Las escapadas por el sur de Francia son muy atractivas para cualquier viajero español, especialmente para los que viven en el norte de la Península Ibérica. A solamente cuatro horas de la frontera española en coche, existe un departamento francés que no es tan conocido como la Provenza, Occitania o Burdeos, pero que está plagado de magia y pueblos medievales. Su nombre es Dordoña en castellano, Dordogne en francés, y proviene del río Dordoña, que lo atraviesa. Forma parte la región de Nueva Aquitania o Nouvelle-Aquitaine.
Dordoña
Sin embargo, la propia página oficial de la Agence Nationale du Tourisme francesa, en sus recomendaciones de visita a esta mágica región del sur de Francia, designa al territorio como Dordoña-Périgord. ¿Cuál es la diferencia entre ambos? Périgord es el nombre de la antigua provincia que precedió al departamento, cuyo territorio está repartido precisamente entre los departamentos de Dordoña y Lot y Garona. Sus habitantes, los perigordinos —périgourdins, en francés—, descienden del pueblo galo de petrocorii, aunque también fueron sometidos por los romanos.
La tierra de los 1.001 castillos
Dordoña-Périgord se conoce popularmente como “la tierra de los 1.001 castillos” y, según indican desde la Agencia Nacional de Turismo francesa, 44 de ellos están incluidos en el inventario de Monumentos Históricos y pueden visitarse. Estos castillos varían desde fortalezas medievales hasta palacios renacentistas y se encuentran por todo el departamento, con muchos concentrados en valles, como el Vézère. “Dordoña y Périgord evocan con razón imágenes de tierras magníficas, repletas de historia, cultura y oportunidades de descubrimiento. Estas dos regiones son famosas por sus pueblos pintorescos, sus paisajes verdes y ondulados y su cocina gourmet”, apuntan desde la oficina de turismo del Valle de Vézère.
Los castillos más llamativos para visitar en Dordoña son el Castillo de Castelnaud, que cuenta con un Museo de la Guerra en la Edad Media, repleto de armaduras; el Castillo de Beynac, una fortaleza medieval con vistas espectaculares y un fotogénico pueblo medieval a su lado (Beynac-et-Cazenac) o el Castillo de Bourdeilles, una doble fortaleza renacentista.
Las cuatro regiones tradicionales de Périgord
El antiguo condado de Périgord está subdividido a su vez en cuatro regiones: el Périgord negro, el Périgord verde, el Périgord blanco y el Périgord púrpura, cada uno con una historia y una cultura diferente que los distingue entre sí. La región más famosa es, sin duda, la del Périgord negro, también conocido como Sardalais. Sus principales atractivos turísticos incluyen la imperdible cueva prehistórica de Lascaux, la ciudad medieval de Sarlat, el ya mencionado castillo de Castelnaud-la-Chapelle o el precioso pueblo de Domme, considerado uno de los más bonitos de Francia.
Joana, una turista barcelonesa, compartió con la Agencia Nacional de Turismo francesa sus primeras impresiones en Sarlat, después de ganar un viaje por Dordoña-Périgord en un sorteo: “Subimos con el ascensor de la Iglesia de Santa María y en pocos segundos pasas de la actualidad al medioevo, es increíble”.
El Périgord púrpura debe su nombre al color que toman las hojas de la vid en otoño en los viñedos de Bergerac, la localidad más importante de la zona, famosa por sus vinos. “Es allí, a lo largo del río Dordoña, donde caminamos por la frontera que separó Inglaterra y Francia durante la Guerra de los Cien Años”, añaden los responsables turísticos de la zona.
Por su parte, el Périgord verde, es la parte más rural de la región, ideal para quienes buscan tranquilidad. Su principal atractivo turístico es el pueblo de Brantôme, también conocido como la “Venecia del Périgord Verde”. Por último, la capital del departamento y centro neurálgico de Dordoña, Périgueux, se encuentra en el Périgord blanco. La región al completo espera a aquellos viajeros que buscan algo más que los destinos habituales de Francia.

