Durante mucho tiempo, viajar sin compañía se veía como algo excepcional, casi extraño. Parecía reservado para aventureros muy experimentados o para quienes no tenían más remedio. Sin embargo, esa mirada ha cambiado por completo. Hoy, los viajes en solitario son una tendencia global al alza, elegida por personas de todas las edades que buscan libertad, autoconocimiento y experiencias que encajen con su propio ritmo.
Cada vez más viajeros se atreven a dar el paso y descubrir que desplazarse sin depender de otros abre un abanico de oportunidades: conocer gente de todo el mundo, improvisar sin explicaciones, profundizar en la cultura local y, sobre todo, reconectar consigo mismos. Este auge, además de transformar la forma en que se viaja, también ha obligado a la industria turística a adaptarse y ofrecer experiencias pensadas específicamente para quienes prefieren recorrer el mundo por su cuenta.
Cifras que hablan por sí solas
El auge de los viajes en solitario
Los datos muestran la magnitud del fenómeno. Solo en Estados Unidos, el mercado de viajes en solitario generó 95.000 millones de dólares en 2024, y las previsiones apuntan a que superará los 190.000 millones en 2030, según Research and Markets. Además, la búsqueda del término “viaje en solitario” superó las 60.000 consultas en julio, su máximo histórico, de acuerdo con Glimpse/Google Trends.
Viajar solo es cada vez más habitual
Y aunque se trata de una tendencia transversal, destacan especialmente los jóvenes, ya que más del 75% de millennials y generación Z planearon un viaje en solitario el año pasado, según American Express. Además, Virtuoso también revela un dato revelador: el 71% de quienes viajan solos son mujeres, impulsadas por una mayor seguridad y conectividad.
Ante este panorama, es lógico que numerosas compañías estén lanzando programas específicos para este tipo de viajeros.
Cómo responde la industria
Viajes diseñados para quienes exploran por su cuenta
“Hemos visto un gran aumento de viajeros en solitario, es decir, reservas individuales para un viaje”, explica Alex Sánchez, gerente de marketing de consumo en Estados Unidos de G Adventures. Señala que una de las teorías más extendidas es que la pandemia actuó como detonante, ya que mucha gente decidió dejar de posponer sus viajes soñados y entendió que no necesitaba esperar a nadie para realizarlos. “Así, nuestras reservas individuales se dispararon, y esta es una de las razones por las que creamos nuestro estilo de viajes “Solo-ish””, afirma.
El objetivo es claro: ofrecer seguridad, comodidad y la posibilidad de conocer a personas afines sin renunciar a la independencia. “Queremos que quienes viajan solos se sientan bienvenidos y seguros, y también darles la oportunidad de conocer gente con ideas afines en el camino”, añade Sánchez.
“Queremos que quienes viajan solos se sientan bienvenidos y seguros, y también darles la oportunidad de conocer gente con ideas afines en el camino”
Los primeros días de estos tours están pensados para fomentar la conexión entre los viajeros mediante actividades diseñadas especialmente para romper el hielo. Más adelante, se incorpora tiempo libre para que cada persona pueda decidir si explorar sola o seguir compartiendo experiencias con el grupo.
Nepal, el destino estrella para quienes viajan solos
Entre los más de 30 tours “Solo-ish” que G Adventures lanzó el año pasado, Nepal se ha convertido en uno de los grandes favoritos. Un país que muchos asocian únicamente al Everest (y a sus ocho montañas entre las diez más altas del mundo) pero que, según Jamuna Khatri, CEO de G Adventures en Nepal, tiene muchísimo más que ofrecer.
Khatri destaca que el itinerario comienza en Katmandú con una actividad que siempre funciona para unir al grupo: una clase de cocina para preparar momos, un plato típico nepalí. “El grupo crea vínculos cocinando juntos, y la conversación suele fluir a medida que las personas se conocen”, explica.
El viaje avanza por ciudades como Bhaktapur, donde se visita Durbar y la plaza Datatreya antes de una clase de pintura, y continúa con excursiones como la caminata hasta Champa Dev o las visitas a templos budistas e hinduistas en Pharping. Uno de los momentos más esperados es el Safari en el Parque Nacional Real de Chitwan, donde es habitual avistar rinocerontes. Antes de finalizar, el grupo llega a Pokhara, donde suelen aprovechar el tiempo libre, ya completamente unidos.
Rinocerontes salvajes asiáticos en Chitwan, Nepal
Khatri resume por qué esta fórmula funciona: organizar un viaje con amigos o familia es cada vez más difícil, y la falta de coincidencia de horarios puede hacer que un viaje se posponga una y otra vez. “Con los viajes en solitario, no hay que esperar a nadie para viajar, así que se puede viajar en cualquier momento y conectar con nuevos amigos y personas de todo el mundo”, destaca. Para muchos, esa libertad es impagable.
Turismo comunitario: viajar conectando con quienes nos reciben
Los tours “Solo-ish” tienen otra particularidad. Todas sus directoras de experiencia son mujeres. “La mayoría de los viajeros en solitario tienden a ser mujeres, y pensamos que era muy importante que sintieran que cuentan con una guía profesional local que está a su disposición”, señala Sánchez. Es, también, una manera de generar oportunidades laborales en países donde puede ser difícil para las mujeres trabajar como guías.
Además, G Adventures integra el turismo comunitario como pilar fundamental, colaborando con Planeterra, una organización sin fines de lucro que impulsa proyectos locales para asegurar que los ingresos del turismo beneficien directamente a las comunidades. En Nepal, por ejemplo, los viajeros desayunan en un pueblo cercano a Sarangkot con mujeres que gestionan una plantación rural de café.
Según Sánchez, los viajeros buscan cada vez más experiencias auténticas que generen impacto positivo. Y también se muestran más conscientes del turismo excesivo. “Tenemos la responsabilidad de no llevar a la gente a lugares saturados”, señala. Por eso buscan destinos menos conocidos o fomentan viajar en temporada baja.
Nuevos destinos, nuevas formas de recorrer el mundo
Marruecos, Costa Rica, Nepal y China están entre los destinos más demandados por quienes viajan solos. Pero más allá del lugar, la clave es la forma de viajar. “Queremos romper con la idea de que viajar en solitario significa estar solo en una montaña en un país diferente”, explica Sánchez. Los tours están pensados para grupos pequeños (entre 8 y 16 personas), lo que permite combinar independencia y acompañamiento de forma natural.
“Queremos romper con la idea de que viajar en solitario significa estar solo en una montaña en un país diferente”
En definitiva, viajar solo puede imponerse al principio, aunque quienes lo han probado suelen coincidir en que termina convirtiéndose en una de las experiencias más transformadoras de su vida. Hay algo liberador en elegir el ritmo propio, en dejar espacio a los encuentros inesperados y en comprobar que el mundo se vuelve más accesible cuando nadie marca el camino por ti.


