Cubrir a una husky con nieve puede parecer un juego cualquiera, pero, para Sakari, fue mucho más que eso. Era la primera vez que disfrutaba del invierno como realmente merece un perro de su raza.
Phil, su dueño, empezó a cubrirla con montones de nieve mientras ella se dejaba enterrar tranquila, como si estuviera descubriendo algo que siempre había sido suyo pero que nunca había tenido. “Empezó a ponerle nieve encima. Ella se quedó allí tirada. Así que siguió enterrándola. Se me derritió el corazón porque, de donde ella venía, no disfrutaba mucho de la nieve”, confesó su esposa.
La nueva vida de Sakari
La nieve, el refugio y una husky feliz
Sakari llegó a sus vidas desde un lugar complicado. Vivía encerrada en una perrera con 40 perros más, donde la falta de atención y espacio para jugar formaban parte de su día a día. Sin embargo, su espíritu dulce y su carácter afable se hicieron notar enseguida. “Cuando Phil y yo nos pusimos a su altura, se puso boca arriba y nos enseñó la barriga”, explicó.
A pesar de todo lo que había pasado, Sakari no tardó en confiar y disfrutar de los pequeños gestos de cariño: “El vínculo de Sakari con Phil empezó inmediatamente. Realmente busca consuelo en él”. Y esa conexión se hizo aún más fuerte cuando él decidió construirle su primer fuerte de nieve, un detalle que no solo mostraba su dedicación, sino que también permitió que la husky volviera a ser, simplemente, un perro disfrutando de las cosas simples.
No obstante, el primer fuerte no fue un éxito total. Sakari lo dejó claro desde el principio: no quería entrar. Phil no se dio por vencido y, en un segundo intento, construyó un pasadizo para facilitarle la entrada. Esta vez, fue diferente. Sakari no solo aceptó el gesto, sino que, emocionada, empezó a excavar su propio túnel, como si quisiera completar la obra.
Para sus dueños, verla disfrutar de esa manera es todo un símbolo de superación: “Me alegra el corazón que sea capaz de ser ella misma y de volver a disfrutar de ser un perro”. Sakari, enterrada en nieve y rodeada de cariño, no solo recuperó su esencia, sino que también mostró cuánto puede cambiar la vida de un animal cuando encuentra a las personas adecuadas.