El jardín público situado en lo alto de un polémico rascacielos londinense

Mundo insólito

El Sky Garden, que ocupa el piso 36 del edificio conocido como 'Walkie-Talkie', permite realizar un recorrido entre exuberante vegetación tropical

El Sky Garden ofrece hermosas panorámicas de la ciudad

El Sky Garden ofrece hermosas panorámicas de la ciudad

© visitlondon.com/Antoine Buchet

En apenas 18 segundos de un silencioso y aparentemente inmóvil viaje, casi un “teletransportador”, los ascensores exprés del edificio Sky Garden de Londres conectan el nivel de la calle Fenchurch con el piso 36. Al abrirse las puertas, los visitantes se encuentran en un lugar inevitablemente caldeado por el sol: el rascacielos de cristal recibe los rayos del astro rey y genera una atmósfera de temperatura elevada.

La vista que se consigue desde el mirador es prodigiosa. A los pies, el río Támesis. A la derecha, los edificios más emblemáticos de la capital británica, como el Big Ben y el parlamento o la catedral de San Pablo. Pequeñita, debajo, la torre de Londres.

Para los impulsores del rascacielos, este piso organizado como un jardín de gradas que se vierte sobre el balcón (cerrado) que obtiene esas maravillosas vistas es el espacio verde más alto de la ciudad. Calificarlo de parque sería exagerado, pues el recorrido entre la exuberante vegetación tropical –seguramente la única capaz de sobrevivir a una temperatura media tan elevada por el efecto invernadero– dura tan solo cinco minutos. Pero es innegable que el espacio es realmente singular.

Para la maledicencia londinense, el 20 de Fenchurch Street es El Walkie-Talkie. Es el apodo que se le ha dado al gran edificio inaugurado en 2015 con notable polémica, pues se sitúa en un barrio donde interfiere la visión del más destacado de los templos cristianos de la ciudad, la catedral. El mote le viene por su aspecto.

Vegetación tropical y vistas infinitas desde el piso 36

Tras rebajas en la altura propuesta y varias adaptaciones, el rascacielos consiguió abrirse paso en un barrio fronterizo con Whitechapel. Está muy cerca del conocido Monument, la columna conmemorativa del gran incendio de 1666. Otro de los argumentos que los críticos aportaban: ese recordatorio ha quedado ensombrecido por la construcción de los nuevos rascacielos del distrito.

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Si uno se abstrae de la polémica historia del Walkie-Talkie, la estancia en el mirador del piso 36 es una delicia. Es verdad que la vegetación plantada recuerda a un parque, pues hay un senderito que la recorre, y en algunos rincones uno olvida que se halla a decenas de metros sobre el nivel del suelo. Plantas de las antiguas colonias británicas –Kenia, Sudáfrica, Australia– pueblan los parterres, con su conveniente señalización didáctica. 

Hay algunos recodos con bancos en los que resguardarse y aislarse del pequeño jaleo que hay en la parte inferior de la grada, donde los visitantes van exclamando y señalando con el dedo los edificios que reconocen, ayudados por los esquemas dibujados en las paredes de vidrio. Algunos árboles han crecido tan bien en estos diez años que están ya tocando el techo transparente, y pronto habrá que pensar qué hacer con ellos.

Vista aérea del edificio Walkie Talking al atardecer

Vista aérea del edificio, conocido como 'Walkie-Talkie' (a la izquierda), al atardecer

Getty Images

El acceso al piso 36 del Sky Garden es gratuito, pero hay que tramitar una entrada por internet, para que los aforos autorizados nunca se superen. A media tarde en invierno y hasta el crepúsculo en verano el espacio verde está abierto a todo aquel que lo solicite. Pero cierra de noche, especialmente para que funcionen los restaurantes y bares de copas instalados en él. Es otra de las críticas de los más severos con el invento: no es público todo el tiempo.

La intrahistoria asegura que la concesión del jardín público fue la contrapartida de los inversores coreanos del rascacielos para conseguir salvar las restricciones municipales de construcción de un gran edificio entre San Pablo y la torre de Londres, y prácticamente pegado al Monument.

Además de los servicios de restauración, el rascacielos ofrece actividades como saludos al sol en sesiones de yoga matinales y actuaciones musicales nocturnas. Estas actividades se celebran cuando el piso 36 está cerrado al público.

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