta habitaciones con programas de realidad virtual. Soluciones que muchos también ven como una amenaza cuando hablamos de capital humano.
“La tecnología también supondrá una brecha social, ya que se enfoca cada vez más a la clase media-alta y supondrá la sustitución de muchos puestos de trabajo”, reflexiona Ana. “Además, según algunos expertos, los viajes low cost van a desaparecer y volverán a ser un lujo que muy pocos van a poder disfrutar. ¿Nos ayudará la IA a repartir mejor la riqueza? Lamentablemente, creo que no, pero ojalá me equivoque.”
Porque el turismo habla de personas, y en un mundo basado en la personalización, el ser humano también necesitará abrazar la autenticidad más que nunca: “hay mucho ruido en nuestros cerebros y tenemos que buscar alternativas para darle descanso. Siempre habrá espacio para las actividades más sencillas y naturales como los paseos por la naturaleza o el chapuzón en la playa. Vivir experiencias y festividades con o de la cultura local que se visita, saborear la gastronomía del país o adentrarse en un mercado, aunque lo hayamos planeado con inteligencia artificial”.
Y es que en los viajes actuales se sucede una curiosa dicotomía: nunca estuvimos tan hiperconectados y, sin embargo, buscamos desconectar más que nunca. Lo confirman tendencias como los viajes detox o las escapadas Antitech, basadas en conocer destinos y experiencias sin necesidad de utilizar el móvil.
El humano siempre necesitará disfrutar del momento y de la naturaleza
Aunque hay opiniones que abogan por un equilibrio entre la desconexión y la tecnología de una forma más eficaz, potente y personalizada: “El ser humano siempre va a necesitar perderse, vagar, deambular por ciudades y caminos, perder el miedo o la desazón que implica aburrirse y apreciar el paso del tiempo viviendo el presente, el aquí y el ahora. Cuanto más omnipresente sea la tecnología, más valoraremos las experiencias sin ella, reconectar con el silencio, la lentitud y el trato humano”.
Desde luego, el futuro de los viajes sigue siendo una incógnita, pero, sin duda, nunca fue tan paradójico: quizás nuestras aventuras estén más sometidas a la personalización y los algoritmos, pero necesitaremos seguir sintiendo la brisa, saborear el momento y sentir el mundo con las manos. Lo tangible, lo emocional. Porque una máquina puede aprender, incluso guiarte, pero nunca podrá describir qué se siente al ver el mar.


